Hace apenas una semana que Sanz logró alquilar la UCR, pero apenas le
entregó la llave a Mauricio, su flamante locatario ya le dijo que él no
piensa poner un peso en el alquiler. Ese es el peligro de hacer negocios
raros con alguien bueno para los negocios raros: vos te creés que
entrás como socio, pero enseguida te convertís en la ganancia del otro.
Atendamos a la cena de 50 mil pesitos que organizó Mauricio. La idea era
que los tipos más poderosos del país fueran a comer para aportar al
partido. O sea, lo mismo de siempre pero con una comida en el medio. O
sea, una cena de negocios. O sea, lo de toda la vida pero esta vez el
negocio se llama PRO, una UTE –Unión Temporal de Empresas- que competirá
por la presidencia de la nación.
Y ahí fueron con sus mandíbulas los muchachos de Bolsa de Cereales,
Bolsa de Comercio, Nidera, Techint, Roggio, Bulgheroni, Calcaterra. Este
último, Angelo Calcaterra, prácticamente fue anfitrión porque es el
dueño de la constructora y primo de Mauricio. Una constructora que
presenta siempre unos pliegos que evidentemente son fantásticos porque
no para de ganar licitaciones en esta ciudad. Todos ellos aportando para
la causa de Mauricio, que es su misma causa: la felicidad del pueblo.
Eso que siempre quisieron las grandes empresas, aunque este gobierno
nunca les dejó que lo consiguieran.
Si el menú lo hubiese armado el publicista de Massa, ese genio que
proponía Bife de Motochorro, en esta ocasión habría ofrecido: Tortilla
de Sueldos a la Española, Puré de Asignación Universal, y Jubilaciones
al Horno con Papas. Para el final, quizá habría ofrecido un más clásico e
imprescindible postre Vigilante, que es lo que hace que lo anterior se
pueda digerir a los bastonazos. Pero no hizo falta ese menú, estos
comensales siempre tienen un apetito insaciable. Por eso no los frena el
precio de ningún cubierto porque van con la ilusión de que esa comida
ya la pagaremos nosotros cuando nos coman.
Esta semana tuvimos más novedades sobre el Caso Nisman. Los diarios, que
son expertos en condensar cuestiones complejas, a estas novedades le
pusieron un nombre esclarecedor: Las Chicas de Nisman. Así pude ver la
noticia de esa organización yanqui que se llama no sé qué "democracy"
–pagada por el buitre Paul Singer– que inventó el Premio Nisman. Al
costadito, se lo juro, al costadito de esta noticia del Premio Nisman
había una foto con tres chicas en bikini. El título: Los Videos Hot de
las Chicas Nisman. Y uno se pregunta ¿cómo fue que de estar viendo
Contacto en Francia con Gene Hackman, pasamos a ver Expertos en
Pinchazos con el Gordo Porcel? ¿Cuándo fue que Nisman pasó de ser
Abraham Lincoln sin barba, a ser un Guillote Cóppola con fiscalía? ¿qué
cambió en estos días que dejamos de hablar de sus visitas a la Embajada
de EE UU y empezamos a hablar de sus visitas a Cocodrilo? ¿Cómo fue que
pasamos de discutir las alertas rojas de Interpol, a discutir cuántos
cosos tienen las chicas del fiscal en la mano? ¿Qué nos apartó de
aquellas preocupaciones sobre el Memorandum de Entendimiento con Irán y
nos llevó a preocuparnos por quién bailará con la chica del fiscal en el
programa de Tinelli? Algo pasó en el medio. Algo malo que con riesgo a
que me acusen de reduccionista llamaré: menemismo. Y es que Nisman fue
un menemista acérrimo, un menemista paradigmático, un epítome menemista,
y otras cosas esdrújulas menemistas. Su Audi prestado, su depto en
Puerto Madero, sus vacaciones con chicas, sus fotos bolicheras, su
botox, su irresponsabilidad, su bronceado VIP, su arreglo del medio
sueldo con el pibe Lagomarsino, sus paseos de compras, y su audacia para
jugar con temas tan delicados como los servicios de inteligencia, y su
desparpajo para andar intercediendo en cuestiones que muchas veces se
resuelven con guerras o con ataques terroristas, si es que podemos
diferenciar esas dos cosas.
Y los opositores, sin rendirse, siguen luchando para mantener la imagen
de Nisman según la construyeron desde el primer momento: un héroe. Y a
esta altura da un poco de ternura verlos. Que es como ver a un niño
queriendo levantar un castillito con arena seca. Pero lo cierto es que
la arena se les secó y únicamente personas moralmente irrelevantes,
algunas que se dicen periodistas independientes o fiscales ídem, pueden
seguir insistiendo en las virtudes cívicas de este trágico personaje de
la noche y los tribunales porteños. Y es que Nisman no está más, pero el
menemisman está vivo entre nosotros. El menemisman no gobierna, no
tiene buena prensa, no es la cultura dominante en estos tiempos, pero
está vivo. Está vivo en la cena de Macri, está vivo en el alquiler de
Sanz, está vivo en las noches del fiscal, está vivo en las declaraciones
de la patota de tribunales, está vivo en los comensales de billetera
suelta, está vivo en los servicios de inteligencia y en la revista que
comunica sus Noticias. Pero el menemisman es clandestino y no puede
revelar su condición.
Dicen que para analizar la realidad no hay que ver la foto, hay que ver
la película completa. Pero ahora que apareció esa foto del fiscal,
sabemos que la película ya la vimos. Y no nos gustó.
Publicado en:
http://tiempo.infonews.com/nota/148170/menemisman
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