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domingo, 22 de marzo de 2015
MENEMISMAN, por Carlos Barragán (para "Tiempo Argentino" del 22-03-15)
Hace apenas una semana que Sanz logró alquilar la UCR, pero apenas le entregó la llave a Mauricio, su flamante locatario ya le dijo que él no piensa poner un peso en el alquiler. Ese es el peligro de hacer negocios raros con alguien bueno para los negocios raros: vos te creés que entrás como socio, pero enseguida te convertís en la ganancia del otro. Atendamos a la cena de 50 mil pesitos que organizó Mauricio. La idea era que los tipos más poderosos del país fueran a comer para aportar al partido. O sea, lo mismo de siempre pero con una comida en el medio. O sea, una cena de negocios. O sea, lo de toda la vida pero esta vez el negocio se llama PRO, una UTE –Unión Temporal de Empresas- que competirá por la presidencia de la nación.
Y ahí fueron con sus mandíbulas los muchachos de Bolsa de Cereales, Bolsa de Comercio, Nidera, Techint, Roggio, Bulgheroni, Calcaterra. Este último, Angelo Calcaterra, prácticamente fue anfitrión porque es el dueño de la constructora y primo de Mauricio. Una constructora que presenta siempre unos pliegos que evidentemente son fantásticos porque no para de ganar licitaciones en esta ciudad. Todos ellos aportando para la causa de Mauricio, que es su misma causa: la felicidad del pueblo. Eso que siempre quisieron las grandes empresas, aunque este gobierno nunca les dejó que lo consiguieran.
Si el menú lo hubiese armado el publicista de Massa, ese genio que proponía Bife de Motochorro, en esta ocasión habría ofrecido: Tortilla de Sueldos a la Española, Puré de Asignación Universal, y Jubilaciones al Horno con Papas. Para el final, quizá habría ofrecido un más clásico e imprescindible postre Vigilante, que es lo que hace que lo anterior se pueda digerir a los bastonazos. Pero no hizo falta ese menú, estos comensales siempre tienen un apetito insaciable. Por eso no los frena el precio de ningún cubierto porque van con la ilusión de que esa comida ya la pagaremos nosotros cuando nos coman.
Esta semana tuvimos más novedades sobre el Caso Nisman. Los diarios, que son expertos en condensar cuestiones complejas, a estas novedades le pusieron un nombre esclarecedor: Las Chicas de Nisman. Así pude ver la noticia de esa organización yanqui que se llama no sé qué "democracy" –pagada por el buitre Paul Singer– que inventó el Premio Nisman. Al costadito, se lo juro, al costadito de esta noticia del Premio Nisman había una foto con tres chicas en bikini. El título: Los Videos Hot de las Chicas Nisman. Y uno se pregunta ¿cómo fue que de estar viendo Contacto en Francia con Gene Hackman, pasamos a ver Expertos en Pinchazos con el Gordo Porcel? ¿Cuándo fue que Nisman pasó de ser Abraham Lincoln sin barba, a ser un Guillote Cóppola con fiscalía? ¿qué cambió en estos días que dejamos de hablar de sus visitas a la Embajada de EE UU y empezamos a hablar de sus visitas a Cocodrilo? ¿Cómo fue que pasamos de discutir las alertas rojas de Interpol, a discutir cuántos cosos tienen las chicas del fiscal en la mano? ¿Qué nos apartó de aquellas preocupaciones sobre el Memorandum de Entendimiento con Irán y nos llevó a preocuparnos por quién bailará con la chica del fiscal en el programa de Tinelli? Algo pasó en el medio. Algo malo que con riesgo a que me acusen de reduccionista llamaré: menemismo. Y es que Nisman fue un menemista acérrimo, un menemista paradigmático, un epítome menemista, y otras cosas esdrújulas menemistas. Su Audi prestado, su depto en Puerto Madero, sus vacaciones con chicas, sus fotos bolicheras, su botox, su irresponsabilidad, su bronceado VIP, su arreglo del medio sueldo con el pibe Lagomarsino, sus paseos de compras, y su audacia para jugar con temas tan delicados como los servicios de inteligencia, y su desparpajo para andar intercediendo en cuestiones que muchas veces se resuelven con guerras o con ataques terroristas, si es que podemos diferenciar esas dos cosas.
Y los opositores, sin rendirse, siguen luchando para mantener la imagen de Nisman según la construyeron desde el primer momento: un héroe. Y a esta altura da un poco de ternura verlos. Que es como ver a un niño queriendo levantar un castillito con arena seca. Pero lo cierto es que la arena se les secó y únicamente personas moralmente irrelevantes, algunas que se dicen periodistas independientes o fiscales ídem, pueden seguir insistiendo en las virtudes cívicas de este trágico personaje de la noche y los tribunales porteños. Y es que Nisman no está más, pero el menemisman está vivo entre nosotros. El menemisman no gobierna, no tiene buena prensa, no es la cultura dominante en estos tiempos, pero está vivo. Está vivo en la cena de Macri, está vivo en el alquiler de Sanz, está vivo en las noches del fiscal, está vivo en las declaraciones de la patota de tribunales, está vivo en los comensales de billetera suelta, está vivo en los servicios de inteligencia y en la revista que comunica sus Noticias. Pero el menemisman es clandestino y no puede revelar su condición.
Dicen que para analizar la realidad no hay que ver la foto, hay que ver la película completa. Pero ahora que apareció esa foto del fiscal, sabemos que la película ya la vimos. Y no nos gustó.
Publicado en:
http://tiempo.infonews.com/nota/148170/menemisman
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