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sábado, 21 de septiembre de 2013
LA RENOVACION CONSERVADORA DE MASSA, por Juan Carlos Junio (para "INFOnews" del 20-09-13)
El plan antiinflacionario presentado por el
intendente Sergio Massa amerita un cuidadoso análisis. En esencia, está
fundado en una perspectiva económica ortodoxa, ya muy conocida y sufrida
por los argentinos por su carácter profundamente antipopular, y está
apuntalado desde un elenco de asesores variopinto, entre los que se
destaca Martín Redrado, conspicuo defensor de los intereses de las
corporaciones y de las doctrinas neoliberales. La propuesta de Massa incluye la reforma del Indec y la creación de
un Área de Reducción de la Inflación dentro de la Defensoría del Pueblo
de la Nación, de carácter no vinculante. Pero el punto más controversial
de su estrategia tiene que ver con la creación de un Consejo de
Inversión y Desarrollo Nacional, que estaría integrado por funcionarios
del Ejecutivo y por el presidente del Banco Central. En la práctica se
busca emular al Consejo Monetario Nacional brasileño, que tiene entre
sus principales atribuciones la fijación de las denominadas metas de
inflación. Resulta oportuno recordar que la persecución de objetivos
antiinflacionarios forma parte del viejo ideario neoliberal que ahora
intentan aggiornar vistiéndolo con un nuevo y vistoso ropaje. Las
famosas metas son pregonadas desde hace años por el FMI y se aplican en
países de la región como Brasil y Chile, que ciertamente han contenido
la inflación en niveles bajos, aunque a costa de un menor crecimiento
del PBI y del trabajo.
Siguiendo con el proyecto en cuestión, se sostiene expresamente que
el Consejo propuesto tiene el cometido de "formular y planificar una
política monetaria tendiente a garantizar la estabilidad monetaria y del
crédito" (Art. 3, inc. c). Este punto veladamente se propone modificar
nuevamente la Carta Orgánica de nuestro Banco Central, que actualmente
entre otros objetivos fija el de "promover el empleo y el desarrollo
económico con equidad social". Así fue definido por el Parlamento
Nacional, cuando reformuló drásticamente la Carta fundada en principios
doctrinarios impuestos por los preceptos del Consenso de Washington. Más allá del carácter efectista de las ideas de Massa en torno a la
inflación, a la que denomina propagandísticamente como "la otra
inseguridad", la propuesta deja enseñanzas importantes al dar una pauta
un poco más clara sobre las políticas en que se encuentran trabajando
los equipos del partido estrella de la oposición mediática. Estos
"expertos" no pierden ocasión para ofrecer sus mágicas y novedosas
recetas, que en el fondo se parecen demasiado a aquellas remanidas del
enfriamiento de la economía, con las consecuencias conocidas de recesión
y regresión en la distribución de los ingresos para la mayoría de los
ciudadanos. Desde nuestra visión, la causa fundamental que está por detrás del
aumento de precios es la puja distributiva. Al respecto, vale la pena
mencionar una encuesta reveladora de D'Alessio Irol, realizada para el
Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) en
octubre de 2012. Los encuestados, en su mayoría representantes de las
500 empresas más grandes del país, reconocieron que, luego de las
paritarias de ese año, el 49% trasladó el aumento de salarios a sus
precios. Y en particular, un 29% lo trasladó en la misma magnitud,
mientras que un 20% lo aplicó por encima del porcentaje que resulta de
la paritaria (entre 5 y 10 puntos más) (BAE 31/10/12). Queda claro que
no son los salarios los que empujan los precios, sino las decisiones
arbitrarias de las propias empresas, como una forma de incrementar su
rentabilidad. Estos comportamientos se ven favorecidos por la elevada concentración
de la economía, tanto en la esfera de la producción como de la
comercialización, con predominancia de empresas extranjeras
multinacionales. Por ejemplo, en la elaboración de bienes de consumo
masivo se observa que, para el caso de los aceites, un 80% de la
producción es realizada por dos empresas: Molinos y Aceitera General
Deheza. En el sector lácteo, el 78% es manejado por Sancor y La
Serenísima. En cuanto a los insumos críticos de la industria, Aluar es
el único productor de aluminio primario; Siderar explica el 99% de la
oferta interna de chapa laminada en frío; y en cemento Loma Negra se
encarga del 49% de la producción. En el segmento de los supermercados,
el 81% del negocio está concentrado en tres empresas. El neoliberalismo
no encuentra conexión teórica alguna entre estos datos estructurales del
aparato productivo y el proceso de determinación de los precios. Para
ellos, la concentración es una consecuencia lógica e inmodificable que
subyace al funcionamiento del libre mercado. Todo indica que los
economistas de Massa están integrados a esa visión ideológica y a los
intereses que los sustentan. En cambio, la visión asociada a la puja distributiva se orienta
inevitablemente a que el Estado tenga un rol activo y efectivo en el
control de los costos de los formadores de precios para evitar conductas
abusivas y la apropiación sin límite de ganancias. En este marco, una
de las medidas para empezar a resolver la suba de precios sería la
aplicación de una alícuota impositiva vinculada a una razonable tasa de
ganancia para cada sector. Por encima de esa tasa la tributación sería
total. Así, todo incremento de precios que supere cierto límite iría al
fisco, desincentivando las demarcaciones desmesuradas que terminan
pagando los consumidores, o sea los ciudadanos de nuestro país. Lejos de tratarse de una discusión técnica, se trata de un debate
eminentemente político, ya que en el trasfondo se dirime la disputa que
existe entre aquellos que sustentan parámetros conservadores de bajo
crecimiento y escasa inflación; y quienes bregamos por seguir ampliando
las conquistas sociales, generando empleo, mejorando los ingresos y las
condiciones de vida de la mayor parte de la población. Se trata de una
disyuntiva central a la hora de pensar en el proyecto de país que
queremos seguir construyendo. Las mentadas metas de Massa se presentan como aquel fantasma que
recorre el mundo. Pero aunque se disfrace sin Carnaval, al decir de
Discépolo, es un viejo muy conocido. Sólo trae ajuste, recesión y
pérdida del nivel de vida para la mayoría de nuestro pueblo.
Soy "Profesor de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Historia" recibido en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Ejerzo desde 1991 como docente en escuelas secundarias de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Desde marzo de 2010 edito el Blog "Mirando hacia adentro", cuyas imagenes originales serán publicadas en esta página satélite.
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