Cuando hoy usamos
términos como argentino, uruguayo, chileno, paraguayo, colombiano, boliviano u
otros similares, estamos utilizando conceptos que causarían confusión en 1810,
ya que algunos simplemente no existían, y otros tenían otro significado.
La gente de 1810 se
reconocía como “americana”, como “españoles americanos”, y como habitantes de
la ciudad o la región en la que residían. Pero todas estas nacionalidades
modernas les eran ajenas totalmente. Las actuales fronteras no existían, y
cuando figuraban en el mapa, no eran límites entre países, no eran límites internacionales. Esto se ve con
claridad en la profunda mezcolanza de personas de distintos lugares que se
observa en todo el proceso revolucionario, en todos las zonas y en ambos
bandos.
Podríamos poner muchos
ejemplos, pero algunos bastan. La Primera Junta “argentina” incluía a dos españoles
(Larrea y Matheu) y su presidente, que fue el primer Jefe de Estado
“argentino”, era Cornelio Saavedra, nacido en Potosí –hoy Bolivia-. No fue el
único caso: pocos años después sería Director Supremo del Río de la Plata (es decir Presidente
de “Argentina”) Ignacio Álvarez Thomas,
quien había nacido en Arequipa (en Perú). Como contrapartida, un correntino
criado en España, nuestro José de San Martín, fue el primer jefe de estado
peruano con el nombre de “Protector del Perú”.
Habría que señalar que
del lado realista pasaba más o menos lo mismo. Los dos generales “españoles”
que lucharon contra nuestras tropas del Ejército del Norte , Goyeneche y Pío
Tristán, eran peruanos. Y el gran enemigo del caudillo salteño Martín Miguel de
Güemes, que defendió la frontera norte amenazada por los realistas, fue el
oficial español Olañeta… que si bien había nacido en España era casi jujeño.
También podríamos
recordar a la altoperuana (hoy diríamos “boliviana”) Juana Azurduy de Padilla,
que fue Teniente Coronel del Ejército “argentino” (al menos luchaba con la
bandera celeste y blanca) ; al tucumano Bernardo de Monteagudo, que fue un
importante asesor de José de San Martín, y luego de Simón Bolívar; a José Mariano Serrano, congresal altoperuano
del Congreso de Tucumán que firmó el Acta de Independencia “Argentina” del 9 de
Julio de 1816 y que diez años después sería Presidente de Bolivia, o a general
venezolano Sucre, que completara la independencia americana expulsado a los
españoles del Alto Perú (Bolivia actual) con un ejército sudamericano integrado
por venezolanos, colombianos, argentinos, ecuatorianos, chilenos, bolivianos,
peruanos…
Cuando estos
latinoamericanos decían Patria, muchas veces pensaban en su patria chica, en la
ciudad o región donde se habían criado y habían pasado su infancia. Pero,
cuando se veían como parte de un grupo social más amplio, nuestras fronteras
actuales no tenían sentido.
A personajes como Moreno,
Miranda, San Martín, Bolívar, Artigas, Hidalgo, Belgrano, Azurduy, O’Higgins,
Castelli, Morelos, Sucre, Monteagudo, les hubiera costado mucho llamar
“extranjero” a otro latinoamericano. Quizás deberíamos aprender de ellos.
Adrián Corbella, 22 de mayo de 2013
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