13 octubre, 2020
Por Alfredo Silletta
Durante la tarde de ayer se vivieron momentos de tensión en la residencia de Olivos y en la Cámara de Diputados. La razón no fue por la llamada Marcha del Odio organizada por la oposición, sino que los intendentes del Gran Buenos Aires y dirigentes de movimientos sociales, hartos de la provocación de los medios dominantes, especialmente Clarín, estaban decididos a salir a la calle.
La militancia del Frente de Todos, cansada de tanto provocación, estaba decidida a rodear la residencia de Olivos y el domicilio de Cristina Kirchner, para frenar los escraches de la derecha golpista. Según versiones en off de record a este portal, el mismo presidente Alberto Fernández tomó su celular y pidió por favor “no salir a la calle”, proteger a la gente del virus. “No le hagamos el juego a los golpistas, ya los conocemos, nada me va hacer cambiar el camino por el que nos votaron”, dijo Fernández, palabra más, palabra menos.
La misma postura que Alberto Fernández tomó el presidente del Bloque del Frente de Todos de la Cámara de Diputados, Máximo Kirchner. Habló con intendentes, con dirigentes de La Cámpora y de los movimientos sociales para pedirles que no salieran a la calle.
Paralelamente a la Marcha del Odio de ayer, la militancia no está muy conforme con el acto virtual del 17 de octubre. Reconocen que será novedoso y permitirá que miles y miles de compañeros se conecten a través de un avatar para llegar a la Plaza de Mayo, llenarla y esperar el discurso del presidente en el salón Felipe Vallese (el primer desaparecido en democracia) de la CGT.
La militancia esta convencida que la oposición está decidida a desgastar y derrocar al gobierno. Como se vio ayer en la marcha, la derecha no acepta el triunfo del Frente de Todos en las últimas elecciones. Antes era más fácil: los militares derrotaban al peronismo y reprimían a la mayoría del pueblo y, como sucedió en la última dictadura militar, desaparecían a 30.000 argentinos, toda una generación.
Volviendo al acto del 17 y, para no contradecir el pedido presidencial sobre un acto virtual y no en la calle, la militancia pensó en una alternativa, que es acompañar al presidente en una caravana. Que las familias suban a un auto, a un camión o a un colectivo y marchen por las calles de Buenos Aires.
Es bueno recordar que el peronismo nació no respondiendo directamente a sus líderes. El ejemplo más claro fue el 17 de octubre de 1945. Perón estaba preso y la dirigencia de la CGT llamó, luego de un largo debate, a un paro nacional el 18 de octubre, pero el pueblo trabajador decidió salir un día antes. En cada fábrica, en cada frigorífico, en las usinas de Puerto Madero, en las fundiciones del Riachuelo, en las hilanderías de Barracas o San Martín, los trabajadores decidieron marchar hacia plaza de Mayo para pedir por la liberación del coronel Perón.
Pareciera que este 17 de octubre la historia puede repetirse, más allá de sus dirigentes. Quienes votaron al Frente de Todos están hartos, no del gobierno de Alberto y Cristina, sino de los golpes palaciegos de la derecha que no acepta que perdieron las elecciones el año pasado.
La oposición cree que movilizar unas 10 mil o 15 mil personas los convierte en dueños de la calle, que eso les alcanza para destituir a un gobierno democrático. Nunca comprendieron al peronismo. No entienden que el pueblo es un una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. El peronismo es como el topo de la historia. A veces desaparece, porque el topo va por debajo de la tierra, pero nunca aparece para atrás, siempre va para adelante, siempre buscando la luz.
El 17 de octubre habrá streaming como pidió el gobierno nacional pero también miles de militantes saldrán en caravana por las calles de Buenos Aires.
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