El argumento de Gerardo Morales sobre Bolivia me resulta el
más inquietante, al dar a entender que habría golpes de Estado
"buenos" porque serían contra el abuso de poder. Y por venir de un
gobernador de una provincia cuya justicia ha sido cuestionada por el nuevo
presidente
Recordemos que ante la sugerencia de Zaffaroni de intervenir
el poder judicial jujeño el radicalismo no jugó la carta de la legalidad,
digamos del proceso institucional, sino la de los 11 millones de votos a Macri,
dando a entender que no descarta llamar a una rebelión popular
De lo que se sigue que también la resistencia ante
eventuales medidas legales -por caso, la
intervención federal- no es una opción descartada por la oposición política. Es
decir, han asumido sin tapujos y con todas sus consecuencias la distinción
entre legalidad y legitimidad
La esperanza que la retórica encendida de defensa de la
democracia contra la amenaza populista era solo producto del fragor de la lucha
electoral se desvanece ante el espectáculo negacionista del macrismo y
celebratorio del radicalismo ante el golpe de Estado en Bolivia
Dejando el plano político, la misma lógica aplica a
eventuales decisiones de política económica, como modificar las retenciones
agropecuarias o desdolarizar combustibles. ¿Cuál será el límite de la protesta
de los intereses sectoriales y en qué medida la oposición los avalará?
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