Arriba : Thomas Palley, economista norteamericano de tendencia neokeynesiana.Entrevista a thomas palley economista keynesiano de los EE.UU. :
Publicado en TIEMPO ARGENTINO el 4 de Septiembre de 2011
Por Miguel Queirolo
Enfrentado al Tea Party, pero también contrario al enfoque de Obama, propone el abandono de las recetas ortodoxas para salir de la crisis. Asegura que es una batalla ideológica en pos de desterrar conceptos fuertemente arraigados.
Thomas Palley es un economista estadounidense de orientación keynesiana. O, al menos, uno de los que, en su país, pone el acento en una resolución de la crisis actual que no pase por algún tipo de regulación en los mercados financieros. Relacionado al movimiento sindical estadounidense del que es compañero de ruta, propone un enfoque global sobre la generación y distribución del ingreso, o sea un relanzamiento de la demanda global, que fuera motor del crecimiento económico y que fue luego destruida por años de neoliberalismo.En diálogo con Tiempo Argentino explica cómo se gestó la crisis actual y cuáles son sus posibles derroteros. No ve un futuro saludable mientras no se ataquen los verdaderos detonantes de la crisis. Según él, los economistas de centroizquierda tienen soluciones para la crisis. Es el pensamiento dominante el que los deja de lado. Y no vacila en declarar que el Tea Party es protofascismo.
Miguel Queirolo−¿Cuál es su opinión sobre el futuro de la economía mundial?
Thomas Palley−La economía no es predecible, yo no puedo decir qué va a pasar con el mercado de valores, por ejemplo. Sí puedo hablar sobre la dirección general que está tomando. Y no es buena. Esta es en realidad una crisis del neoliberalismo, un modelo de crecimiento económico que ha funcionado durante los últimos treinta años y ahora está en bancarrota. La base fue una redistribución total del ingreso, de abajo hacia arriba; cualquier tipo de crecimiento que se registraba, iba hacia las personas ubicadas en la parte superior de la economía. Hubo varias dimensiones diferentes para ese modelo, la globalización fue parte del mecanismo, el abandono del pleno empleo y su remplazo por la obsesión en la inflación fue parte del mecanismo, la flexibilización del mercado de capitales y el laboral fue también parte. Tuvieron éxito, quitaron al ingreso del centro de la escena, pero crearon un déficit en la demanda. Aún así pudieron llenar ese déficit, porque existen un montón de desregulaciones financieras, mediante el crédito y la inflación en el precio de valores bancarios, se creó un remplazo para la demanda.
M.Q.−Estimularon el crédito…
T.P.−Alentaron al público a pedir prestado. La gente tenía expectativas de consumo, entonces “¡pidan prestado!” Se podía pedir prestado contra el valor de la propia casa. Crearon un sistema mediante el cual usted podía vender su casa y conservar una pequeña ganancia. Ese sistema siguió adelante por mucho tiempo. Yo pensé que colapsaría sobre el final de la administración de Clinton, en el 2000-2001. Pero lanzaron otra burbuja, la del house price bubble, que lo mantuvo funcionando. El lado negativo de mantener el circuito en marcha es que cuando llegó el colapso, fue mucho más profundo.
M.Q.−¿Cómo es el panorama posterior a ese colapso?
T.P.−Ahora existe una contradicción. La paz financiera que fue necesaria para mantenerlo, está rota. Los mercados de crédito no van a prestar más, el riesgo natural de cualquier crédito se ha ido, los precios de los “assets” ya son muy altos, no hay espacio para otra burbuja. Pero todavía existe el problema estructural de la baja en la demanda. Nadie está hablando de cómo solucionarlo y es por eso que la economía permanece en el agua. El futuro sólo puede ser pesimismo económico.
M.Q.−¿Cuál es el debate actual para enfrentar la crisis?
T.P.−Hay tres perspectivas. A la derecha, los republicanos, los neoliberales. Ellos dicen: “el gobierno causó el problema; necesitamos más neoliberalismo, más desregulación”. Hay otro grupo, la centroderecha que dice: “no regulamos lo suficiente los mercados financieros, dejamos que los bancos asumieran demasiados riesgos. Si ponemos más regulaciones en los mercados financieros podemos volver a una economía feliz”. Esa es la postura del gobierno de Obama. Larry Summers, Timothy Geithner; piensan que con más regulaciones financieras la economía se recuperará sola. Hay una tercera perspectiva, que es la que describo como la hipótesis de la “destrucción de la prosperidad compartida”, que es la que expliqué. Implica que algo muy profundo funciona mal en la economía, que hay un modelo erróneo. Ese modelo está en todos lados, en el gobierno estadounidense, en el gobierno europeo, en el japonés, en el FMI, en el Banco Mundial. Todos acuerdan con el neoliberalismo, algunos son extremistas, otros son lo que yo llamo soft-target . Pero todos usan la misma teoría.
M.Q.−Hacen falta otras ideas…
T.P.−Necesitamos traer lo que algunos llaman viejas ideas porque empiezan con Keynes. Pero Keynes dice que no sólo debemos prestar atención al nivel de demanda sino a todo el sistema que genera la demanda. Keynes fue algo estático en su análisis, pensó que la economía resurgiría luego de un hundimiento en la demanda, que la economía necesitaría ayuda. Yo pienso que el análisis debe profundizarse. Qué pasa con las instituciones, qué pasa con los lineamientos que permiten un proceso estable para generar demanda suficiente y pleno empleo.
M.Q.−Cuesta pensar en un partido con una plataforma keynesiana ganando una elección en EE UU...
T.P.−Sí. En las teorías económicas usted puede decir cómo el capitalismo funciona, pero cuando comienza a interesarse en la política, tiene que introducir la política económica. Entonces tiene que decir cómo puedo hacer que estas sean ideas políticas victoriosas. En los EE UU no hay una tercera voz empujando un replanteo de la economía. Obama tiene interesantes valores sociales, pero en política económica es un neoliberal soft-target.
M.Q.−Los medios de comunicación tampoco son muy permeables...
T.P.−Hay una tremenda concentración en los medios. Pero hay espacio para una alternativa. En Estados Unidos usted está lidiando con una denigración de los valores colectivos que fue parte de la estrategia para ganar la guerra fría. Los neoliberales tienen un ventaja, son la ideología dominante.
Publicado en :
http://tiempo.elargentino.com/notas/esta-bancarrota-es-realidad-una-crisis-del-neoliberalismo
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