SUSPENDIERON LA PREINTERNA DEL PERONISMO FEDERAL Y LA ALIANZA DE LA OPOSICION PARECE CADA VEZ MAS LEJOS
Qué le hace un papelón más al tigre
Alberto Rodríguez Saá quería que se votara sólo en las capitales de provincia. Duhalde no aceptó y anunció que no participará de las elecciones de este domingo. Terminaron con cruce de acusaciones.
La oposición habla cada semana de unirse, pero a medida que se acerca el momento de las definiciones, las señales son desconcertantes. La única preinterna que había caminado –la del Peronismo Federal–, anoche quedó en el limbo luego de que Eduardo Duhalde anunciara que suspendía su participación, en desacuerdo con la intención de Alberto Rodríguez Saá de que a partir de este fin de semana se vote sólo en las capitales provinciales y no más en las ciudades grandes del interior, donde su rival le sacaba grandes ventajas que cree amañadas.
“Hicimos un papelón”, concedió Duhalde. Ahora quedará por ver dónde se ubican los restos de este deshilachado Peronismo Federal, que antes jugaba a una alianza con Mauricio Macri para octubre, pero ante este panorama ya no queda claro que al jefe de Gobierno porteño –si es que finalmente se presenta– le sirva de algo tenerlo como socio. La preinterna escalonada del Peronismo Federal ya había arrancado mal y todo indica que terminará bastante peor.
El primero que no vio agua fue Felipe Solá, quien esquivó el convite. Raudo, lo siguió Mario Das Neves, luego del papelón de las elecciones en Chubut, aun sin resolución (ver aparte). Pese a que el panorama se presentaba sombrío, Duhalde y Rodríguez Saá decidieron seguir adelante, convencidos de que la inédita interna por regiones al estilo de los “caucus” americanos era una manera genial de instalar al candidato que resultara ganador. Los dos buscaron dar muestras de una competencia civilizada y acordaron que cada domingo, al término del recuento, se mostrarían juntos y a los abrazos en una conferencia de prensa. Sin embargo, en todo momento deslizaron sospechas sobre el comportamiento de su adversario.
Antes del primer capítulo en la ciudad de Buenos Aires, el 3 de abril pasado, Rodríguez Saá anunció el desembarco de un equipo “swat” de fiscales importados desde San Luis para evitar que le hiciera trampa el aparato del macrismo, al que acusaba de jugar para Duhalde. Para no ser menos, los duhaldistas acusaron al puntano de contar con los favores del kirchnerismo, que supuestamente lo prefería como candidato. Con escasa participación de electores –votaron poco más de 30 mil personas–, esa primera elección fue sorprendentemente pareja.
Al otro domingo, en cambio, Duhalde sacó ventaja en Corrientes, Chaco, Misiones y Entre Ríos. Esa noche, Rodríguez Saá aceptó el resultado sin chistar, pero después empezó a ver las cosas de otra manera. Dijo que los sindicalistas Gerónimo “Momo” Venegas y Luis Barrionuevo habían llevado gente a votar en el interior y que también presionaron a quienes iban a las mesas por las suyas para que lo hicieran por Duhalde.
Lo cierto es que el ex presidente consiguió en el interior provincial porcentajes sensiblemente mejores que los de las capitales. Rodríguez Saá ordenó el jueves a los tres integrantes que le responden en la junta electoral del Peronismo Federal que de ahora en más sólo se votaría en las capitales y reclamó la nulidad de los comicios del fin de semana pasado. Este domingo tocaba que se vote en Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero.
El sainete dio para que se hicieran ayer dos ruedas de prensa casi simultáneas en dos hoteles vecinos del centro de Tucumán: el Catalinas Park y el Garden Park. Duhalde avisó que no aceptaba el cambio de reglas 48 horas antes. “Es una retirada encubierta”, dijo Rodríguez Saá, que confirmó la realización del comicio este domingo. “Lo que pasa es que no saben perder”, le retrucó Duhalde.
Impertérrito, el ex presidente insistió anoche con que era quien primero había hablado de la necesidad de un acuerdo opositor para llevar adelante políticas de Estado, entre las que el cuidado de la institucionalidad suele estar en primer término. Si se tiene en cuenta el antecedente de Chubut y las denuncias que se cruzaron en esta frustrada preinterna, el Peronismo Federal no parecería en condiciones de dar cátedra en la materia.
“Hicimos un papelón”, concedió Duhalde. Ahora quedará por ver dónde se ubican los restos de este deshilachado Peronismo Federal, que antes jugaba a una alianza con Mauricio Macri para octubre, pero ante este panorama ya no queda claro que al jefe de Gobierno porteño –si es que finalmente se presenta– le sirva de algo tenerlo como socio. La preinterna escalonada del Peronismo Federal ya había arrancado mal y todo indica que terminará bastante peor.
El primero que no vio agua fue Felipe Solá, quien esquivó el convite. Raudo, lo siguió Mario Das Neves, luego del papelón de las elecciones en Chubut, aun sin resolución (ver aparte). Pese a que el panorama se presentaba sombrío, Duhalde y Rodríguez Saá decidieron seguir adelante, convencidos de que la inédita interna por regiones al estilo de los “caucus” americanos era una manera genial de instalar al candidato que resultara ganador. Los dos buscaron dar muestras de una competencia civilizada y acordaron que cada domingo, al término del recuento, se mostrarían juntos y a los abrazos en una conferencia de prensa. Sin embargo, en todo momento deslizaron sospechas sobre el comportamiento de su adversario.
Antes del primer capítulo en la ciudad de Buenos Aires, el 3 de abril pasado, Rodríguez Saá anunció el desembarco de un equipo “swat” de fiscales importados desde San Luis para evitar que le hiciera trampa el aparato del macrismo, al que acusaba de jugar para Duhalde. Para no ser menos, los duhaldistas acusaron al puntano de contar con los favores del kirchnerismo, que supuestamente lo prefería como candidato. Con escasa participación de electores –votaron poco más de 30 mil personas–, esa primera elección fue sorprendentemente pareja.
Al otro domingo, en cambio, Duhalde sacó ventaja en Corrientes, Chaco, Misiones y Entre Ríos. Esa noche, Rodríguez Saá aceptó el resultado sin chistar, pero después empezó a ver las cosas de otra manera. Dijo que los sindicalistas Gerónimo “Momo” Venegas y Luis Barrionuevo habían llevado gente a votar en el interior y que también presionaron a quienes iban a las mesas por las suyas para que lo hicieran por Duhalde.
Lo cierto es que el ex presidente consiguió en el interior provincial porcentajes sensiblemente mejores que los de las capitales. Rodríguez Saá ordenó el jueves a los tres integrantes que le responden en la junta electoral del Peronismo Federal que de ahora en más sólo se votaría en las capitales y reclamó la nulidad de los comicios del fin de semana pasado. Este domingo tocaba que se vote en Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero.
El sainete dio para que se hicieran ayer dos ruedas de prensa casi simultáneas en dos hoteles vecinos del centro de Tucumán: el Catalinas Park y el Garden Park. Duhalde avisó que no aceptaba el cambio de reglas 48 horas antes. “Es una retirada encubierta”, dijo Rodríguez Saá, que confirmó la realización del comicio este domingo. “Lo que pasa es que no saben perder”, le retrucó Duhalde.
Impertérrito, el ex presidente insistió anoche con que era quien primero había hablado de la necesidad de un acuerdo opositor para llevar adelante políticas de Estado, entre las que el cuidado de la institucionalidad suele estar en primer término. Si se tiene en cuenta el antecedente de Chubut y las denuncias que se cruzaron en esta frustrada preinterna, el Peronismo Federal no parecería en condiciones de dar cátedra en la materia.
En la misma bolsa
La otra preinterna que se había convocado, la del radicalismo, también quedó en la nada porque su principal mentor, el senador Ernesto Sanz, se bajó de un día para el otro. Ahora, tanto Sanz como el otrora presidenciable Julio Cobos vienen dando señales de apuntalar un acuerdo amplio opositor que incluya al macrismo y al Peronismo Federal, exactamente en contra que lo que propugna Ricardo Alfonsín –el radical mejor posicionado–, quien se inclina de un frente progresista con el socialismo y el GEN de Margarita Stolbizer.
En el sector de Alfonsín entienden que, más que colaborar, Sanz y Cobos apuestan a condicionarlo y que su objetivo es quedar situados como el principal referente radical luego de una eventual derrota en octubre. Sanz, por ejemplo, no da señales de escuchar las voces que cada vez con más insistencia le reclaman que también se baje de las primarias de agosto para que Ricardo pueda mostrarse como el referente número uno de la oposición.
En busca de ese cetro, Mauricio Macri convocó unilateralmente a un plan programático que de tan general no existió. Generoso, Macri siempre se muestra dispuesto a poner su candidatura presidencial a consideración de ese posible acuerdo opositor.
En verdad, cree que no es necesario el sacrificio porque es quien está en mejores condiciones de encabezar la entente anti-K. Sin embargo, en su entorno no terminaron de resolver la ecuación de si escalar el escarpado camino hacia la Casa Rosada u optar por la más cercana posibilidad de ser reelecto en la ciudad.
La misma disyuntiva deberá resolver hoy Pino Solanas, so riesgo de una fractura expuesta en Proyecto Sur entre quienes tienen atado su futuro a que sea candidato presidencial y el sector que le conviene una abultada cosecha porteña. Los multimedios presionan por un frente único, en un agónico intento de asegurar que habrá ballottage en octubre. Pero esa posibilidad parece alejarse ante el panorama desmembrado que exhibe cada fuerza hacia su interior.
Tan así, que este semana reflotó vía Internet la sempiterna figura de Carlos Reutemann, de nuevo en el rol de la “esperanza blanca” que derrote al kirchnerismo. Llamado a silencio desde hace meses, aseguraron que el Lole respondió yéndose de nuevo a pasear a Estados Unidos. La situación del Peronismo Federal quedó a decisión de su conducción, una mesa a la que en su momento renunció Reutemann y en la que permanecen Juan Carlos Romero, Ramón Puerta y Adolfo Rodríguez Saá.
El entuerto no se veía de rápida resolución, incluso Romero estaba de viaje en Panamá. Sin candidato definido y con una fuerza muy menguada en todo el país, el Peronismo Federal quedaría en una situación aún más débil de negociar su fusión con el macrismo y otras fuerzas afines, eso en caso de que aún le siga interesando a alguien su compañía.
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