Néstor kirchner: Las convicciones que no dejo en la puerta
Omar López y Raúl Dellatorre
La siguiente entrevista, perteneciente al archivo de audios
de Mate amargo fue realizada en el año 2001, cuando el programa se emitía por
Radio Splendid. En aquellos años Menem presidía el partido justicialista y ya
se lo acusaba judicialmente por el caso de tráfico de armas. Sus huestes se
reúnen para tratar de apoyarlo ante la citación judicial. Algunos no se prestan
a ese juego y no concurren a la cita. Ellos son el gobernador de Santa Cruz,
Néstor Kirchner, y la
Senadora Cristina Fernández, entre otros. Por si alguna duda
cabe, aquí ofrecemos la entrevista de casi 20 minutos que nos otorgó Néstor
Kirchner.
-Gobernador Kirchner ¿Esta reunión de la plana mayor del
justicialismo es el comienzo de un nuevo plan de alianzas para establecer un
nuevo liderazgo en el movimiento?
-Bueno, mire. Yo no sé quiénes son los que han concurrido
hoy. Yo lo que le digo es que no me importa, se lo digo con todo respeto,
realmente, no me importa lo que se pueda haber tratado allí. Yo creo que en
este tema hay que hablar sin hipocresías. Acá, en este país, dicen -”en este
momento hay que gobernar, no son momentos de elecciones internas-“. Puede ser
aceptable el término, pero yo creo que hay que gobernar los 1.600 días, los
cuatro años de una gestión. No hay que decir que ahora gobernamos y después
hacemos política; eso es un absurdo. Pero uno debe hablar con valentía de lo
que piensa: yo creo que al país le haría mucho bien que el justicialismo se
oxigene, que revalide su representatividad, que tenga una respuesta alternativa
a lo que está sucediendo, que sea la posibilidad de generar un diálogo bien
hegemonizado y constructivo para la situación que hoy tiene la Argentina; y no, por el
contrario, que Juan hable por Juan, Pedro hable por Pedro y Andrés hable por
Andrés. Porque esto, en vez de ayudar, dificulta la gobernabilidad.
Y por el otro lado, con una conducción como la que tiene el
justicialismo, lo digo con absoluto respeto -porque no me gusta descalificar a
nadie desde el punto de vista personal-, yo creo que el presidente* se volvió
autista. No hay comprensión del marco del país, de la situación de exclusión
social y exclusión estructural. Se sigue jugando con números macro, se sigue
especulando con situaciones que no están andando bien. Cada uno cree que lo que
está haciendo es prácticamente un camino al premio Nobel y esto no es así;
porque lo que está ocurriendo en la Argentina es realmente complicado, difícil,
necesita soluciones realmente transgresoras y audaces para resolverlo.
-Usted recién dijo que estaba pensando en soledad estos temas.
¿Esto significa que no encuentra interlocutores dentro del justicialismo para
discutir estos temas desde este enfoque que usted tiene?
-No, no. Hay gobernadores que acompañan esta postura con más
o menos presencia, dirigentes muy importantes con los que estamos construyendo
un ámbito que, dentro de un tiempo, vamos a dar a conocer a la luz pública.
También se integran independientes e incluso dirigentes del propio radicalismo.
Digamos, en soledad en cuanto a que pareciera ser que decir, que definir con
claridad quién tiene la representatividad, qué política se debe aplicar y cuál
es el rol que tiene el justicialismo como oposición en este momento sería un
acto de imprudencia porque se estaría perjudicando la gobernabilidad. Yo creo
que se perjudica más la gobernabilidad cuando un movimiento como el
justicialismo, una de las principales fuerzas políticas del país, está
completamente anarquizado.
-¿Este nuevo ámbito tendría que ver con un bloque aparte que
están planteando tres senadores?
-Nosotros ya tenemos un bloque aparte hace rato, desde que
Cristina fue expulsada por sus valientes posturas en las discusiones que se
daban en el país en ese momento. Y hoy puede haber un acuerdo táctico con otros
senadores para que el senado deje de ser una corporación que defiende nada más
que los intereses de los propios senadores, para que el senado pase a defender
lo que realmente debe defender, que son los intereses de las provincias a las
que representan.
-Por la información que vamos conociendo todos los días
vemos que no hay una sola mirada en el justicialismo sino por lo menos tres.
Por un lado la capacidad operativa que está desarrollando el gobernador de la
provincia de Buenos Aires, en segundo lugar, la que ha empezado a configurar el
gobernador de Córdoba, la de Reutemann y, por supuesto, la suya. ¿Podría llegar
a existir alguna idea de sintetizar, aun en medio de las diferencias, un frente
común entre los cuatro?
-Mire, nosotros vamos a construir un espacio nacional. No
nos sentimos encolumnados detrás de nadie, sino que queremos representar y
liderar una nueva visión del justicialismo ante el país. Lo que pasa es que se
suele decir que porque uno es el ex presidente y otros porque son gobernadores
de las provincias más importantes hoy representan la voluntad mayoritaria del
justicialismo. No, yo creo que el justicialismo está viviendo un profundo
debate, anarquizado, sí, pero un profundo debate, un profundo intercambio de
ideas y, evidentemente, algunos aspiramos a que el justicialismo cumpla el rol
para el cual nació, que es transformar la historia, defender a los que menos
tienen, construir un país, construir una nación. Y bueno, en esa tarea es en la
que nosotros estamos inmersos.
-Hoy tienen una reunión con el Presidente de la Nación. Están
lanzando una serie de planes de empleo, de vivienda, de infraestructura, ¿Qué
perspectiva le está dando usted a estos planes? ¿Cómo se ubica en esta
situación que también ha dado posiciones encontradas entre los gobernadores de
su partido?
-Primero, del plan de viviendas populares de $ 9.000 no voy
a hablar, porque es una falta de respeto a la gente mandarla a vivir a una
vivienda de $ 9.000, que no sé cómo se puede llegar a construir. Segundo, con
respecto a los otros planes, que la nación vaya a invertir en las provincias
con los fondos fiduciarios que quiera, siempre y cuando no afecte los fondos
Fonavi, que no los comprometa como garantía, porque esos fondos son una
obtención federal que hemos logrado para las provincias cediendo el 15% de la
participación con el fin de que la nación financie el sistema previsional.
-¿Coincide con las críticas que le está haciendo Ruckauf a
Machinea en cuanto a las políticas económica?
-Machinea tiene que entender que la Argentina es la suma de
las provincias, que acá no solo hay exclusión social, sino exclusión
estructural, que hay regiones que están luchando por su propia viabilidad y
que, evidentemente, si no se generan ventajas comparativas en el interior de la Argentina que, de alguna
manera, quiebren las asimetrías que se tienen con el centro del país, se va a
seguir generando la concentración económica y se va a seguir profundizando la
injusta distribución del ingreso. Hay que tomar medidas que tiendan a paliar
esta situación, si no, realmente, podrán constituir una caja sana, pero van a
generar un país absolutamente quebrado, destruido estructuralmente, cada día
con más pobres y con más situaciones incontrolables.
-Hay dos marchas hoy. Una, al congreso, convocada por Hugo
Moyano para pedir una comisión que investigue la deuda externa y otra,
convocada por la CTA
de Víctor De Gennaro, que pide la reformulación del plan económico. ¿Con cuál
de las dos se queda?
-En primer lugar, tengo un gran respeto por Víctor De
Gennaro. Coincido completamente con él en el tema del seguro de desempleo.
Usted fíjese que, ante el tema del desempleo, el gobierno nacional vuelve a la
receta menemista de los Planes Trabajar, que habían sacado. Yo creo que hay que
terminar con esto y tener un seguro de desempleo serio, que definitivamente
tienda a dar un marco de cobertura digna y no clientelista a las situaciones de
exclusión laboral. En cuanto a Moyano valoro muchísimo la posición que ha
tomado. Yo creo que son posiciones confluyentes, muy valoradas y muy
importantes y que, conjuntamente con todas las responsabilidades que tenemos
que asumir los dirigentes políticos, institucionales y empresarios, todos
juntos podemos llegar a construir una nueva visión de las repuestas que la Argentina necesita.
-Según su experiencia, ¿cómo se llega al 1,9 % de
desocupación, casi pleno empleo, en la capital de su provincia?
-Lo que le voy a decir puede ser que no les guste a los
economistas liberales, a los supuestos gurúes de la economía. Yo creo en el
Estado, creo en el Estado promotor, creo en el Estado que realmente apoye el
marco de la movilidad social y eso hemos hecho nosotros.
Hemos hecho una mezcla de ideas keynesianas tomadas de los
buenos resultados que tuvieron en la crisis de los años 30 en los Estados
Unidos y del Plan Marshall, cuando se emitieron 6.000 o 7.000 millones de
dólares después de la
Segunda Guerra Mundial, para reactivar fuertemente nuestra
economía coordinando proyectos que hacen a una fuerte infraestructura pública,
proyectos de reconversión económica como el puerto de Caleta Olivia, el
aeropuerto del Calafate, la ruta 40, que estamos construyendo, la construcción
de la mina del Cerro Vanguardia con Pérez Companc, en el cerro San Julián, para
darle algunos ejemplos. Es decir, apoyar la reconversión de la economía con
parte de la promoción del estado, generando una política con la creación de
cooperativas y demás, que origine pequeñas inversiones desde el punto de vista
de las viviendas y, además, que nos permita ocupar aquellos sectores que habían
quedado expoliados por el sector petrolero. Todo esto dará un fuerte resultado,
pero el Estado tiene una fuerte presencia; en mi provincia no hay mercado. Si
el Estado no está presente, estos temas no se pueden solucionar.
Ahora usted encuentra a los gurúes de la economía que le
dicen “no, el Estado no. Esas son recetas viejas, ineficientes”, y demás.
Entonces trabajan en la construcción de la teoría del derrame, de la teoría de
la acumulación, de la teoría de la concentración, donde se favorecen diez
grupos empresarios, diez grupos económicos fuertes y, evidentemente, quedan
afuera el resto de los argentinos esperando que se derrame algo.
-A su criterio, ¿este plan de obras que va a ofrecer el
presidente no es de corte keynesiano más que neoliberal?
-Yo creo que filosóficamente van a servir. Si las hacen, van
a servir. Yo apoyo cualquier plan de obra pública o infraestructura. Lo que
digo es que no comprometan los fondos que son federales, nuestros, y que ya
estamos invirtiendo en nuestras provincias. Que aporten nuevos dineros, pero
con la garantía del Estado Nacional. Yo no me opongo a ningún tipo de inversión
nacional; que la Nación
haga el aporte que tiene que hacer sin comprometer a las provincias en esta
tarea.
-Doctor, ¿quiere ser presidente?
-Sí, me gustaría. Algún día.
-¿En el 2003?
-En realidad, me gustaría participar activamente de un
proyecto que conduzca a toda la argentina y aportar toda la experiencia que uno
tiene en esa tarea.
-¿Va a apoyar al gobierno del Dr. de la Rúa o va a ser crítico, desde
el punto de vista de su mirada económica? Algunos hablan de continuidad de las
políticas menemistas, otros hablan de la atadura de pies y manos a las
políticas del banco mundial y del fondo monetario.
-Usted qué quiere, ¿una respuesta que dan la mayoría de los
políticos para quedar bien o lo que yo le diga con sinceridad?
-No, lo que usted está pensando en tanto a su necesidad de
articular su propia política.
-No. No es mi necesidad de articular mi propia política, sino
la de la necesidad que a mí me parece que tiene la Argentina. Yo le voy
a responder con absoluta sinceridad. En primer lugar, creo que hemos cambiado
al presidente, pero no al gobierno. Tengo el mayor de los respetos personales
por el Dr. De la Rúa. Mi
relación con él, honestamente, es mucho mejor que la que tenía con el
presidente Menem, no lo puedo dejar de reconocer.
Lo que yo creo es que acá se ha roto el contrato electoral.
No se está cumpliendo lo que se prometió durante la campaña electoral y se
están reiterando las recetas anteriores. Ese es el problema fundamental que hoy
tiene la Argentina.
Toda aquella esperanza de cambio que habían representado,
indudablemente, De la Rúa
y Chacho Álvarez, todo aquel cambio que había propugnado el Frepaso, en su
momento, hoy se encuentra totalmente diluido en la teoría de la resignación; el
mismo discurso que yo he escuchado en muchos menemistas con vestiduras
progresistas: “Nos gustaría hacer aquello pero no podemos, no queda más remedio
que seguir haciendo esto”. Yo creo que se pueden hacer, con valentía, muchas
otras cosas y tenemos que tratar de que el Dr. De la Rúa las haga. Es decir, que
apoyo al gobierno del Dr. De la
Rúa, pero, fundamentalmente, apoyo que lleve adelante las
medidas que prometió en la campaña electoral.
-Si usted tiene que elegir entre votar a Duhalde como
candidato a senador o a Raúl Alfonsín, en el contexto de su partido, hoy por
hoy ¿a quién vota?
-Qué pregunta la suya. Yo lo votaría a Duhalde, pero quiero
decirle algo. Yo coincido en muchas de las apreciaciones que ha hecho, en los
últimos tiempos, el Dr. Alfonsín. Creo que es un dirigente muy valioso, y en
esto quiero desprenderme de muchas cosas, rescato toda la actividad en el
planteo original que tuvo el Dr. Alfonsín en el Mercosur y demás, que hoy nadie
le reconoce. Quiero reconocerlo como dirigente, más allá de las diferencias que
podemos llegar a tener, porque creo que es un político muy importante para el
país. Sería muy injusto. Es decir, lo votaría a Duhalde por afectos y demás,
pero debo reconocer lo que es el Dr. Alfonsín como dirigente.
-Y sobre todo porque Duhalde tiene en este momento el
inflador de Ruckauf y mucho no le va a convenir a usted.
-No, pero no es una cuestión de conveniencia. Piense bien lo
que le dije y creo que por ahí va a entender.
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