El (7D) lleva en su
interior la síntesis de las grandes luchas protagonizadas por las masas
excluidas.
Suele fecharse el
nacimiento del sistema de comunicación audiovisual reaccionario dentro del
período comprendido entre la apropiación de Papel Prensa a partir de 1976 y la Ley de Radiodifusión de la
dictadura, en 1980. Si bien no caben dudas de la trascendencia de ambos
acontecimientos para la consolidación del programa cultural histórico del
atraso, la dependencia y la exclusión en la Argentina, la avanzada
mediática oligárquica comenzó mucho antes, específicamente en 1955, y como
respuesta al equilibrio mediático, cultural y comunicacional entre modelos de
país surgido con el peronismo. ¿Cómo fue que el movimiento de masas más
revolucionario de nuestra historia se las ingenió para fundar un aparato
mediático y comunicacional ligado a los intereses de las grandes mayorías
postergadas y la industrialización del país? Entonces y tal como sucede en la
actualidad, la estatización de la renta agraria se volcó, además de a la
justicia social y a la justicia productiva (desprimarización económica,
desconcentración productiva e industrialización) también a la justicia
cultural. ¿Qué significa este último concepto? Igualdad de oportunidades y de
"libertad de expresión" para los dos modelos de desarrollo en pugna desde
1810. No obstante, la desigualdad cultural a favor del "granero del
mundo" ha sido una constante histórica desde la Revolución de Mayo. En
este sentido, el 7 de diciembre marcará un punto de inflexión en la avanzada
cultural de la reacción, aunque con un detalle inédito. En esta oportunidad y a
diferencia de la política mediática y cultural de los primeros gobiernos de
Perón, no se propone extirpar o censurar el aparato cultural de la semicolonia,
sino proteger a las clases populares de su influjo, redescubriendo,
reescribiendo y divulgando la historia, la cultura y la conveniencia presente y
futura de una Argentina industrial, socialmente justa, económicamente
autosuficiente y latinoamericana hasta la médula.
LA JUSTICIA CULTURAL Y EL GOLPE DE 1955. El aluvión zoológico del
17 de Octubre fue, además de un hito político sin precedentes, uno cultural.
Meses después asumiría Perón y abordaría la fundación de un modelo
comunicacional y de prensa acorde a ese subsuelo sublevado. Desde Pavón que no
se intentaba revertir la desigualdad, no ya entre medios partidarios y
opositores, sino entre una cultura afín a un modelo de industrialización y
justicia social, y una cultura ligada al "granero del mundo". Pero el
golpe de Estado invirtió la tendencia al equilibro en materia de prensa y
comunicación entre modelos de país gestada durante la década anterior. La
derrota popular a partir de 1955 recibiría luego renovado impulso con la
apropiación de Papel Prensa y la
Ley de Radiodifusión de la dictadura, coronando de este modo
los ataques a una verdadera democracia mediática y a la "libertad de
expresión" popular emprendidos con el golpe setembrino. Claro que no les
resultó nada sencillo a los golpistas. Precisaron de una contrarrevolución
fusiladora y un golpe de Estado, en paralelo con un paquete de leyes
prohibitivas a la libertad de expresión política, partidaria e ideológica de
las grandes masas. ¿Ha variado en esencia la barbarie de los
"civilizados" del siglo pasado a la de los "demócratas" de
la actualidad? ¿Acaso el Grupo Clarín no funciona como una suerte de
prohibición de toda voz del peronismo histórico, oral e impreso (símil Decreto
4161 de 1956)? ¿Acaso la cadena nacional del desánimo no promueve desde la
mismísima cuna, el odio al laburante, al obrero, a la industrialización, a la Patria Grande?
IAPI Y JUSTICIA
CULTURAL. Cuenta el Libro Negro de la Segunda Tiranía,
cómo fue que nació la política de radiodifusión de la "dictadura" de
Perón y "Señora": "A la vez que el monopolio de la prensa, la
dictadura necesitaba para su propaganda el de la radiodifusión. […] La
adquisición por el Estado de las radioemisoras privadas se promovió en
septiembre de 1947, […].
Para realizarla, el IAPI facilitó la cantidad de m$n 18.475.000. [...] En algunas oportunidades, el IAPI actuó como mandatario de Correos y Telecomunicaciones; [...] La explotación de las radioemisoras adquiridas por el Estado se inició con la cuenta bancaria que abrió el IAPI con un depósito de m$n 800.000 en el Banco de la Nación Argentina." Como se advierte, el Instituto Argentino para la Promoción Industrial, en otras palabras, el hecho más revolucionario tomado por el peronismo histórico –y por eso mismo, más lesivo a la supervivencia de la oligarquía criolla– fue un actor crucial para alcanzar la justicia mediática y comunicacional en la Argentina de mediados del siglo XX.
Para realizarla, el IAPI facilitó la cantidad de m$n 18.475.000. [...] En algunas oportunidades, el IAPI actuó como mandatario de Correos y Telecomunicaciones; [...] La explotación de las radioemisoras adquiridas por el Estado se inició con la cuenta bancaria que abrió el IAPI con un depósito de m$n 800.000 en el Banco de la Nación Argentina." Como se advierte, el Instituto Argentino para la Promoción Industrial, en otras palabras, el hecho más revolucionario tomado por el peronismo histórico –y por eso mismo, más lesivo a la supervivencia de la oligarquía criolla– fue un actor crucial para alcanzar la justicia mediática y comunicacional en la Argentina de mediados del siglo XX.
REDISTRIBUCIÓN DE LA RENTA PARA LA JUSTICIA CULTURAL.
En su primer discurso como presidente de facto, el dictador, fusilador y
contrarrevolucionario Lonardi señaló: "Ha terminado el sistema de ocultación
de la verdad; el país quiere conocerla, por más que sea dura y penosa. Diez
años de irresponsabilidad y corrupción nos han llevado a la situación más
desastrosa de nuestra historia económica. El país se ha empeñado en hacer lo
que nadie puede cumplir, impulsado por una tremenda insensatez, ha tratado de
consumir más de lo que producía y así ha gastado sus reservas monetarias."
Cualquier coincidencia con cualquiera de los discursos de los exponentes de la
reacción (en sus variantes de derecha, izquierda, sindical, eclesiástica y
corporativa-empresarial) es pura casualidad. En octubre de 1955 llegaba
Prebisch al país, para dejar sus "recomendaciones" a Lonardi. En su
informe como asesor económico de la dictadura, el ex secretario de la CEPAL escribió: "Según
las estadísticas nacionales, los grupos de obreros industriales han aumentado
su ingreso real, esto es, la masa de bienes y servicios que disponen para su
consumo, en un 37 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Es muy claro, si el
producto por hombre, término medio, solamente ha aumentado en un 3,5% y la
parte del producto que tienen los obreros industriales ha aumentado en un 37%
quiere decir que otros grupos de la colectividad han disminuido su nivel de
vida. Ha habido una transferencia de ingresos dentro de la colectividad que ha
beneficiado a unos en desmedro de otros. ¿Quiénes son los otros? En primer
lugar, los productores del campo, a los cuales se les ha exprimido
sistemáticamente hasta llevarlos a la postración en que han caído hace unos años".
Música para los oídos de la oligarquía. El IAPI y la redistribución de la
riqueza debían desaparecer, y con ellos, la justicia social y la justicia
cultural.
DEL 17 DE OCTUBRE AL
7 DE DICIEMBRE.
Sabido es que sin
dominación cultural, la dominación económica tiende al fracaso. Los
lineamientos de Prebisch se complementaron pues con la reactivación a gran
escala de la maquinaria cultural de la semicolonia. La tendencia al equilibrio
mediático gráfico y audiovisual entre modelos de país provocada por la "dictadura"
peronista y desde el aborrecible IAPI era una afrenta intolerable.
Parafraseando a Prebisch, había que terminar con la " transferencia de
ingresos dentro de la colectividad mediática" favorable a los intereses
del movimiento obrero, el mercado interno y la industrialización. Es que, la
historia lo demuestra, existe una relación indisoluble y sinérgica entre la
estatización de la renta agraria, la derrota del neoliberalismo, la
modernización y soberanía económica, la justicia social y la justicia cultural.
Antes como ahora, la relación sigue igual de vigente, porque la gran disyuntiva
no ha sido aún zanjada. Lo que comenzó el 17 de octubre de 1945 y que fuera
abrupta, violenta e inconstitucionalmente interrumpido en septiembre de 1955
fue retomado en 2003 y acelerado desde 2008. El 7 de diciembre (7D) lleva en su
interior la síntesis de las grandes luchas protagonizadas por las masas
históricamente excluidas. El 7D no termina ni comienza nada; acelera todo. El
7D triunfará la justicia cultural en la Argentina, vital para comenzar a extirpar con
fuerza irrefrenable uno de los pilares de la semicolonia: su influjo cultural
(político e ideológico) sobre las clases populares. Pero el 7D no podrá
profundizarse, como el 17 de octubre, sin avanzar paralelamente con los pilares
económicos de esa misma semicolonia. La
Ley de Medios deberá nutrirse de cultura nacional y popular
tanto como de renta agraria, de la que todavía faltan recuperar dos terceras
partes.
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