Cuando mi hijo tenía 4 años, compré un avión de esos que se arman, se le pegan los stikers, y los haces volar.— Potasia (@YoLauLaura) 13 de septiembre de 2019
Nos sentábamos cada día a dedicarle tiempo, pegamento, concentración, ensamblado, etc. y la ilusión en la cara de mi hijo.
👇
Cuando mi hijo tenía 4 años, compré un avión de esos que se arman, se le pegan los stikers, y los haces volar.
Nos sentábamos cada día a dedicarle tiempo, pegamento, concentración, ensamblado, etc. y la ilusión en la cara de mi hijo.
A los días, listo para el primer viaje, fuimos al parque.
El avión iba a volar.
Llegamos, elegimos un lugar amplio, nos preparamos y con el mejor impulso que pudimos, tiramos el avión al cielo, y el avión voló.
Todavía veo la carita de mi hijo, felicidad pura
En ese momento, veo venir a un niño corriendo, entusiasmado viendo ese avioncito, y nos dimos cuenta de lo que iba a pasar en ese instante.
El niño corrió y se tiró con todo su cuerpo sobre el avión que ya había aterrizado en el pasto.
Volví a mirar a mi hijo, y ambos teníamos cara de asombro, vimos el desastre que se avecinaba, y el fin de ese proyecto, de esa ilusión.
Corrimos a buscarlo, y lo inevitable había ocurrido. El avión destrozado. No servía más.
No había pieza sana.
Hoy recuerdo ese momento, seguramente por la similitud de los hechos, porque nos rompieron ese avioncito, y no quedó una pieza sana.
Si queremos volar, hay que empezar de cero.
Veo en todos y en todas nosotras, la cara de mi hijo a sus 4 años
☹️
por
Potasia
@YoLauLaura
https://twitter.com/YoLauLaura/status/1172475587530776576?s=08
No hay comentarios:
Publicar un comentario