La derecha argentina
quiere ver en el Papa Francisco un instrumento para su batalla política y
cultural contra el kirchnerismo. En definitiva, un Sumo Pontífice que
intervenga en los asuntos domésticos con la agenda catastrófica de Clarín y La Nación, que de alguna
manera reedite la pelea fraticida de los '70. Es una mirada chiquita, que habla
de la pobreza de ideas de este subgrupo ideológico, pero no de la saludable
pobreza franciscana que promueve el nuevo Papa. A ver: no pudieron lograrlo del
todo cuando Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, es raro que ahora
tengan algún éxito extra, cuando este mismo asoma con preocupación al gobierno
espiritual de 1200 millones de almas, desde un Estado que atraviesa una
gravísima crisis interna donde el destino de la derecha argentina debe
resultarle, a todas luces, lejana; y, por qué no decirlo, bastante
insignificante.
Pero ellos insisten,
claro. El Papa es un símbolo. Clarín regala un póster del flamante Francisco
con el logo del grupo de Héctor Magnetto y se entrega a una cobertura donde
todos los atributos morales del argentino en Roma son contrastados con las
presuntas carencias en idéntico rubro del poder democrático en la Argentina. Escribió
Eduardo van der Kooy, el panoramista de Clarín , el domingo 17: "Bodou
sería una contracara del Papa. Francisco cautiva por ahora con muy poco, su
austeridad y su sencillez. Eso denunciaría la envergadura de la crisis
vaticana. Denunciaría, además, la enorme distancia de valores que lo separaría
del gobierno de Cristina".
Pero el "joven
brillante" Van der Kooy, distinguido en 1977 por el dictador Videla –que
volvió a llamar al golpe la semana pasada desde la revista Cambio 16–, no se
queda ahí. En la misma columna, con la supuesta bendición papal, es decir, de
un Bergoglio prefabricado por Clarín que jugaría del lado de los mercaderes del
templo, arremete inquisitorialmente contra uno de los brazos juveniles del
kirchnerismo, La Cámpora,
a la que pone del lado del pecado de la violencia: "La policía de Santa
Cruz interceptó una camioneta de la
UOCRA con armas, droga y combustible. El gremio está asociado
en esa provincia con el camporismo en el intento de derribar a Daniel Peralta.
La presidenta ha roto con el gobernador. Aquellas armas tenían la legalización
del RENAR. El organismo está conducido por La Cámpora. Las
denuncias del pirquetero Raúl Castells y del diputado de la Coalición Cívica, Héctor
Flores, sobre una entrega discriminada de armas empezaría a tener
asidero." Todo en el mismo texto. Cosas por el estilo decía, allá por los
'80, la revista de ultraderecha Cabildo sobre la Junta Coordinadora
Nacional de la
Juventud Radical, aunque con la complicidad de la cúpula
clerical de aquel momento, que había apoyado el genocidio y combatía al
alfonsinismo. La derecha siempre tuvo prejuicios con los jóvenes, más allá de
su militancia partidaria. En los '70, en los '80, y ahora mismo sucede, quizá
porque la juventud siempre fue el motor del cambio que el viejo orden
conservador rechaza, en cualquier tiempo.
Decir alegremente
que una organización política juvenil se estaría armando es sacarla del campo
de juego de las instituciones de la democracia. Es gravísimo por donde se lo
mire. Es el antecedente previo a calificarla de subversiva. En una perspectiva
histórica nacional, la estigmatización es el paso previo a la supresión del que
incomoda o amenaza. La demasía de Van der Kooy contribuye a ese fin. Darle
"asidero" a algo que sería muy grave sin poder confirmarlo –y que
quizá por eso mismo no está en la tapa de su diario, porque si fuera verdad
ocuparía ese lugar indiscutido–, es el inicio de una operación de sentido de
envergadura que pretende vincular a los jóvenes kirchneristas con lo oscuro, lo
pecaminoso y lo peligroso. Y todo, desde un texto moralmente hilvanado con la
figura del Papa Francisco, que derramaría sus muchas virtudes hacia el cronista
opinante, que detesta al kirchnerismo y a La Cámpora.
Pero no es el único
caso donde se usa al Papa para atacar al kirchnerismo juvenil. Curiosamente y
no tanto, en fina sintonía con el Clarín de Magnetto y Van der Kooy, los
diarios Tiempo Sur y La
Opinión Austral, de Santa Cruz, publicaron una solicitada en
apoyo al gobernador Peralta, donde se acusa a los jóvenes, bajo el título
"Ser peronista", de no ser peronistas, y se los amenaza con un
"escarmiento". Dice así: "Compañeros, en épocas de internas
partidarias sale a relucir el famoso dicho de quién tiene el PERONOMETRO, como
si existiera un aparato que mide el nivel de Peronismo de cada compañero. Pero
sí existen sentimientos y posicionamientos políticos que miden nuestro
Peronismo, como por ejemplo: 1) Demostrar alegría por la designación del
argentino Jorge Bergoglio como Papa, porque la doctrina justicialista fue
inspirada en la
Doctrina Social de la iglesia, por lo que aseguramos que NO
ES DE PERONISTAS provocar una silbatina en su contra como hicieron en
Tecnópolis los estúpidos de La
Cámpora seguro atemorizados por su inspiración en San
Francisco de Asís, que decidió entregarse al apostolado y servir a los pobres,
despojándose de toda riqueza heredada de su padre. Mientras ellos atesoran riquezas
con cargos públicos." Lo podría haber escrito cualquiera de los
columnistas de Clarín o de Jorge Fontevecchia, en Perfil. Pero no. Fue una
lista que apoya a Peralta, el gobernador, que usa los mismos argumentos que los
diarios hegemónicos se ocupan en inocular dentro del discurso público, para
neutralizar el reencuentro de los jóvenes con la política, hecho que al viejo
funcionariado le suena a herejía.
El tufillo
macartista es cristalino. Recuerda las peores solicitadas de las 62
Organizaciones y de la JPRA
de los '70 contra la
Juventud Peronista, semilla retórica de lo que después se
convirtió en acción criminal concreta de la Triple A. Es una
solicitada de la Lista
Celeste 2 del PJ santacruceño, cuyos integrantes dicen
abjurar del "peronómetro" para resucitarlo luego en formato
lopezrreguista contra el kirchnerismo que cuestiona los desaguisados
administrativos de Peralta, que hoy hace crisis por los cuatro costados. Sigue
la solicitada: "Demuestren que son Peronistas para participar de la interna
del 31 de Marzo, con la aprobación de Leyes que beneficien a los Santacruceños
y no repartiendo remeras, guardapolvos, banderitas y globos, o si no váyanse
con dignidad del PJ, a La
Cámpora, Kolina, Partido de la Victoria, FVS, Unidos y
Organizados, Movimiento Evita, váyanse con D'Elía, Depetri, Pérsico, Milagro
Sala, etc., como ya lo hicieron en otras Provincias (Ej. Bs. As.) y no
pretender jugar a dos puntas porque el Pueblo Peronista 'cuando agota su
paciencia, hace tronar el escarmiento'. J.D.P."
Usar a Perón y al
Papa Francisco para dirimir una interna partidaria en el sur del sur del mundo
ya es un despropósito. La amenaza de hacer "tronar el escarmiento"
habla más de la alucinación política de los castigadores que de los
destinatarios del presunto castigo. No es tanto lo profano de introducir en los
pleitos domésticos al nuevo Papa, o de aferrarse a la autoridad celestial de
Perón para decir quién es o deja de ser peronista –lógica que atrasa 40 años y
dejó cicatrices por doquier–, lo preocupante en todo este caso es la
derechización histérica del antikircherismo, que bordea las prácticas fascistas
en su ataque a los jóvenes. Da igual que sea desde las solicitadas
extemporáneas del pejotismo herido o desde las editoriales del Clarín de
Magnetto. Son casi lo mismo. En ambos casos, está hablando la Argentina que no quiere
que nada cambie.
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