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martes, 12 de marzo de 2013

JEFF MYHRE: "El referéndum es un truco político", entrevista de Federico Bernal para “Tiempo Argentino” (10-03-13)



 

Arriba: Jeff Myhre

Muchos de los más prestigiosos investigadores estadounidenses vienen refutando desde 1927 los absurdos  argumentos históricos de Gran Bretaña por Malvinas. El aporte de EE UU a la desarticulación de las zonceras británicas.

 Entrevista al Profesor Jeff Myhre, doble magister en Historia y Relaciones Internacionales, doctorado por la London School of Economics


Por:
F. B.



Son dos los británicos encargados de sostener la argumentación histórica que legitimaría la ocupación de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur por parte del Reino Unido. Contratados por la gobernación colonialista en Malvinas, Peter Pepper y Graham Pascoe vienen trabajando al menos desde 2007 en contrarrestar la posición histórica de la Argentina. No han publicado mucho desde entonces. Apenas dos trabajos, que en realidad son en esencia uno solo: "Historia falsa sobre las Falklands/Malvinas ante la Organización de las Naciones Unidas" (2012) y "Getting it Right: The Real History of the Falklands/Malvinas" (2007). Ambos pueden descargarse de la página , la cual tiene en la parte superior una imagen que vale por mil millones de palabras y que ya lo dice todo (ver recuadro en la introducción de este suplemento "¿Cuestión de soberanía o de honor (orgullo)? De Lord North a Thatcher"). Los puntos esgrimidos por Pepper y Pascoe (P&P) son tan lamentables como pueriles. Sin embargo, y como hemos visto de la entrevista a Lawrence Freedman, fueron suficientes para doblegar la historia oficial británica encargada por la propia Cancillería al mismo Freedman. 

A continuación, los puntos principales sobre los que se basaría la legitimidad del reclamo británico de soberanía y que, por supuesto, no se molestan en neutralizar las grandes contradicciones y debilidades argumentativas británicas desde finales del siglo XVIII hasta los resultados del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento entre 1983 y 1984 (ver en esta nota el recuadro homónimo). Asimismo, y más importante aún, no sólo ocultan el rol que el denominado Lobby Falkland jugó en el saboteo de una salida pacífica y negociada (transferencia de soberanía) entre 1968 y 1981, sino también su papel en el desencadenamiento del conflicto, tal como hemos visto en el Suplemento Tiempo de Descolonización publicado por este diario entre febrero y junio del año pasado. Para concluir y no dejar a P&P sin trabajo –la tasa de desempleo en el Reino Unido va en ascenso–, hemos decidido refutar sus principales razonamientos pero con las palabras de Jeff Myhre, un especialista estadounidense en la cuestión Malvinas. Myhre, entrevistado ya por segunda vez (esta entrevista complementa la efectuada el año pasado titulada "El ataque británico de 1833 es difícil considerarlo justo bajo la ley de aquella época") es autor de uno de los más importantes trabajos de investigación publicados en EE UU sobre la legitimidad de los reclamos argentino y británico hacia Malvinas. El trabajo de Myhre está en sintonía con el que su compatriota Julius Goebel expuso en su libro The Struggle for the Falkland Islands de 1927 (ver recuadro en introducción a este Suplemento), con el de los académicos estadounidenses Reginald y Elliot Tempest in a Teapot, de 1983 (analizado oportunamente el año pasado), y con el importantísimo libro La disputa de soberanía sobre las Islas Falklands (Malvinas), cuyo autor es Lowell Gustafson, decano de la Universidad de Villanova (ver entrevista que le realizamos el 27/1/13 "La Argentina tiene un derecho histórico superior" en Malvinas).

"Historia falsa sobre las Falklands/Malvinas ante la Organización de las Naciones Unidas". Este es el título del último artículo de P&P, que tiene de cierto y de serio sólo el título (ha sido Gran Bretaña la que ha sistemáticamente presentado al mundo y a las Naciones Unidas una historia falsificada del Conflicto del Atlántico Sur). Como hemos visto en la introducción de este Suplemento, más que la falsificación denunciada por P&P, lo único que se interpone entre la reanudación de las negociaciones bilaterales entre la Argentina y el Reino Unido es el argumento que responsabiliza al primero por la guerra de 1982. Ni la autodeterminación ni la supuesta titularidad británica serán capaces de sostenerse ni por tres minutos una vez que el Reino Unido sea obligado a sentarse a negociar. Veamos ahora algunos de los pasajes más interesantes del referido artículo de P&P: "Desde la década del '60, los pobladores de las Islas Falkland han sido víctimas de los esfuerzos de la Argentina para promover su reclamo de soberanía sobre las islas, esfuerzos que culminaron en la invasión argentina en 1982. La oleada actual de intensa presión argentina comenzó con el establecimiento de un grupo de presión oficial dentro del Congreso argentino, el "Observatorio Parlamentario - Cuestión Malvinas" en junio de 2006. Esto fue anterior al repudio por parte de la Argentina, en marzo de 2007, del Acuerdo de Hidrocarburos con Gran Bretaña de 1995, y más de tres años antes de la reanudación de perforaciones petroleras alrededor de las Falklands en el 2010 (la actual presión argentina no es una respuesta a la exploración petrolera en las Falklands). En 2007, el "Observatorio" distribuyó folletos gravemente erróneos sobre las Falklands a colegios argentinos. Estos folletos contenían gran parte de la historia falsa que la Argentina también presenta ante la Organización de las Naciones Unidas. Resulta notable que comiencen denunciando al "grupo de presión oficial" argentino, pues conocen muy bien lo que el grupo de presión británico-kelper significó en el devenir de la disputa de soberanía. Sigue: "El caso presentado por Gran Bretaña se fundamenta en tres elementos: un reclamo histórico muy bien sustentado; un reclamo de soberanía de base política, ya que los falklandenses claramente quieren seguir siendo británicos; y la administración británica continuada durante casi 180 años." Debemos decir al respecto que el reclamo histórico de la potencia colonialista carece de sustento. Así ha quedado perfectamente documentado por los mismos británicos, entre ellos, el historiador oficial Freedman. Por otra parte, que los kelpers quieran seguir siendo británicos no hace a la cuestión de fondo (la Argentina no se opone a ello); y, finalmente, que el argumento de "la administración británica continuada por 180 años", además de omitir la recuperación argentina entre abril y junio de 1982 no es un argumento válido para la prescripción de los reclamos argentinos. Ahora dejemos que Myhre desarticule las zonceras colonialistas británicas

Entrevista a Jeff Myhre
Le comuniqué a Jeff que me gustaría centrar la entrevista en el artículo de P&P, cuya sesgada argumentación se oponía a la plasmada por él en su trabajo "Title to the Falklands-Malvinas under International Law" (Millenium, Journal of International Studies, vol. 12, núm. 1, 1983). Antes de comenzar, una sucinta presentación. Myhre se graduó en la Universidad de Colorado, Estados Unidos. Es doble magister en Historia y Relaciones Internacionales, con un doctorado en la London School of Economics. Es fundador del Kensington Review, una publicación virtual lanzada en 2002, célebre entre especialistas de Política, Economía y Desarrollo Social. Ha colaborado en infinidad de medios y publicaciones europeas y estadounidenses. Es miembro de la Asociación de Política Exterior y del Instituto de Políticas Mundiales.

1) ¿Qué opinión le merece esta afirmación?: "España no hizo reserva expresa de su soberanía en el tratado del 22 de enero de 1771 que puso fin a la crisis provocada por el ataque de España en tiempos de paz a Puerto Egmont en 1770. Tanto Gran Bretaña como España se reservaron la soberanía en ese tratado" (página 2 del informe de P&P).
–El tratado de 1771 fue un "acuerdo para estar en desacuerdo" sobre la soberanía. España intentó conseguir que los británicos reconocieran la soberanía española en el borrador del proyecto previo a la negociación, y tuvieron que conformarse con menos. Es por esta razón que considero tan importante la evacuación británica de Port Egmont en 1774. Si ambos tenían un reclamo en 1771, el reclamo de Gran Bretaña fue debilitado por la evacuación. A partir de 1774, la demanda de España tuvo más fuerza.

2) ¿Coincide con la siguiente afirmación?: "Gran Bretaña no expulsó a la población argentina de las Falklands en 1833. De hecho Gran Bretaña hizo su mejor intento de persuadir a los residentes genuinos a quedarse" (página 3 de P&P).
–Desconozco la existencia de expulsiones en masa o forzadas de argentinos por los británicos. Dicho esto, ¿en qué medida Gran Bretaña realmente alentó a la población argentina a quedarse? Estas personas eran argentinos y no querían vivir bajo un gobierno británico. Este no es el único caso en la historia de personas que abandonaron un territorio porque se opusieron a un cambio en la soberanía. Muchos estadounidenses probritánicos se trasladaron a Canadá después de la independencia de los Estados Unidos. Las expulsiones forzadas no fueron necesarias en un gran número de casos porque no hubo necesidad. Los habitantes abandonaron el territorio por su propia y libre voluntad.

3) P&P mencionan en la página 7 que "Hubo un acuerdo internacional que confirma la posesión británica de las Islas Falkland." ¿A qué acuerdo se refieren?
–Los autores hacen una afirmación creativa al argumentar que el Convenio de Perfecta Amistad de 1850 confirmaba la posesión británica de las Islas Falklands. En el mejor de los casos, está implícito el reconocimiento del título británico, y esto haciendo una lectura generosamente probritánica del tratado y del Derecho Internacional del siglo XIX. En suma, no creo que alcance el nivel necesario para conferir un título indiscutible a los británicos. Bajo los términos del mismo tratado, una pregunta obligada: ¿Gran Bretaña reconoció los derechos de la Argentina a las Islas del Canal Beagle que hasta hace poco se disputaban con Chile? Estoy convencido de que el gobierno de Buenos Aires no consideró el tratado como un reconocimiento del control británico sobre Gibraltar, India o las Islas del Canal frente a la costa francesa. Creo que aquí se requiere una declaración clara y franca: el argumento no es malo, pero no es enteramente convincente.

4) Otros dos argumentos de P&P, página 8: "Argentina aceptó la posesión británica de las Islas Falkland" y "Argentina dejó de protestar por la posesión británica de las Islas Falkland"...
-Tenemos que recordar que Gran Bretaña no dijo nada sobre las islas desde el abandono de Puerto Egmont en 1774 hasta la ocupación, casi 60 años después. En aquel momento, Londres no dijo nada. No creo que la ausencia de un reclamo argentino sea exactamente lo mismo que aceptar la posesión británica. Y seamos honestos, en el siglo XIX, ambas naciones tenían problemas más urgentes que algunas islas llenas de ovejas en el Atlántico Sur. ¿Debió haberse formulado una protesta formal? Sí. Sin embargo, ambas partes se mantuvieron en silencio durante mucho tiempo, en un momento u otro de la historia, con respecto a las islas. El silencio argentino durante el período en cuestión daña su reclamo, pero de ninguna manera lo elimina por completo.

5) ¿Está de acuerdo –y por qué o por qué no– con esta afirmación?: "El reclamo de Argentina no es imprescriptible" (página 9). 
–Como un aspecto fundamental del Derecho Internacional, no acepto que todo reclamo sea imprescriptible. Todos los reclamos están sujetos a la prescripción. La pregunta es qué normas existen para decir que un reclamo ha prescrito.

6) En el mismo trabajo, P&P sostuvieron que "La Resolución 2065 simplemente invita a Gran Bretaña y a la Argentina a negociar sobre el futuro de las Islas Falkland, de conformidad con la Carta de la ONU y los 'intereses' de los isleños de las Falkland; no emitió ningún veredicto sobre los méritos del reclamo de ninguno de los países sobre las islas. El texto de la resolución no se refiere a los 'deseos' de los isleños (la base de toda verdadera descolonización); Argentina dice que esto fue para  excluir el principio de autodeterminación, alegando que Gran Bretaña 'expulsó a la población argentina' en 1833 y que una población que sustituye a una ‘población expulsada’ no tiene derecho a la autodeterminación. Sin embargo, la afirmación de que Gran Bretaña expulsó a la población argentina es falsa, porque la resolución se obtuvo engañando a la ONU." ¿¨Engañando¨ a la ONU? 
-Debemos recordar que las resoluciones de la Asamblea General no representan el Derecho Internacional. A lo sumo, ponen en evidencia lo que se acostumbra a hacer a nivel internacional. Más a menudo, son evidencia de cómo se está manifestando la política global. En cuanto a engañar a las Naciones Unidas, eso significaría que los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas simplemente tomaron las palabras de la Argentina como definitivas. Estoy seguro de que muchos miembros hicieron revisar la situación por abogados antes de decidir cómo votar. Por supuesto, hay casos donde la ONU sí fue engañada. Por ejemplo, me vienen a la mente las afirmaciones del gobierno de Bush sobre las armas iraquíes de destrucción masiva. En fin, es posible que la ONU fuera engañada, pero es más probable que las naciones hicieran un cálculo político al votar del modo como lo hicieron.


7) Los isleños de las Falkland (con Pepper y Pascoe a la cabeza) han criticado la historia oficial del gobierno sobre la guerra de 1982 (Lawrence Freedman), alegando que contiene una serie de "graves" errores que la tornan demasiado proArgentina. ¿Usted considera como "errores" los puntos esgrimidos por P&P en el artículo de The Telegraph de febrero de 2010? 
–Sir Lawrence es experto en Historia Militar, no en Diplomacia y Derecho Internacional. Él mismo dijo, "yo estaba tratando de explicar la naturaleza de los conflictos. No consulté las fuentes primarias. No pretendía ser un historiador de la época. Mi misión fue escribir sobre los acontecimientos de 1982." Se centró en 1982, no en 1833. El polémico primer capítulo de su obra en realidad sólo preparaba el terreno para aquello en lo que él quería centrarse realmente. Dicho esto, echemos un vistazo a uno de los cargos, tomado del periódico The Telegraph que usted me recuerda: "Historia oficial: cuando España devolvió el asentamiento de Puerto Egmont de las islas a Gran Bretaña en 1771, los españoles hicieron una declaración en el tratado con Gran Bretaña que 'reservaba su posición sobre la soberanía'. Corrección: esta afirmación no fue hecha en el texto final del tratado." Según la Parliamentary History of England, vol. 16, pp. 1336-1338, el 22 de enero de 1771, las declaraciones entre los embajadores de España e Inglaterra incluyen esto: "... el compromiso de su Majestad Católica [el rey de España], de devolver a su Majestad británica la posesión de la fortaleza y el puerto denominado Egmont, no puede, ni debe en ningún caso afectar la soberanía de las islas Malouine, también llamadas Islas Falkland". En inglés, en español o en swahili, esto es claramente una reserva.

8) Su opinión sobre el referéndum. ¿Cambia algo desde la perspectiva del Derecho Internacional?
–No. Este referéndum es un truco político. Felicito a los organizadores por su perspicacia y estrategia política, pero en cuestión de Derecho Internacional, no creo que importe mucho. Es cualitativamente diferente de los referendos de Quebec en el siglo pasado y del referéndum escocés previsto para el año 2014. Todo el mundo sabe que los isleños están muy felices con el gobierno británico. La pregunta es si sus deseos y aspiraciones cuentan conforme al Derecho Internacional. ¿Son los isleños un 'pueblo' como el quebequés o los escoceses, y por lo tanto tienen derecho a la autodeterminación del modo cómo se entiende en el derecho internacional? ¿O son británicos y su autodeterminación se canaliza a través del Reino Unido? Creo que la ley considera este último caso como verdadero, aunque personalmente creo que son más un caso distinto.


La lógica omisión del reporte del comité de asuntos exteriores de 1983/4
Interesante resulta la omisión de Pepper y Pascoe en relación al documento "Fifth report from the Foreign Affairs Committee, session 1983-84 Falkland Islands : observations / by Her Majesty's Government", y la opinión que le mereció al cronista oficial británico sobre el Conflicto del Atlántico Sur, Lawrence Freedman. En efecto, en la página 2 de su libro, Freedman expresó que "[...] algunos meses después de la recuperación de las Falklands por Gran Bretaña [...] un Comité de la Casa de los Comunes dudó seriamente si la titularidad de las islas era británica o argentina. El Gobierno [de Thatcher] insistió que no existía tal incertidumbre, pero los miembros del parlamento se vieron claramente perturbados por una historia confusa, que no terminaba de explicar el por qué la Argentina había sido tan persistente en su reclamo. Cuando el Comité estuvo por llegar a una conclusión, la elección general de mayo de 1983 intervino, demorando el informe final para el año entrante. El resultado estuvo lejos de ser un resonante respaldo de los reclamos británicos sobre un territorio para el cual se acababa de ir a la guerra. El Comité se declaró 'incompetente para alcanzar una conclusión categórica de la validez legal de los reclamos' de Gran Bretaña y de la Argentina. Luego, enfatizó en la importancia de la invasión argentina de 1982, declarando al respecto que tal accionar fue el que en definitiva terminó decidiendo la cuestión. [...] En 1985, el Gobierno expresó su pesar ante la negativa del Comité de llegar a una conclusión" (Freedman, ob. cit., págs. 2 y 3). Para más detalle, ver nuestra nota introductoria. Qué interesante sería que la Argentina publique los resultados del Comité de Asuntos Exteriores de 1983/84, abriéndolos a la opinión pública de la misma manera que se decidió hacer con el Informe Rattenbach.


Myhre en 1983 y el reconocimiento de la soberanía española
En su investigación citada y con motivo de la devolución española de Puerto Egmont a Gran Bretaña, Myhre escribió: "Lo contenido en estos acuerdos [de 1770 entre ambas potencias europeas] son absolutamente vinculantes jurídicamente. Mediante estas declaraciones, España devolvió Port Egmont a Gran Bretaña, pero su reserva sobre la soberanía significó que, junto con Port Egmont, no estaba devolviendo la soberanía británica, suponiendo que alguna vez haya estado bajo la soberanía británica. El puerto sería una base británica en territorio español. La declaración británica no cuestionó la reserva española y debe ser interpretada como un reconocimiento de la soberanía española sobre las islas" (ob. cit., pág. 32). 

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