Son dos los británicos encargados de sostener la
argumentación histórica que legitimaría la ocupación de la Provincia de Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur por parte del Reino Unido.
Contratados por la gobernación colonialista en Malvinas, Peter Pepper y Graham
Pascoe vienen trabajando al menos desde 2007 en contrarrestar la posición
histórica de la
Argentina. No han publicado mucho desde entonces. Apenas dos
trabajos, que en realidad son en esencia uno solo: "Historia falsa sobre
las Falklands/Malvinas ante la
Organización de las Naciones Unidas" (2012) y
"Getting it Right: The Real History of the Falklands/Malvinas"
(2007). Ambos pueden descargarse de la página
, la cual tiene en la parte superior una
imagen que vale por mil millones de palabras y que ya lo dice todo (ver recuadro
en la introducción de este suplemento "¿Cuestión de soberanía o de honor
(orgullo)? De Lord North a Thatcher"). Los puntos esgrimidos por Pepper y
Pascoe (P&P) son tan lamentables como pueriles. Sin embargo, y como hemos
visto de la entrevista a Lawrence Freedman, fueron suficientes para doblegar la
historia oficial británica encargada por la propia Cancillería al mismo
Freedman.
A continuación, los puntos principales sobre los que se
basaría la legitimidad del reclamo británico de soberanía y que, por supuesto,
no se molestan en neutralizar las grandes contradicciones y debilidades
argumentativas británicas desde finales del siglo XVIII hasta los resultados
del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento entre 1983 y 1984 (ver en esta
nota el recuadro homónimo). Asimismo, y más importante aún, no sólo ocultan el
rol que el denominado Lobby Falkland jugó en el saboteo de una salida pacífica
y negociada (transferencia de soberanía) entre 1968 y 1981, sino también su
papel en el desencadenamiento del conflicto, tal como hemos visto en el
Suplemento Tiempo de Descolonización publicado por este diario entre febrero y
junio del año pasado. Para concluir y no dejar a P&P sin trabajo –la tasa
de desempleo en el Reino Unido va en ascenso–, hemos decidido refutar sus principales
razonamientos pero con las palabras de Jeff Myhre, un especialista
estadounidense en la cuestión Malvinas. Myhre, entrevistado ya por segunda vez
(esta entrevista complementa la efectuada el año pasado titulada "El
ataque británico de 1833 es difícil considerarlo justo bajo la ley de aquella
época") es autor de uno de los más importantes trabajos de investigación
publicados en EE UU sobre la legitimidad de los reclamos argentino y británico
hacia Malvinas. El trabajo de Myhre está en sintonía con el que su compatriota
Julius Goebel expuso en su libro The Struggle for the Falkland Islands de 1927
(ver recuadro en introducción a este Suplemento), con el de los académicos
estadounidenses Reginald y Elliot Tempest in a Teapot, de 1983 (analizado
oportunamente el año pasado), y con el importantísimo libro La disputa de
soberanía sobre las Islas Falklands (Malvinas), cuyo autor es Lowell Gustafson,
decano de la Universidad
de Villanova (ver entrevista que le realizamos el 27/1/13 "La Argentina tiene un
derecho histórico superior" en Malvinas).
"Historia falsa sobre las Falklands/Malvinas ante la Organización de las
Naciones Unidas". Este es el título del último artículo de P&P, que
tiene de cierto y de serio sólo el título (ha sido Gran Bretaña la que ha
sistemáticamente presentado al mundo y a las Naciones Unidas una historia
falsificada del Conflicto del Atlántico Sur). Como hemos visto en la
introducción de este Suplemento, más que la falsificación denunciada por
P&P, lo único que se interpone entre la reanudación de las negociaciones
bilaterales entre la
Argentina y el Reino Unido es el argumento que responsabiliza
al primero por la guerra de 1982. Ni la autodeterminación ni la supuesta
titularidad británica serán capaces de sostenerse ni por tres minutos una vez
que el Reino Unido sea obligado a sentarse a negociar. Veamos ahora algunos de
los pasajes más interesantes del referido artículo de P&P: "Desde la
década del '60, los pobladores de las Islas Falkland han sido víctimas de los
esfuerzos de la Argentina
para promover su reclamo de soberanía sobre las islas, esfuerzos que culminaron
en la invasión argentina en 1982. La oleada actual de intensa presión argentina
comenzó con el establecimiento de un grupo de presión oficial dentro del
Congreso argentino, el "Observatorio Parlamentario - Cuestión
Malvinas" en junio de 2006. Esto fue anterior al repudio por parte de la Argentina, en marzo de
2007, del Acuerdo de Hidrocarburos con Gran Bretaña de 1995, y más de tres años
antes de la reanudación de perforaciones petroleras alrededor de las Falklands
en el 2010 (la actual presión argentina no es una respuesta a la exploración
petrolera en las Falklands). En 2007, el "Observatorio" distribuyó
folletos gravemente erróneos sobre las Falklands a colegios argentinos. Estos
folletos contenían gran parte de la historia falsa que la Argentina también
presenta ante la
Organización de las Naciones Unidas. Resulta notable que
comiencen denunciando al "grupo de presión oficial" argentino, pues
conocen muy bien lo que el grupo de presión británico-kelper significó en el
devenir de la disputa de soberanía. Sigue: "El caso presentado por Gran
Bretaña se fundamenta en tres elementos: un reclamo histórico muy bien
sustentado; un reclamo de soberanía de base política, ya que los falklandenses
claramente quieren seguir siendo británicos; y la administración británica
continuada durante casi 180 años." Debemos decir al respecto que el
reclamo histórico de la potencia colonialista carece de sustento. Así ha
quedado perfectamente documentado por los mismos británicos, entre ellos, el
historiador oficial Freedman. Por otra parte, que los kelpers quieran seguir
siendo británicos no hace a la cuestión de fondo (la Argentina no se opone a
ello); y, finalmente, que el argumento de "la administración británica
continuada por 180 años", además de omitir la recuperación argentina entre
abril y junio de 1982 no es un argumento válido para la prescripción de los
reclamos argentinos. Ahora dejemos que Myhre desarticule las zonceras
colonialistas británicas
Entrevista a Jeff Myhre
Le comuniqué a Jeff que me gustaría centrar la entrevista en
el artículo de P&P, cuya sesgada argumentación se oponía a la plasmada por
él en su trabajo "Title to the Falklands-Malvinas under International
Law" (Millenium, Journal of International Studies, vol. 12, núm. 1, 1983).
Antes de comenzar, una sucinta presentación. Myhre se graduó en la Universidad de
Colorado, Estados Unidos. Es doble magister en Historia y Relaciones
Internacionales, con un doctorado en la London School of
Economics. Es fundador del Kensington Review, una publicación virtual lanzada
en 2002, célebre entre especialistas de Política, Economía y Desarrollo Social.
Ha colaborado en infinidad de medios y publicaciones europeas y
estadounidenses. Es miembro de la
Asociación de Política Exterior y del Instituto de Políticas
Mundiales.
1) ¿Qué opinión le merece esta afirmación?: "España no
hizo reserva expresa de su soberanía en el tratado del 22 de enero de 1771 que
puso fin a la crisis provocada por el ataque de España en tiempos de paz a
Puerto Egmont en 1770. Tanto Gran Bretaña como España se reservaron la
soberanía en ese tratado" (página 2 del informe de P&P).
–El tratado de 1771 fue un "acuerdo para estar en
desacuerdo" sobre la soberanía. España intentó conseguir que los
británicos reconocieran la soberanía española en el borrador del proyecto
previo a la negociación, y tuvieron que conformarse con menos. Es por esta
razón que considero tan importante la evacuación británica de Port Egmont en
1774. Si ambos tenían un reclamo en 1771, el reclamo de Gran Bretaña fue
debilitado por la evacuación. A partir de 1774, la demanda de España tuvo más
fuerza.
2) ¿Coincide con la siguiente afirmación?: "Gran
Bretaña no expulsó a la población argentina de las Falklands en 1833. De hecho
Gran Bretaña hizo su mejor intento de persuadir a los residentes genuinos a
quedarse" (página 3 de P&P).
–Desconozco la existencia de expulsiones en masa o forzadas
de argentinos por los británicos. Dicho esto, ¿en qué medida Gran Bretaña
realmente alentó a la población argentina a quedarse? Estas personas eran
argentinos y no querían vivir bajo un gobierno británico. Este no es el único
caso en la historia de personas que abandonaron un territorio porque se
opusieron a un cambio en la soberanía. Muchos estadounidenses probritánicos se
trasladaron a Canadá después de la independencia de los Estados Unidos. Las
expulsiones forzadas no fueron necesarias en un gran número de casos porque no
hubo necesidad. Los habitantes abandonaron el territorio por su propia y libre
voluntad.
3) P&P mencionan en la página 7 que "Hubo un
acuerdo internacional que confirma la posesión británica de las Islas
Falkland." ¿A qué acuerdo se refieren?
–Los autores hacen una afirmación creativa al argumentar que
el Convenio de Perfecta Amistad de 1850 confirmaba la posesión británica de las
Islas Falklands. En el mejor de los casos, está implícito el reconocimiento del
título británico, y esto haciendo una lectura generosamente probritánica del
tratado y del Derecho Internacional del siglo XIX. En suma, no creo que alcance
el nivel necesario para conferir un título indiscutible a los británicos. Bajo
los términos del mismo tratado, una pregunta obligada: ¿Gran Bretaña reconoció
los derechos de la Argentina
a las Islas del Canal Beagle que hasta hace poco se disputaban con Chile? Estoy
convencido de que el gobierno de Buenos Aires no consideró el tratado como un
reconocimiento del control británico sobre Gibraltar, India o las Islas del
Canal frente a la costa francesa. Creo que aquí se requiere una declaración
clara y franca: el argumento no es malo, pero no es enteramente convincente.
4) Otros dos argumentos de P&P, página 8:
"Argentina aceptó la posesión británica de las Islas Falkland" y
"Argentina dejó de protestar por la posesión británica de las Islas
Falkland"...
-Tenemos que recordar que Gran Bretaña no dijo nada sobre
las islas desde el abandono de Puerto Egmont en 1774 hasta la ocupación, casi
60 años después. En aquel momento, Londres no dijo nada. No creo que la
ausencia de un reclamo argentino sea exactamente lo mismo que aceptar la
posesión británica. Y seamos honestos, en el siglo XIX, ambas naciones tenían
problemas más urgentes que algunas islas llenas de ovejas en el Atlántico Sur.
¿Debió haberse formulado una protesta formal? Sí. Sin embargo, ambas partes se
mantuvieron en silencio durante mucho tiempo, en un momento u otro de la
historia, con respecto a las islas. El silencio argentino durante el período en
cuestión daña su reclamo, pero de ninguna manera lo elimina por completo.
5) ¿Está de acuerdo –y por qué o por qué no– con esta
afirmación?: "El reclamo de Argentina no es imprescriptible" (página
9).
–Como un aspecto fundamental del Derecho Internacional, no
acepto que todo reclamo sea imprescriptible. Todos los reclamos están sujetos a
la prescripción. La pregunta es qué normas existen para decir que un reclamo ha
prescrito.
6) En el mismo trabajo, P&P sostuvieron que "La Resolución 2065
simplemente invita a Gran Bretaña y a la Argentina a negociar sobre el futuro de las Islas
Falkland, de conformidad con la
Carta de la ONU
y los 'intereses' de los isleños de las Falkland; no emitió ningún veredicto
sobre los méritos del reclamo de ninguno de los países sobre las islas. El
texto de la resolución no se refiere a los 'deseos' de los isleños (la base de
toda verdadera descolonización); Argentina dice que esto fue para excluir
el principio de autodeterminación, alegando que Gran Bretaña 'expulsó a la
población argentina' en 1833 y que una población que sustituye a una ‘población
expulsada’ no tiene derecho a la autodeterminación. Sin embargo, la afirmación
de que Gran Bretaña expulsó a la población argentina es falsa, porque la
resolución se obtuvo engañando a la
ONU." ¿¨Engañando¨ a la ONU?
-Debemos recordar que las resoluciones de la Asamblea General
no representan el Derecho Internacional. A lo sumo, ponen en evidencia lo que
se acostumbra a hacer a nivel internacional. Más a menudo, son evidencia de
cómo se está manifestando la política global. En cuanto a engañar a las
Naciones Unidas, eso significaría que los miembros de la Asamblea General
de las Naciones Unidas simplemente tomaron las palabras de la Argentina como
definitivas. Estoy seguro de que muchos miembros hicieron revisar la situación
por abogados antes de decidir cómo votar. Por supuesto, hay casos donde la ONU sí fue engañada. Por
ejemplo, me vienen a la mente las afirmaciones del gobierno de Bush sobre las
armas iraquíes de destrucción masiva. En fin, es posible que la ONU fuera engañada, pero es
más probable que las naciones hicieran un cálculo político al votar del
modo como lo hicieron.
7) Los isleños de las Falkland (con Pepper y Pascoe a la
cabeza) han criticado la historia oficial del gobierno sobre la guerra de 1982
(Lawrence Freedman), alegando que contiene una serie de "graves"
errores que la tornan demasiado proArgentina. ¿Usted considera como
"errores" los puntos esgrimidos por P&P en el artículo de The
Telegraph de febrero de 2010?
–Sir Lawrence es experto en Historia Militar, no en
Diplomacia y Derecho Internacional. Él mismo dijo, "yo estaba tratando de
explicar la naturaleza de los conflictos. No consulté las fuentes primarias. No
pretendía ser un historiador de la época. Mi misión fue escribir sobre los
acontecimientos de 1982." Se centró en 1982, no en 1833. El polémico
primer capítulo de su obra en realidad sólo preparaba el terreno para aquello
en lo que él quería centrarse realmente. Dicho esto, echemos un vistazo a uno
de los cargos, tomado del periódico The Telegraph que usted me recuerda:
"Historia oficial: cuando España devolvió el asentamiento de Puerto Egmont
de las islas a Gran Bretaña en 1771, los españoles hicieron una declaración en
el tratado con Gran Bretaña que 'reservaba su posición sobre la soberanía'.
Corrección: esta afirmación no fue hecha en el texto final del tratado."
Según la
Parliamentary History of England, vol. 16, pp. 1336-1338, el
22 de enero de 1771, las declaraciones entre los embajadores de España e
Inglaterra incluyen esto: "... el compromiso de su Majestad Católica [el
rey de España], de devolver a su Majestad británica la posesión de la fortaleza
y el puerto denominado Egmont, no puede, ni debe en ningún caso afectar la
soberanía de las islas Malouine, también llamadas Islas Falkland". En
inglés, en español o en swahili, esto es claramente una reserva.
8) Su opinión sobre el referéndum. ¿Cambia algo desde la
perspectiva del Derecho Internacional?
–No. Este referéndum es un truco político. Felicito a los
organizadores por su perspicacia y estrategia política, pero en cuestión de
Derecho Internacional, no creo que importe mucho. Es cualitativamente diferente
de los referendos de Quebec en el siglo pasado y del referéndum escocés
previsto para el año 2014. Todo el mundo sabe que los isleños están muy felices
con el gobierno británico. La pregunta es si sus deseos y aspiraciones cuentan
conforme al Derecho Internacional. ¿Son los isleños un 'pueblo' como el
quebequés o los escoceses, y por lo tanto tienen derecho a la autodeterminación
del modo cómo se entiende en el derecho internacional? ¿O son británicos y su
autodeterminación se canaliza a través del Reino Unido? Creo que la ley
considera este último caso como verdadero, aunque personalmente creo que son
más un caso distinto.
La lógica omisión del reporte del comité de asuntos
exteriores de 1983/4
Interesante resulta la omisión de Pepper y Pascoe en
relación al documento "Fifth report from the Foreign Affairs Committee,
session 1983-84 Falkland Islands : observations / by Her Majesty's
Government", y la opinión que le mereció al cronista oficial británico
sobre el Conflicto del Atlántico Sur, Lawrence Freedman. En efecto, en la
página 2 de su libro, Freedman expresó que "[...] algunos meses después de
la recuperación de las Falklands por Gran Bretaña [...] un Comité de la Casa de los Comunes dudó seriamente
si la titularidad de las islas era británica o argentina. El Gobierno [de
Thatcher] insistió que no existía tal incertidumbre, pero los miembros del
parlamento se vieron claramente perturbados por una historia confusa, que no
terminaba de explicar el por qué la Argentina había sido tan persistente en su
reclamo. Cuando el Comité estuvo por llegar a una conclusión, la elección
general de mayo de 1983 intervino, demorando el informe final para el año
entrante. El resultado estuvo lejos de ser un resonante respaldo de los
reclamos británicos sobre un territorio para el cual se acababa de ir a la
guerra. El Comité se declaró 'incompetente para alcanzar una conclusión
categórica de la validez legal de los reclamos' de Gran Bretaña y de la Argentina. Luego,
enfatizó en la importancia de la invasión argentina de 1982, declarando al
respecto que tal accionar fue el que en definitiva terminó decidiendo la
cuestión. [...] En 1985, el Gobierno expresó su pesar ante la negativa del
Comité de llegar a una conclusión" (Freedman, ob. cit., págs. 2 y 3). Para
más detalle, ver nuestra nota introductoria. Qué interesante sería que la Argentina publique los
resultados del Comité de Asuntos Exteriores de 1983/84, abriéndolos a la
opinión pública de la misma manera que se decidió hacer con el Informe
Rattenbach.
Myhre en 1983 y el reconocimiento de la soberanía
española
En su investigación citada y con motivo de la devolución
española de Puerto Egmont a Gran Bretaña, Myhre escribió: "Lo contenido en
estos acuerdos [de 1770 entre ambas potencias europeas] son absolutamente
vinculantes jurídicamente. Mediante estas declaraciones, España devolvió Port
Egmont a Gran Bretaña, pero su reserva sobre la soberanía significó que, junto
con Port Egmont, no estaba devolviendo la soberanía británica, suponiendo que
alguna vez haya estado bajo la soberanía británica. El puerto sería una base
británica en territorio español. La declaración británica no cuestionó la
reserva española y debe ser interpretada como un reconocimiento de la soberanía
española sobre las islas" (ob. cit., pág. 32).
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