La oligopolización del sector ha sido uno de los factores
limitantes de la democracia y el avance neoliberal.
En noviembre del año
pasado, la Argentina
logró poner fin a uno de los ataques especulativos contra su moneda más duros
de la última década. Los bancos perdieron depósitos en dólares por 1000
millones en un tiempo récord de 15 días, las reservas cayeron en U$S 6000
millones en un año y se dolarizaron U$S 80 mil millones en el período
comprendido entre diciembre de 2010 y diciembre de 2011. La maniobra fracasó.
Entonces, el gobierno le ganó la pulseada al sector duro del establishment
financiero que apostaba a la devaluación del peso, pero también a los grandes
medios concentrados que dispusieron todo el aparato comunicacional con el
objetivo de precipitar una caída de la moneda y promovieron una salida desordenada
del modelo económico. La sangría de divisas que sufrió la economía hubiera sido
imposible sin el acompañamiento y la cobertura mediática.
Clarín y La Nación se cansaron de armar
tapas con letras catástrofes que informaban en detalle como se reanimaba el
monstruo del dólar entre los ciudadanos y, de paso, reavivaron en el
inconsciente colectivo las peores crisis económicas de la historia reciente de la Argentina. El Grupo
Magnetto-Mitre puso en el campo de batalla el ejercito comunicacional integrado,
entre otros, por canal 13 y sus repetidoras en todo el país, más canal 12 de
Córdoba, canal 7 de Bahía Blanca, la señal de noticias TN (de alcance
nacional), Radio Mitre, FM 100, FM 101.5, FM 103 de Mendoza, más los poderosos
portales de noticias de Clarín y La
Nación, con el propósito de promover una suerte de caos
económico-institucional que resultó fallido. Al igual que en el resto de los
estamentos de la vida (la política, la cultura, la educación, el deporte,
etc.), los medios del establishment, caracterizados por el elevado poder de
fuego), una enorme capacidad de repetición y una extensa cobertura geográfica
en todo el país (con una red de socios políticos en el extranjero), buscan
esencialmente arraigar y profundizar en el ámbito económico los parámetros de
la cosmovisión neoliberal. Sin embargo, a diferencia de lo que acontece en
otros campos de la vida como el cultural o el social en el que el perjuicio que
ocasionan apunta fundamentalmente a consolidar entre la población, en el
mediano y largo plazo, pautas de vida individualistas propias de un mundo
unipolar, hiperconsumista, segregacionista, en el círculo de la economía, el
poder mediático busca generar una daño inmediato y con efectos devastadores. En
el más tibio de los casos, se propone erosionar las bases de un programa
económico para forzar la sustitución por otro afín a sus intereses. En un
discurso que dio el 13 de febrero de 1987, el entonces presidente advirtió esta
situación: "Soy respetuoso de la libertad de prensa, pero ustedes tienen
un ejemplo, en los diarios de hoy. Les pido que lean el Clarín, que se
especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle
caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Lean este artículo que está
vinculado a los anuncios. La forma falaz en que está presentada la desocupación
en la Argentina
es un ejemplo vivo contra lo que tenemos que luchar los argentinos", se
explayó el mandatario que gobernó el país después de una larga dictadura.
Alfonsín tomó una serie de decisiones de política económica desacertadas, pero
la salida anticipada de su gobierno fue, fundamentalmente, el fruto de la
connivencia casi explícita de los grupos económicos concentrados que dispararon
la inflación. Y Clarín, jugó un papel determinante, en la difusión y por el
efecto multiplicador de la inflación como fenómeno de masas, que le permitió a
Carlos Menem alcanzar antes de tiempo la Presidencia. El
mismo Menem que a poco de asumir le entregó Canal 13 a Ernestina Herrera de
Noble.
En los últimos años,
Clarín y La Nación
han naturalizado la idea de que la inflación tiene que estar estrictamente
asociada al incremento medio que reciben los salarios en las negociaciones con
la patronal cuando en realidad las subas de los productos y servicios tendrían
que estar vinculadas a los incrementos que sufren los costos de cada uno de los
empresarios (el salario es sólo uno de ellos). Esta concepción que relaciona
íntimamente salarios con inflación ha creado una cultura perversa que apunta a
impedir que en los hechos una mejora del poder adquisitivo real porque
inevitablemente la suba de los salarios tiene que estar acompañada por un
aumento del costo de vida de igual magnitud. La eternización de este concepto
genera una distorsión que termina responsabilizando al salario de la inflación
y culpa, indirectamente, al gobierno porque es quien organiza e impulsa la
negociación paritaria. Este discurso omite un detalle: los que colocan los
precios no son ni el gobierno ni los trabajadores sino los propios empresas.
Los medios concentrados han ido afinando durante los últimos años del
kirchnerismo los mecanismos orientados a erosionar la política económica.
Utilizan distintos tips claramente diferenciados que muchas veces se basan en
mentiras, falacias, verdades a medias o en información circunscripta a un
ámbito restringido que se busca propagar con el único propósito de generar un
daño mayor.
Efecto incertidumbre. Esta maniobra consiste en crear o destacar noticias que generan dudas e incertidumbre respecto del futuro en aspectos claves de la economía. Por ejemplo a partir de las restricciones al consumo de energía en el medio del pico de crecimiento de la economía, los medios concentrados intentaron arraigar la idea de que era inminente un colapso en el sistema energético, lo que, por supuesto, tornaría inviable la oferta productiva e impediría la expansión de la economía y el empleo. El 19 de mayo de 2004, con una ilustración del ministro Julio De Vido portando una banana en la cabeza, Clarín tituló "la crisis energética principal factor del freno de la industria". Ese año, el sector fabril creció a un promedio del 11% y fue uno de los mejores de la historia. Sin embargo, las alertas de Clarín y La Nación por la caída del sistema energético continuan hasta hoy cada vez que comienza el verano y el invierno.
Efecto minimización. El 17 de marzo de 2011, Clarín públicó un artículo en la página 14 que titula "hay 4 millones" de trabajadores con empleo indecente. En la Argentina, el trabajo informal es, sin lugar a duda desde el 2002 a la fecha, uno de los problemas más serios, pero la novedad de la información ese día era que el empleo ilegal había disminuido el 3,5 por ciento. De esta manera, con un título negativo, intenta instalar en el inconsciente colectivo la idea de que el empleo en negro tiende a aumentar, cuando en los últimos años se ha reducido.
Efecto descontextualización. Tanto La Nación como Clarín ponen siempre mucho más énfasis en mostrar a la caída de la economía como un fenómeno propio del país sin hacer ninguna mención al contexto internacional ni a la aguda crisis económica que golpea a los Estados Unidos y la Unión Europea, que en algunos países como Grecia y España, multiplicó la desocupación por tres. Es más se esfuerzan por asociar la crisis local a un problema intrínseco del modelo socioeconómico argentino tratando de incorporar la idea de que por culpa del programa económico "la Argentina no aprovecha el viento de cola" del buen precio de los commodities, particularmente de la soja. Sin embargo, se olvidan de decir que en la última campaña, como consecuencia de la sequía, se perdieron 10 millones de toneladas de soja, lo que implicó (a precios de hoy) una caída en los ingresos previstos del país de U$S 5700 millones. Tampoco explican que como resultado de la crisis (particularmente por Brasil), la Argentina exportó en los primeros nueve meses del año, 110 mil autos menos, lo que significa una disminución de más del 30%. En cambio, las ventas de O Km en el mercado interno sólo disminuyeron el 0,7%, producto del sostenimiento del poder adquisitivo.
Efecto incertidumbre. Esta maniobra consiste en crear o destacar noticias que generan dudas e incertidumbre respecto del futuro en aspectos claves de la economía. Por ejemplo a partir de las restricciones al consumo de energía en el medio del pico de crecimiento de la economía, los medios concentrados intentaron arraigar la idea de que era inminente un colapso en el sistema energético, lo que, por supuesto, tornaría inviable la oferta productiva e impediría la expansión de la economía y el empleo. El 19 de mayo de 2004, con una ilustración del ministro Julio De Vido portando una banana en la cabeza, Clarín tituló "la crisis energética principal factor del freno de la industria". Ese año, el sector fabril creció a un promedio del 11% y fue uno de los mejores de la historia. Sin embargo, las alertas de Clarín y La Nación por la caída del sistema energético continuan hasta hoy cada vez que comienza el verano y el invierno.
Efecto minimización. El 17 de marzo de 2011, Clarín públicó un artículo en la página 14 que titula "hay 4 millones" de trabajadores con empleo indecente. En la Argentina, el trabajo informal es, sin lugar a duda desde el 2002 a la fecha, uno de los problemas más serios, pero la novedad de la información ese día era que el empleo ilegal había disminuido el 3,5 por ciento. De esta manera, con un título negativo, intenta instalar en el inconsciente colectivo la idea de que el empleo en negro tiende a aumentar, cuando en los últimos años se ha reducido.
Efecto descontextualización. Tanto La Nación como Clarín ponen siempre mucho más énfasis en mostrar a la caída de la economía como un fenómeno propio del país sin hacer ninguna mención al contexto internacional ni a la aguda crisis económica que golpea a los Estados Unidos y la Unión Europea, que en algunos países como Grecia y España, multiplicó la desocupación por tres. Es más se esfuerzan por asociar la crisis local a un problema intrínseco del modelo socioeconómico argentino tratando de incorporar la idea de que por culpa del programa económico "la Argentina no aprovecha el viento de cola" del buen precio de los commodities, particularmente de la soja. Sin embargo, se olvidan de decir que en la última campaña, como consecuencia de la sequía, se perdieron 10 millones de toneladas de soja, lo que implicó (a precios de hoy) una caída en los ingresos previstos del país de U$S 5700 millones. Tampoco explican que como resultado de la crisis (particularmente por Brasil), la Argentina exportó en los primeros nueve meses del año, 110 mil autos menos, lo que significa una disminución de más del 30%. En cambio, las ventas de O Km en el mercado interno sólo disminuyeron el 0,7%, producto del sostenimiento del poder adquisitivo.
Efecto miedo. Sin
embargo, el peor de los tips de los medios concentrados es aquel que apunta al
miedo como factor desestabilizador. Apenas comenzó la salida de los depósitos
en dólares, los diarios Clarín, La
Nación y El Cronista (el diario que pertenece al político
opositor Francisco de Narváez) utilizaron toda la artillería mediática a su
alcance con el propósito, no tan sutil, de promover la salida de los dólares.
El mensaje que se traslucía detrás de cada nota era: "Si usted tiene
dólares en un banco, vaya rápido a la sucursal, retire sus ahorros y póngalos a
salvo en una caja de seguridad o mejor aún en su casa, porque se viene el
cimbronazo." Para ello apelaron a todo el ingenio a su alcance con el
propósito de inducir a la población a recordar la inestabilidad financiera que
ha caracterizado históricamente a la Argentina. Más allá de estos tips, absolutamente
arbirtrarios desde el plano teórico, queda claro que los medios han erosionado
en la última década todas las iniciativas tendientes a generar una economía más
inclusivas y a fortalecer la cultura neoliberal. La Argentina debe avanzar
en el cumplimiento efectivo de la ley de medios para democratizar las voces y
atenuar el impacto del discurso único. Sin embargo, el 7 de diciembre no se
debe tomar como día D para hacer cumplir el artículo de la ley relativo a la
desinversión porque se corre el riesgo de obtener una victoria pírrica. El
gobierno debe tomarse el tiempo necesario y buscar el momento oportuno para intervenir
y hacer efectiva una norma que cuenta con el apoyo de los tres poderes del
Estado.
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