Por Aldo Marinozzi
La movilización del 8N será "la expresión del
malestar" de una parte de la
Argentina que está dejando de existir y, a la vez, "tal
vez el último intento" de una oposición "deshilachada" para
ofrecer un discurso alternativo, explicó el politólogo Ernesto Laclau.
Además, y en diálogo exclusivo con Télam, el académico
argentino consideró que la protesta del 8 de noviembre se sostiene solamente
sobre la base del "antigobierno" y adelantó que el 7 de diciembre,
cuando culminará el plazo de desinversión dispuesto por la Ley de Medios y ratificado por
la Corte Suprema
de Justicia, será "un momento de definiciones radicales" para el
país.
"El 8N no es una demanda, porque para tener una demanda
uno tiene que tener reivindicaciones precisas. El 8N es la expresión del
malestar de una Argentina que está muriendo", dijo Laclau, titular de la
cátedra de Teoría Política en la
Universidad de Essex, en Gran Bretaña.
Acerca de si esa protesta va dirigida también a la
oposición, Laclau consideró: “Por ahora no hay una sola representación. No hay
un `significante vacío`, en mis términos, del discurso opositor. Están tratando
de hacerlo poniéndose en contra de una posibilidad de re-reelección u otras
opciones, pero todavía no hay un discurso coherente y no sé si va a plasmar”.
“El 8N, por eso, va a ser un intento de la oposición, quizás
el último, de presentar un discurso alternativo”, añadió.
Para el politólogo, “la oposición está completamente
deshilachada y no logra configurar un discurso propio; y hoy trata de encontrar
algún tipo de debate alternativo alrededor del cual consiga estructurar un
discurso político”.
“En 2008 casi lo consiguió alrededor del problema del campo,
pero hoy no veo que haya muchas opciones en ese sentido. El 8N va a ser una movilización
sobre la base del antigobierno pero sin metas claras", agregó.
Consultado sobre las vinculaciones del 8N y el 7D aseguró:
“Es solo un intento. El 7 de diciembre va a ser un momento de definiciones
radicales para el país. (El Grupo) Clarín dice que no va a pasar nada, pero yo
creo que va a pasar todo".
Laclau apuntó también que no le extraña la participación en
estas protestas de fuerzas de izquierda y socialdemócratas.
“En 1945, el Partido Comunista no tenía ideología de derecha
y fue la punta de lanza a partir del discurso desde el cual la derecha articuló
un frente antiperonista. Siempre lo que denominábamos en nuestra juventud `la
izquierda cipaya` ha sido el ladero de los intereses oligárquicos en el país”,
remarcó.
En cuanto a la situación del sistema político argentino ante
estas protestas, el académico indicó: “Estamos hoy con un problema de fronteras
políticas mucho más nítido que en 2010. Con la emergencia de las organizaciones
juveniles de distinto tipo, con el surgimiento de Unidos y Organizados, el
gobierno está avanzando en la dirección de afirmar un polo popular mucho más
fuerte que la que se dio en los primeros años del kirchnerismo”.
"La línea general no ha variado -siguió-, pero sí el
kirchnerismo está comenzando a articular una fuerza política. Cada vez más”.
Esto puede verse, consideró, “en lo económico, en la
nacionalización de YPF y en el desarrollo de una serie de medidas legislativas
que han implicado un corte con el pasado”.
Respecto de las demandas aún por satisfacer, Laclau señaló:
"Son las que han existido a partir de 2001 con la crisis. Hoy, lo que
estamos viendo es que se necesita una profundización del modelo en una ruta que
ya se ha emprendido. No veo un cambio de brújula sino una insistencia en lo que
ya está ocurriendo”.
Consideró que la articulación de fuerzas y el demarcamiento
de lo que él llama fronteras políticas “es el punto capital; cada vuelta de
tuerca en la dirección económica en la que el gobierno está avanzando exige la
incorporación de sectores nuevos, y la base social del proyecto se está
ampliando todo el tiempo".
En ese contexto, "debe considerarse que el alejamiento
de Hugo Moyano del gobierno implica también profundización del modelo”.
Laclau indicó que “la división del movimiento obrero no es
una buena noticia, pero es inevitable en una etapa en la cual la clase obrera
industrial no es una fuerza compacta, como lo fue en el pasado. Hay una
terciarización de la actividad económica y eso implica necesariamente su
fragmentación y también la necesidad de rearticular políticamente a sectores
nuevos".
Respecto de la ausencia de discursos y liderazgos
alternativos en Europa ante la crisis, finalmente afirmó: “En España los
indignados tienen un discurso sin mucho destino inmediato, por el hecho de que
es de protesta, de ruptura, pero no tratan de intervenir para nada en el
sistema político”.
“En Grecia, por el contrario -concluyó-, se da un discurso
de protesta y de ruptura, pero al mismo tiempo hay un intento de construir una
opción política alternativa. No me extrañaría que en las próximas elecciones
griegas la oposición de izquierda consiguiera imponerse”.
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