Miradas al Sur. Año 5. Edición número 234. Domingo 11 de
noviembre de 2012
Por
Fernando Buen Abad Domínguez*
Filósofo mexicano, especialista en comunicación.
*Entrevista realizada por Graciela Pérez.
Esta expresión del jueves es el conjunto de una serie de
operaciones mediáticas, de proyectos de calentamiento fabricados para inducir
un malestar que es un variopinto bastante confuso. Una mezcla de mil opiniones
o sensaciones que tiene por propósito desestabilizar al gobierno actual y
producir una sensación de desprestigio y ausencia de poder. La vieja maniobra
de la derecha que no es exclusiva de la Argentina: esta manifestación coincide con la
mecánica de la manifestación que a nivel continental está operando con los
mismos modelos. Es un manejo idéntico en Venezuela, Ecuador, Bolivia. Hay casi
como un mismo reglamento, un nuevo evangelio de la protesta de la derecha que
acude a los mismos argumentos desestabilizadores y en todos los casos llamado
antipolítico. Una noción antidemocrática para servir de manera rápida a estas
desestabilizaciones.
Hoy sabemos que un sector importante de la derecha argentina fue a tomar un curso con Henrique Capriles para ver cómo habían logrado el milagro de la unidad que aquí tanto añoran. No obstante es la búsqueda de un espejismo, porque la unidad allá duró 24 horas. Exactamente lo que viene pasando en la Argentina, con la derecha incapaz de tener una teoría de Estado que le permita enfrentar los grandes problemas del país. No he escuchado por ningún lado una sola mirada que sea capaz de anclarse en alguna tradición política o social que sepa cómo salir de la crisis del capitalismo. No tienen una sola tesis. Todos los enunciados son un reagrupamiento de malestares fogoneados desde los medios oligárquicos que convocan.
Me ha tocado ver los cacerolazos aquí y en Venezuela. Y son los mismos reclamos de inseguridad, de hartazgo por autoritarismo, por falta de democracia. Son las mismas frases. El análisis no puede ser de cabotaje. Aquí hay una operación continental de la derecha que ha decidido desprestigiar todo proyecto democrático. Lo que está en discusión es el proyecto democrático.
Hoy sabemos que un sector importante de la derecha argentina fue a tomar un curso con Henrique Capriles para ver cómo habían logrado el milagro de la unidad que aquí tanto añoran. No obstante es la búsqueda de un espejismo, porque la unidad allá duró 24 horas. Exactamente lo que viene pasando en la Argentina, con la derecha incapaz de tener una teoría de Estado que le permita enfrentar los grandes problemas del país. No he escuchado por ningún lado una sola mirada que sea capaz de anclarse en alguna tradición política o social que sepa cómo salir de la crisis del capitalismo. No tienen una sola tesis. Todos los enunciados son un reagrupamiento de malestares fogoneados desde los medios oligárquicos que convocan.
Me ha tocado ver los cacerolazos aquí y en Venezuela. Y son los mismos reclamos de inseguridad, de hartazgo por autoritarismo, por falta de democracia. Son las mismas frases. El análisis no puede ser de cabotaje. Aquí hay una operación continental de la derecha que ha decidido desprestigiar todo proyecto democrático. Lo que está en discusión es el proyecto democrático.
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