Miradas al Sur. Año 6. Edición número 261. Domingo 19 de
mayo de 2013
Por
Francisco Balázs
Los intentos de la variopinta cruzada del arco político
opositor al kirchnerismo por lograr alianzas con vistas a las elecciones de
octubre, y casi contrarreloj para llegar a cumplir con los plazos de presentar
acuerdos para las elecciones PASO, dan muestra de la dificultad reinante por
ver quién ocupa el trono unificador de fuerzas que enfrenten al oficialismo.
Las alianzas deberán presentarse hasta el 12 de junio y las listas de
candidatos, definitivas, el 22 del mismo mes.
Atravesados por la urgencia y articulación desesperada que ejercen los principales factores del poder mediático y económico , no es exagerado afirmar que la cruzada que emprenden, desdibujada de principios y límites ideológicos y hasta de “las formas y modos” tan mentados, revisten características de claras acciones destituyentes, superiores incluso a las que se pusieron en práctica en 2008 con el conflicto agrario y que retornaron desde el comienzo del segundo mandato de la Presidenta en 2011.
El escenario actual para la oposición es muy distinto al de las últimas elecciones de 2009. Entonces, contaban con candidaturas definidas y figuras mediáticas, como el tándem Francisco –Alika Alikate– de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá. Venían de cosechar la siembra de la revuelta agraria de un año atrás, que les había servido para presentarse en sociedad, bajo el amparo del factor determinante: El Grupo Clarín, el aparato agroexportador junto a su diario La Nación y los principales sectores económicos concentrados que representan y comparten intereses y modelo de país. La casi totalidad de las caras opositoras de 2009 vuelven cuatro años más tarde, desgastadas por el fracaso del otrora Grupo A, y golpeadas por la fenomenal derrota que sufrieron en las elecciones de 2011.
Atravesados por la urgencia y articulación desesperada que ejercen los principales factores del poder mediático y económico , no es exagerado afirmar que la cruzada que emprenden, desdibujada de principios y límites ideológicos y hasta de “las formas y modos” tan mentados, revisten características de claras acciones destituyentes, superiores incluso a las que se pusieron en práctica en 2008 con el conflicto agrario y que retornaron desde el comienzo del segundo mandato de la Presidenta en 2011.
El escenario actual para la oposición es muy distinto al de las últimas elecciones de 2009. Entonces, contaban con candidaturas definidas y figuras mediáticas, como el tándem Francisco –Alika Alikate– de Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá. Venían de cosechar la siembra de la revuelta agraria de un año atrás, que les había servido para presentarse en sociedad, bajo el amparo del factor determinante: El Grupo Clarín, el aparato agroexportador junto a su diario La Nación y los principales sectores económicos concentrados que representan y comparten intereses y modelo de país. La casi totalidad de las caras opositoras de 2009 vuelven cuatro años más tarde, desgastadas por el fracaso del otrora Grupo A, y golpeadas por la fenomenal derrota que sufrieron en las elecciones de 2011.
El elenco estable y la escenografía mediática. Una
primera aproximación es el intento de armado del peronismo opositor –disidente–
que encabeza Hugo Moyano (con partido recién estrenado) junto a Francisco de
Narváez, después que hicieran las paces, dejando atrás diferencias menores que
se prodigaran mutuamente, tales como: “chorro”, “ladrón”, “mamarracho”,
“colombiano evasor”, entre otras finuras que partían de uno hacia el otro, y
que al decir de De Narváez , quedaron zanjadas con un pedido de disculpas
mutuo. A ese armado se sumarían Roberto Lavagna, Juan Manuel De la Sota, Luis
Barrionuevo, Gerónimo Venegas, Eduardo Buzzi, José Pepe Scioli, Eduardo Amadeo,
Julio Piumato y Claudia Rucci, entre tantos. Del segundo armado, aunque por
ahora haya declaraciones contradictorias que entre ellos llaman “límites”, se
da un entramado más complejo. Jugando a dos puntas, Francisco de Narváez
asegura estar cada día más cerca de un acuerdo con Mauricio Macri, que a su vez
intentó que Roberto Lavagna se sumara a la lista de candidatos a senadores por
el PRO.
Otro actor de esta trama, con ambiciones mayores y devenido articulador del Frente Opositor (FO), es el gobernador de Córdoba, Juan Manuel De la Sota, que a estas horas está enfrentando un resonante caso de corrupción que involucra a su ministro de Transporte en la provincia, Dante Heredia, y a dos de sus funcionarios –Ramón Sánchez y Martín Aráoz–, filmados por una cámara oculta del programa periodístico ADN del Canal 10 de Córdoba mientras pedían y recibían coimas de empresarios del transporte, con la anuencia de sus superiores.
De la Sota trabaja desde hace tiempo procurando incorporar a Macri al FO, pero surgieron insinuaciones de “límites” por parte de Macri cuando rehusó a participar de la foto famosa del acto en el que participaban Moyano, Lavagna, De La Sota y Gerónimo Venegas. La oferta de De la Sota a Macri es aportarle la tan mentada pata peronista al PRO que resiste quedar atrapado a la estructura del peronismo disidente.
Hacia el lado del llamado progresismo, desde el Frente Amplio Progresista (FAP) Hermes Binner ya no ve un “límite” (como declarara hace unos meses) en arribar a un acuerdo con Macri. Victoria Donda y Humberto Tumini, de Libres del Sur, desencantados en el pasado con el Frente para la Victoria y actualmente en el FAP, sumaron a Alfonso Prat Gay, que abandonó la Colisión Cívica de Elisa Carrió, luego que colisionara contra el 1,8% que sacara en las elecciones presidenciales del 2011. En tanto, Víctor De Gennaro y Pablo Micheli (que se alejó de Moyano) y que también se sumaría al FAP de Hermes Binner como candidato a diputado, podrían confluir, por carácter transitivo aliancista, junto a Mauricio Macri, el cómico Miguel Del Sel, al goleador boquense Martín Palermo, el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi y el chacarero Alfredo De Ángeli. Al armado del macrismo hay que sumar, en las últimas horas, a Martín Lousteau, ex ministro de Economía durante la revuelta agraria, como posible candidato por si Lavagna no acepta el convite de Macri de encabezar la lista de senadores junto a Gabriela Michetti.
Otro acuerdo que generó rupturas y pérdidas fue el que celebraron Elisa Carrió y Pino Solanas, de Proyecto Sur, espacio en el que se encontraba parte del progresismo argentino, ahora devorado por Carrió quien, esta semana, luego de la seguidilla de denuncias que involucraron al presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, acusándolo por negociar con el Gobierno, cargó contra toda la oposición denunciándola de corrupta, incluidos los pocos cercanos que la acompañaban. Apelando a una reflexión mesurada y republicana, Carrió cargó contra sus, a esta altura, ex compañeros, Ricardo Gil Lavedra y Alfonso Prat Gay : “A ellos los violaron. Yo puedo tener muchos defectos, pero a mí el Frente para la Victoria no me violó jamás”. La respuesta atildada y académica de Gil Lavedra fue: “Si a nosotros nos violó el oficialismo, a ella la violaron dormida porque estaba en su casa y no fue a la sesión de ese día”. Que se pierdan las ideas y las convicciones vaya y pase, pero, ¿también los modales republicanos?
Mientras tanto, la Unión Cívica Radical y sus principales referentes, Oscar Aguad, Ernesto Sanz, Ricardo Alfonsín y Gerardo Morales, navegan por diferentes orillas. Aguad quiere llevar a la UCR a un entrevero con el PRO. Sanz se suma a cualquier armado que haga fracasar al kirchnerismo “como sea”, y Alfonsín y Morales ya no saben para dónde correr, pero merodean cerca del progresismo de Hermes Binner, lo que también los podría llevar a cruzarse con el macrismo.
Finalmente, entre todos los mencionados, se diferencia el factor Sergio Massa, intendente de Tigre y figurita disputada por casi todos. Siempre bien ubicado en las encuestas, no muestra sus cartas y no tiene urgencia en decidir su futuro en una elección de medio término, con el riesgo de quedar atrapado en medio de apresuradas trifulcas aliancistas. Las presiones para que se decida a enfrentar al Gobierno no le reportarían, en esta instancia, ningún beneficio. La lección aprendida del triunfante Grupo A, en 2009, su posterior torpe derrotero y la derrota que sufrieron dos años más tarde sus principales referentes no puede ignorarse por quien tiene ambiciones de gobernar la provincia de Buenos Aires.
Otro actor de esta trama, con ambiciones mayores y devenido articulador del Frente Opositor (FO), es el gobernador de Córdoba, Juan Manuel De la Sota, que a estas horas está enfrentando un resonante caso de corrupción que involucra a su ministro de Transporte en la provincia, Dante Heredia, y a dos de sus funcionarios –Ramón Sánchez y Martín Aráoz–, filmados por una cámara oculta del programa periodístico ADN del Canal 10 de Córdoba mientras pedían y recibían coimas de empresarios del transporte, con la anuencia de sus superiores.
De la Sota trabaja desde hace tiempo procurando incorporar a Macri al FO, pero surgieron insinuaciones de “límites” por parte de Macri cuando rehusó a participar de la foto famosa del acto en el que participaban Moyano, Lavagna, De La Sota y Gerónimo Venegas. La oferta de De la Sota a Macri es aportarle la tan mentada pata peronista al PRO que resiste quedar atrapado a la estructura del peronismo disidente.
Hacia el lado del llamado progresismo, desde el Frente Amplio Progresista (FAP) Hermes Binner ya no ve un “límite” (como declarara hace unos meses) en arribar a un acuerdo con Macri. Victoria Donda y Humberto Tumini, de Libres del Sur, desencantados en el pasado con el Frente para la Victoria y actualmente en el FAP, sumaron a Alfonso Prat Gay, que abandonó la Colisión Cívica de Elisa Carrió, luego que colisionara contra el 1,8% que sacara en las elecciones presidenciales del 2011. En tanto, Víctor De Gennaro y Pablo Micheli (que se alejó de Moyano) y que también se sumaría al FAP de Hermes Binner como candidato a diputado, podrían confluir, por carácter transitivo aliancista, junto a Mauricio Macri, el cómico Miguel Del Sel, al goleador boquense Martín Palermo, el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi y el chacarero Alfredo De Ángeli. Al armado del macrismo hay que sumar, en las últimas horas, a Martín Lousteau, ex ministro de Economía durante la revuelta agraria, como posible candidato por si Lavagna no acepta el convite de Macri de encabezar la lista de senadores junto a Gabriela Michetti.
Otro acuerdo que generó rupturas y pérdidas fue el que celebraron Elisa Carrió y Pino Solanas, de Proyecto Sur, espacio en el que se encontraba parte del progresismo argentino, ahora devorado por Carrió quien, esta semana, luego de la seguidilla de denuncias que involucraron al presidente de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, acusándolo por negociar con el Gobierno, cargó contra toda la oposición denunciándola de corrupta, incluidos los pocos cercanos que la acompañaban. Apelando a una reflexión mesurada y republicana, Carrió cargó contra sus, a esta altura, ex compañeros, Ricardo Gil Lavedra y Alfonso Prat Gay : “A ellos los violaron. Yo puedo tener muchos defectos, pero a mí el Frente para la Victoria no me violó jamás”. La respuesta atildada y académica de Gil Lavedra fue: “Si a nosotros nos violó el oficialismo, a ella la violaron dormida porque estaba en su casa y no fue a la sesión de ese día”. Que se pierdan las ideas y las convicciones vaya y pase, pero, ¿también los modales republicanos?
Mientras tanto, la Unión Cívica Radical y sus principales referentes, Oscar Aguad, Ernesto Sanz, Ricardo Alfonsín y Gerardo Morales, navegan por diferentes orillas. Aguad quiere llevar a la UCR a un entrevero con el PRO. Sanz se suma a cualquier armado que haga fracasar al kirchnerismo “como sea”, y Alfonsín y Morales ya no saben para dónde correr, pero merodean cerca del progresismo de Hermes Binner, lo que también los podría llevar a cruzarse con el macrismo.
Finalmente, entre todos los mencionados, se diferencia el factor Sergio Massa, intendente de Tigre y figurita disputada por casi todos. Siempre bien ubicado en las encuestas, no muestra sus cartas y no tiene urgencia en decidir su futuro en una elección de medio término, con el riesgo de quedar atrapado en medio de apresuradas trifulcas aliancistas. Las presiones para que se decida a enfrentar al Gobierno no le reportarían, en esta instancia, ningún beneficio. La lección aprendida del triunfante Grupo A, en 2009, su posterior torpe derrotero y la derrota que sufrieron dos años más tarde sus principales referentes no puede ignorarse por quien tiene ambiciones de gobernar la provincia de Buenos Aires.
Hipotecas, intereses y propuestas. Los intentos
de articulación de la oposición, cebados y amparados por el indisimulado
accionar de los medios de comunicación hegemónicos para obtener un frente
opositor con una cabeza visible que los represente, es una hipoteca ilevantable
para las fuerzas políticas que intentan derrotar al Gobierno. El precio que
pagarán por el ocasional acceso a los espacios que esos medios de comunicación
ponen hoy a su disposición, reduce a la política y a quienes se presten a esa
utilización, no solamente con propósitos claramente destituyentes, sino a pagar
un elevadísimo costo a futuro. El costo será siempre perdidoso, nadie sale bien
parado de una hipoteca apurada por la desesperación. Les cobrarán cada segundo
de aire, de espacio en los diarios, de entrevistas radiales, de visibilidad.
Pagarán alto la defensa de la libertad de las empresas de expresión. Para
finalizar, el arco opositor tiene un claro discurso ideológico, con matices
entre ellos, pero sustancialmente parecido. Pedir que expliciten propuestas
alternativas a los diez años de gobierno del kirchnerismo es, a esta altura,
pecar de ingenuidad. Pedirles definiciones ideológicas a través de un ordenado
discurso sobre qué proyecto de país, qué orden social y económico o qué tipo de
integración regional y mundial pretenden, es no prestar la debida atención a
sus discursos, intervenciones, definiciones y alianzas. Lo expresan todos los
días, a toda hora, desde hace más de cincuenta años.
Esta rápida enumeración de los movimientos del arco mediático-opositor y sus cotidianos intentos de armar y luego desarmar acuerdos y alianzas es una tarea compleja de comprender sin enloquecer en el intento. Si sus declaraciones y las de sus interlocutores, amplificadas por los medios de comunicación opositores, fueran grabadas una tras otra, sin interrupción, el efecto sería similar al del protagonista de la película La naranja mecánica, Alex, cuando era sometido durante días y noches enteras a permanecer despierto escuchando incesantemente a Beethoven para curarlo de la locura y la violencia y reintegrarlo sanito a la sociedad.
De lo que se trata es de escucharlos y comprender que más allá del aturdimiento, todas sus palabras, toda su simbología rerpesentan el quiebre que intentan producir para volver al pasado.
Esta rápida enumeración de los movimientos del arco mediático-opositor y sus cotidianos intentos de armar y luego desarmar acuerdos y alianzas es una tarea compleja de comprender sin enloquecer en el intento. Si sus declaraciones y las de sus interlocutores, amplificadas por los medios de comunicación opositores, fueran grabadas una tras otra, sin interrupción, el efecto sería similar al del protagonista de la película La naranja mecánica, Alex, cuando era sometido durante días y noches enteras a permanecer despierto escuchando incesantemente a Beethoven para curarlo de la locura y la violencia y reintegrarlo sanito a la sociedad.
De lo que se trata es de escucharlos y comprender que más allá del aturdimiento, todas sus palabras, toda su simbología rerpesentan el quiebre que intentan producir para volver al pasado.
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