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martes, 18 de septiembre de 2012

AUSENTE LA OPOSICIÓN, EL PODER REAL GANA LA CALLE, por Juan Chaneton (para "Nos Comunicamos" de septiembre de 2012)


Por Juan Chaneton

Una reacción contrafáctica a la protesta social del jueves profundizaría un escenario de división social sin más norte que la permanencia en el tiempo de esa escisión. Y una Argentina que marcha en serio hacia una superación de las trabas que han impedido su desarrollo industrial, la eliminación de su pobreza estructural y la integración de las mayorías nacionales en pos de un proyecto de autonomía geopolítica continental y de soberanía nacional sobre sus recursos, lo último que necesita es un “fifty fifty” social, donde una mitad está a favor del gobierno y la otra en contra. Así no vamos a ir lejos.

En la coyuntura actual y en orden a responder a los exabruptos del jueves 13 de septiembre, el gobierno debería huírle a las simetrías. Nada de contramarcha. Si se sabe ya que de “espontáneo” lo del jueves nada tuvo, lo que hay que medir, entonces, es cuál es la mejor política a desarrollar para solidificar un proyecto de país que, conforme se acercan las parlamentarias del año próximo, verá arreciar en su contra la fusilería a la que apelará, en forma creciente, el poder real de la Argentina, que deberá enfrentar las referidas elecciones con un poder de fuego disminuido a partir del 7 de diciembre próximo. En efecto, en esa fecha, el Grupo Clarín deberá resignar su monopolio de la información que circula en el país y sentarse como uno más a la mesa en que se sirve el papel para diarios.

El duhaldista Amadeo, diputado nacional, y la diputada de derecha Patricia Bullrich (que transitó la vida y la política sólidamente aferrada al lema “la única verdad es la oportunidad”), el dirigente de los peones rurales “Momo” Venegas -que se halla en libertad- y otros de similar ralea se pasaron los últimos dos meses organizando la “espontánea” marcha del jueves. Si ésta hubiera sido espontánea de verdad, habría que “haber tomado nota” –como aconsejó el director de la biblioteca nacional en línea con Pérez Esquivel- y, se supone, comenzado a estudiar en qué punto preciso del devenir histórico el modelo perdió el rumbo. Como las cosas son lo que son, lo que corresponde hacer es lo que -con mejor lógica política y mayor lucidez intelectual- salieron a decir el Jefe de Gabinete de la Nación y el apoderado legal del FPV: esto está preparado, los que “sufren” por el dólar son una fracción infinitesimal del padrón electoral y las políticas públicas consistentes en insuflar mayor demanda agregada al mercado interno, la promoción del empleo, la participación el Estado en la gestión de la economía y la total imposibilidad para las corporaciones económicas o de otra índole de determinar las decisiones del gobierno, todo ello, constituyen líneas directrices que no se verán menoscabadas ni un ápice porque unos cuantos miles de personas hayan salido a ejercer su legítimo derecho a la expresión libre y gratuita, como la de aquella señora que portaba un cartel que bien podría haber redactado Groucho Marx: “En el Barrio Norte también pasamos hambre”. Que pase el que sigue, entonces, pero mientras tanto, veamos.

Lo subjetivo y lo objetivo se mezclan en la etiología del gastado “cacerolazo” que acabamos de vivir. Ya hubo tragedia, digámoslo así; fue la del 2009, cuando “el campo” salió a jugarse todo lo que tenía para derrocar a Cristina. De ahora en más, viviremos no una, sino varias farsas. Como la del jueves. No buscarán ningún derrocamiento. Argentina ha dejado de ser Honduras o Paraguay, y lo saben. Por ello, “destituyente” es un vocablo ya rancio. Vendrán por la deslegitimación. Le reconocerán legitimidad de origen pero no de gestión. Aun así, no querrán su cabeza (no sabrían qué hacer en su lugar), pero sí que pierda en octubre del 2013 y que llegue en muletas las presidenciales de 2015. Les será difícil con un grupo multimedia reducido a un diario de 36 páginas más unas pocas repetidoras, si es que las cosas se hacen bien.

El fenómeno político argentino ofrece al observador un dato llamativo: es la cuota de subjetividad que impregna el juicio adverso a la gestión gubernamental. Se trata, en realidad, de un juicio que no tiene el fin de desacreditar a ninguna gestión sino, en primer lugar, a una persona. El instrumento es el lenguaje soez e irreproducible. Y el observador se siente tentado de inferir que el odio encubre a la envidia y que, a su vez, ésta lo hace con una secreta admiración por lo inalcanzable, sobre todo cuando quienes insultan son mujeres. Lo dice bien un lector de Río Negro en una carta del domingo 16/9/12: “Es que brillante, inteligente, bella, con dos ovarios mayúsculos y encima exitosa... ¡es mucho para soportar! Saber además que la gran mayoría de los hombres la encontramos sumamente atractiva como mujer, creo, es el golpe final que las induce a descerrajar la cloaca de insultos que recibe.

“No se activan las neuronas en la agresión hacia ella, sino algo atávico, de pulsión salvaje, desde lo más animal que hay en el humano. Lo inteligente, entonces, es entender que ella debe profundizar su acción, lo que hace sin que haga falta que se lo indiquemos” (Alejandro Flynn).

Parece un ajustado señalamiento de estirpe psicoanalítica. Pero en el campo de lo objetivo, ¿qué juega como disparador de la odio? Porque inseguridad y corrupción no son invitados nuevos a la mesa de los argentinos. Estos argentinos que ya fueron instados a exigir el derrocamiento de Yrigoyen para aplaudir a Uriburu y el de Illia para admirar a Onganía, parecen muy dispuestos, ahora, a jugar el rol del tonto útil para empezar a temer al “chavismo”, en proceso de presunta infiltración ominosa, solapada y abominable en las decisiones y designios de un gobierno kirchnerista al que el grupo Clarín y el periodista Lanata vienen acusando –reiteradamente- de copia modélica del sistema venezolano. Y al medio pelo que se aturde a sí mismo en las calles no le falta razón: si evaden y la AFIP empieza a meterse demasiado; si acumulan dólares pero ahora tienen que gastarlos aquí; si les saldrá bastante más caro que antes irse a veranear a Punta, bueno… no hace falta más… Lanata, el Clarín, La Nación y los expertos de todo pelaje están viendo lejos y velan por nosotros y nuestra seguridad económica, pareciera ser una explicación plausible para tanta estolidez devenida marcha callejera.

“Ellos”, sin embargo, tienen las cosas claras. El domingo 16 hablaron por boca de Morales Solá. Saben muy bien cuántas y cuáles son las diferencias –abismales- que separan a la Venezuela de Chávez de la Argentina de Cristina. Una: allá el petróleo es estatal; acá, la soja es propiedad privada, dice el columnista de La Nación.

Ir más allá, en la Argentina, es impensable, no sólo porque falta base social para acometer una transformación radical de las estructuras de propiedad en el campo sino porque no está en el programa del gobierno tal “avance sobre la propiedad” de los argentinos.

Chávez sabe que no puede haber armonía entre capital y trabajo y su revolución bolivariana se propone dar cuenta, en los hechos, de ese fenómeno. “El carácter peculiar de la socialdemocracia consiste en exigir instituciones democrático-republicanas, no para abolir a la par los dos extremos, capital y trabajo asalariado, sino para atenuar su antítesis y convertirla en armonía” (Marx; El 18 brumario de Luis Bonaparte”). “Ellos” saben que la Argentina entra bien en el diagnóstico recién citado pero titulan tamaño catástrofe de otro modo y los marchantes del jueves no necesitan más para hablar del gobierno de Cristina con el aplomo de los que no conocen la duda.

Otra diferencia sustantiva con “el chavismo” reside en el papel que juegan las fuerzas armadas de ambos países. Allá se hallan, en buena medida, consustanciadas con la revolución de nuevo tipo que les propone el Partido Socialista Unido de Venezuela, malgrado la actividad que, a todas horas, desarrollan la inteligencia de los EE.UU. y sus amigos en el seno de esas mismas fuerzas armadas. Si saltará la liebre en algún momento y por algún lado en contra del proceso bolivariano es algo que nadie está en condiciones de adivinar. Pero lo que sí es seguro es que acá, en la Argentina, las fuerzas armadas escuchan al “asesor” estadounidense Frank Mora y a la semana siguiente reciben cursos, en el Ministerio de Defensa, dictados por militares norteamericanos en materias diversas.

Así, entre el 10 y el 14 de septiembre últimos, los militares argentinos fueron formados en Seguridad Nacional, Guerra No Convencional y Operaciones de Información en conferencias dictadas por el brigadier mayor retirado Richard Goetze, experto en bombardeos sobre poblaciones civiles en Vietnam; por el profesor Thomas Bruneau, graduado en asuntos de seguridad nacional de su país; y por la coronela de la fuerza aérea Anne McGee, de destacada actuación en las operaciones libertarias llevadas a cabo por los EE.UU. en Afganistán e Irak.

Es de destacar que este inefable terceto de “docentes” coincide plenamente en sus presiones a la Argentina para que nuestro país suprima la diferencia conceptual entre Defensa Nacional y Seguridad Interior de modo que el ejército, fundamentalmente, pueda participar en la lucha contra el narcotráfico y contra el delito juvenil, esto es, en otros términos, contrainsurgencia preventiva.

Son muchas las diferencias argentinas con el “chavismo”; y los grupos mediáticos hegemónicos lo saben. Pero el espantajo funciona bien. Moviliza. Asusta. Hoy Cristina te da un crédito par la casa y mañana vendrá por ella, es el mensaje subliminal. Hoy le apunta a los ricos. Mañana, todos caerán en la volteada. Periodismo independiente de la más rancia estirpe.

Los verdaderos caudillos de tanto odio se hallan en las oficinas comerciales y bancarias de este país. En la oposición, sólo parece emerger, de tanto en tanto, la cabeza atocinada de Mauricio Macri. No obstante -y como dice Marx en su “Dieciocho Brumario”- “Ni a la Nación ni a la mujer se les perdona la hora de descuido en que cualquier aventurero ha podido abusar de ellas por la fuerza”. Y la mejor manera de cuidarse de los aventureros parece ser la que señala el lector Flynn, ya citado: dejar que ella profundice su acción y ayudarla en el intento con toda la fuerza y la perspicacia de que seamos capaces. No es inteligente ni perspicaz organizar contramarchas en el marco de la agenda fijada por otros.

De la reelección hablan todos menos la Presidenta de la Nación. Y hablar ahora es conjeturar. Hay fechas antes. El 7 de diciembre próximo es una de ellas. A nosotros, trabajadores de prensa, nos queda claro que las dos líneas directrices de nuestro accionar en el apoyo a la vigencia irrestricta del artículo 161 de la ley de medios, son desmonopolizar y democratizar la palabra, por un lado y, por el otro, que ningún cambio de titularidad en la propiedad de los medios signifique ni un solo despido. Nuestro alerta es el mejor apoyo a la consolidación de los derechos de los trabajadores y de un proceso político y social que no sólo irrumpió en la Argentina para abrir horizontes nuevos sino que también lo hizo en América Latina para sumarse a la gran causa nacional y antiimperialista que agita al continente no ya sólo como presagio de auroras luminosas sino, ante todo, como certeza de que el capitalismo europeo en crisis tiene donde mirar para que la humanidad, al fin, pueda avizorar un futuro de esperanza.

Juan Chaneton

Publicado en :

http://nos-comunicamos.com.ar/content/ausente-oposicion-poder-real-gana-calle

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