Arriba : El volante con el que contaban los "espontáneos" de Harvard...
Incluso desde la vereda de enfrente en un ámbito que se debe privilegiar el conocimiento y la información.
Se perdieron una oportunidad de conocer qué piensa, mano a mano, una presidenta de amplia base popular desde este sur del continente.
Incluso desde la vereda de enfrente en un ámbito que se debe privilegiar el conocimiento y la información.
Se perdieron una oportunidad de conocer qué piensa, mano a mano, una presidenta de amplia base popular desde este sur del continente.
De comprender cuál es el punto de vista de los liderazgos
latinoamericanos sobre la crisis sin piso que están sometidos en EEUU y
Europa.
De entender cómo y porqué este humilde país del fin del
mundo logró la refinanciación de la deuda externa y ordenar el futuro soberano
de los argentinos, para poner un ejemplo.
De intercambiar opiniones sobre el peronismo con una
emergente de los 70 de este movimiento incomprensible en ciertas estructuras ideológicas.
De conversar sobre la voluntad que en política hay que tener
para transformar.
Ellos, los más pícaros, que se apuraron en la fila para hace
uso del micrófono, prefirieron la mala lectura del volante que habían
distribuído groseramente desde Clarín.
Presos todavía de ciertas cadenas informativas, de oscuros
lazos familiares, de intereses que están acorralados en este sur.
Se lo perdieron como tantas cosas que se pierden en Harvard.
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