La evaluación de funcionarios, gobernadores y diputados
Entre críticas duras por los insultos a la figura presidencial y análisis moderados, hubo coincidencia en que la movilización fue la respuesta de una clase a la transformación del statu quo que impulsa el gobierno.
Por:
Tiempo Argentino
El cacerolazo contra el gobierno de Cristina Fernández se convirtió, ayer, en el gran tema de análisis del oficialismo. Desde funcionarios de primera línea del Ejecutivo, como el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hasta varios gobernadores del justicialismo o fuerzas aliadas, como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio "Pato" Urribarri (Entre Ríos), Maurice Closs (Misiones) y Francisco "Paco" Pérez (Mendoza) opinaron sobre la movilización convocada desde las redes sociales. De todas las declaraciones que circularon, Abal Medina fue el autor de la que tuvo más impacto. "Si uno miraba TN parecía que estaba la Plaza llena, aunque ni siquiera pisaban el pasto, para no mancharse", analizó el jefe de Gabinete, y luego instó a los sectores de clase media-alta que representaban la mayoría de la protesta a "armar un partido y ganar las elecciones". También tuvo repercusión el análisis de Aníbal Fernández. El senador definió la movilización del jueves como "importante", y aseguró que la Casa Rosada "toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón o 25 personas paradas en la puerta de un estamento del gobierno para expresar determinada queja".
Fernández destacó que la protesta convocada a partir del Twitter y Facebook, y coordinada entre buena parte del arco opositor y ciertos medios de comunicación, se realizó sin ningún inconveniente y en total libertad. "Como suele suceder en todos los casos, si hay una manifestación, es que tienen algo para decir. Es una libertad que discutimos entre todos y la peleamos entre todos, para gozarla entre todos", destacó Aníbal. En la misma sintonía, y con un sugestivo llamado a realizar un "análisis profundo" del escenario político que se abre, se expidió el gobernador de Mendoza. "Sin dudas es un llamado de atención. Fue importante, y hay que hacer un análisis profundo de cuáles son sus derivaciones", fue la reflexión de "Paco" Pérez.
Varias interpretaciones coincidieron en que la protesta reunió exclusivamente al sector social que no apoyó ni votó nunca al kirchnerismo. "En las sociedades del mundo en las que los gobiernos intentan transformar un statu quo buscando más equidad, más justicia y más oportunidades, siempre ocurren este tipo de reacciones. En la Argentina este brote es minoritario y apenas significativo en la Capital Federal. En nuestra provincia han sido muy pero muy menores: en la plaza que más hubo han sido 300 personas. Y se expresaron con total libertad y tranquilidad. Si el país fuera el que ellos están denunciando, no podrían haber estado anoche en las calles", planteó desde Entre Ríos el gobernador Urribarri. La posición de Urribarri mostró puntos de contacto con la evaluación de Abal Medina. "Fue una marcha de los sectores minoritarios que históricamente se han opuesto a las políticas de inclusión social, de defensa del trabajo, de producción nacional", remarcó el jefe de Gabinete.
Cuando le preguntaron por el cacerolazo, Scioli dijo que "a la gente hay que escucharla siempre, con mucho respeto, tener en cuenta sus reclamos". También hubo lecturas que pusieron el énfasis en la combinación de reclamos y expresiones de rechazo –casi de odio– que se escucharon la noche del jueves. "En sus reclamos han planteado una multiplicidad de razones con algunas cosas agresivas", evaluó el gobernador de Misiones. Fue una protesta sin disturbios pero con una fuerte carga de violencia simbólica y discursiva", analizó el diputado Agustín Rossi. "No parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de los cantos la muerte a la presidenta", aseguró Rossi.
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