Tengo en mi escritorio una revista Cuestionario de octubre
de 1975, dirigida por Rodolfo Héctor Terragno López, escritor, abogado, periodista
y político argentino perteneciente a la Unión Cívica Radical.
En ese octubre de 1975, Terragno -radical, reitero- analiza
el discurso que pronunciara Isaac Rojas el 16 de setiembre de ese mismo año en
la celebración de un nuevo aniversario de la autodenominada Revolución
Libertadora.
Dice el artículo que no lleva firma y al que, por lo
tanto, podemos atribuir a la dirección de la revista (las negritas son mías):
“Ante 11.000 personas, Rojas reiteró su vocación golpista:
‘Despertemos del letargo en el que estamos sumergidos y
proclamemos la determinación de retornar al cauce señalado por el Preámbulo
de nuestra Constitución‘, pidió.
Según el ex-vicepresidente (…) el derecho de rebelión sería,
en las actuales condiciones, indiscutible: ‘La República (…) recae en
otra aventura justicialista del mismo cuño que aquella a la que puso fin la Revolución Libertadora.’
‘Ambas celadas totalitarias (la de 1946 y la de 1973) fueron urdidas
utilizándose los resortes electorales mañosamente encubiertos con apariencias
de corrección democrática.’ La actual situación es consecuencia de ‘una
acentuada deformación de la democracia republicana de nuestra
Constitución, la que se enganchó a una estupidez política imperdonable que dejó
a la ciudadanía sin defensa legal contra el desborde electoral totalitario‘
(sic). “vivimos en una democradura (…) dirigida, para colmo, por
un elemento de kakistrócratas (Not mía: sería lo contrario de
“aristócratas”, en lugar de gobernar los mejores, gobernarían los peores) según
el feliz hallazgo de nuestro joven filósofo García Venturini.’ ‘La actual es
una dictadura colectivista‘ ‘…los diez primeros años de despotismo
justicialista arruinaron a la
Nación, los dos largos años que ya dura la recaída actual la
han postrado…’ ‘El espejismo suicida… nos arrastra a todos a la segunda
encrucijada totalitaria.‘ ‘Nuestra existencia nacional
recorre sendas tortuosas’ ‘La incertidumbre y la inseguridad están
presentes en todos los espíritus‘ (…)
Como se ve, el Almirante Rojas no habló de 1955, sino del
presente [1975], señalando la urgencia de modificar este presunto
estado de cosas. Implícitamente en su discurso esbozó un programa: (…) establecer
el mercado libérrimo de cambio, ya que el monopolio de divisas, en manos del
Banco Central, constituye ‘otro de los despojos que forman parte inherente
del sistema colectivista.’ Suprimir la Junta Nacional de
Carnes, Junta Nacional de Granos y demás organismos reguladores que
‘distorsionan la producción -especialmente la agrpecuaria- entorpecen el
comercio y encarecen los costos’. Descargar al estado de la obligación de
proveer al bienestar social. Privatizar los medios de comunicación
masiva.
Mientras las acusaciones hablan, preferentemente, del
despotismo y violación de la
Constitución, los remedios son específicamente referidos a
la economía, y consisten en regresar a un sistema privatista a ultranza.”
Notemos el “asombroso” parecido entre las consignas
golpistas de aquel setiembre que denuncia Terragno y las de hoy.
No habrá sido sencillo para Terragno, radical, opositor,
levantar su voz ante la inminencia del golpe de estado que sería el más
espantoso de todos los golpes de la historia argentina, lo que no embellece ni
muchísimo menos, a todos los anteriores.
Nadie puede creer ni por un momento que Terragno fuera
filoperonista, ni tildarlo de radical arrepentido. Era y es radical. Sin
embargo, su mirada sobre el golpe de estado, las maniobras destituyentes de la
derecha, las alianzas ya explícitas entre el capital, los medios de
comunicación y las fuerzas armadas es clara, certera y aplicable hoy mismo a la
política nacional.
La pregunta es ¿tiene Rodolfo Terragno dos cerebros que se
complementan? ¿Tiene algún don especial que le permitió avizorar esas
connivencias cuando el resto de la oposición, en general, anhelaba la
concreción urgente del “inevitable” golpe de estado? ¿O, simplemente, fue un
político honesto (uso la palabra con toda intención: no la refiero a un
“manolimpismo” romántico que insta al político a morir pobre) que con total honestidad
y en contrario de las voces hegemónicas, advirtió en aquel setiembre del ’75,
que lo que se venía era simplemente el uso de la fuerza represiva para defender
un libremercadismo privatista?
¿Se necesitan dos cerebros para advertir que la misma
proclama de Rojas en el Luna Park el 16 de setiembre del 55 fue la de “la
gente” el 13 de setiembre de 2012 en la Plaza de Mayo? ¿Y por qué hoy no se levanta
ninguna voz de la oposición para denunciar estas embestidas destituyentes?
¿Miedo? ¿Connivencia? ¿Dinero?
Los jóvenes que hoy tienen dieciocho años no conocen otra
propuesta democrática y viable más que la de los gobiernos kirchneristas, y
esto no por culpa del kirchnerismo, que sin dudas tiene el mérito enorme de
haber generado políticas reales, con efectos reales en la gente real, que vio
mejorada en gran medida su expectativa de bienestar. No mostrarles las
propuestas democráticas y organizadas en forma de plataforma política de otras
opciones partidarias significa, a los fines prácticos, que si una parte del
electorado joven no se entusiasma con el proyecto nacional y popular del
kirchnerismo, no tendrá opción democrática y deberá “elegir” propuestas
antidemocráticas.
Nuevamente caemos en la falacia “civilización o barbarie”,
en la que la derecha es la civilizada y el campo popular es salvaje, en la que
de facto debemos aceptar que las mucamas no deben votar gobiernos que les
permitan tener lotes, sino que deben elegir gobiernos que favorezcan a sus
patrones.
¿Creerá la oposición que una dictablanda de las que ellos proponen
no nos va a buscar a todos para limpiarnos, que no serán responsables del
hambre y la exclusión, y que el pueblo los va a disculpar, en tal caso? ¿Creerá
la oposición, en su delirio, que no resistiremos, que olvidaremos y
perdonaremos su complicidad, que olvidaremos la consigna “como a los nazis les
va a pasar: adonde vayan los iremos a buscar”? ¿Creerá la oposición, en su
divorcio de la realidad, que no tiene responsabilidad en erigirse como
alternativa democrática, o creerá que estamos jugando a la ruleta rusa?
Busco una oposición decente. Pago con respeto y discusión
honesta.
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