Arriba : Encuestas : Primera : Acuerdo con la expropiación ; Segunda : Conocimiento del proyecto ; Tercera: Opciones para la empresa ; Cuarto : ¿Los privados invertían?
MASIVA APROBACION DE LA NACIONALIZACION DE
YPF
Tres de cuatro argentinos está de acuerdo en expropiar el 51
por ciento de la petrolera, porque los españoles no hicieron las inversiones
necesarias y porque el Estado debe controlar los recursos nacionales
estratégicos.
Tres de cada cuatro argentinos están de acuerdo con la
expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF, básicamente por dos
razones. En primer lugar, porque se considera que Repsol no hizo las
inversiones necesarias para abastecer al país, y en segundo lugar, porque el
Estado debe controlar los recursos estratégicos, que no es bueno que estén en
manos extranjeras. Estas dos ideas están en la base de lo que piensan los
argentinos desde hace décadas. Incluso durante el proceso de privatizaciones,
la opinión pública respaldó las de agua, luz y, sobre todo, teléfonos, pero
siempre se opuso a la privatización de Aerolíneas Argentinas y mucho más
todavía en el caso de YPF. La decisión tomada por la Presidenta produjo una
mejora notoria en su imagen, recuperando los niveles de antes y después de las
elecciones (ver aparte).
Las conclusiones surgen de una amplia encuesta nacional
realizada en forma exclusiva para Página/12 por el Centro de Estudios de
Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se
entrevistaron mil personas de todo el país, incluyendo Capital Federal, Gran
Buenos Aires y ciudades grandes como Rosario, Córdoba, Mendoza; ciudades
medianas y chicas como Confluencia, en Neuquén, Río Cuarto, en Córdoba,
Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, La
Rioja y otros 22 puntos de distintas zonas de la Argentina. En el
trabajo se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
“Creo que son resultados esperables –señala Bacman–. No-
sotros ya habíamos hecho un estudio en febrero y daba una clara mayoría a favor
de que YPF sea estatal. Las proporciones de ahora son impactantes, porque el
acuerdo con la expropiación es mucho más alto que las opiniones positivas sobre
la Presidenta. Eso
significa que respaldan la medida personas que no opinan bien de Cristina o que
no se sienten contenidos por el oficialismo. Pienso que no es un milagro ni hay
milagros en la política. Aquí hay ciertos pactos con la sociedad que tienen que
ver con el papel del Estado y con un replanteo de lo que pasó en los ’90. Y una
vez que existe ese pacto, ese consenso, la gente mantiene la coherencia
alrededor de los puntos clave.”
–Pero la realidad es que ni en la oleada de las
privatizaciones la gente respaldó la privatización de Aerolíneas e YPF. Página/12
publicó varias encuestas que lo demostraban.
–Es cierto. Había una fuerte mayoría a favor de privatizar
los teléfonos porque funcionaban muy mal y era muy difícil conseguirlos. Pero
diría también que la privatización de la luz, el gas, el agua y hasta los
trenes tuvo consenso. Pero YPF y Aerolíneas eran algo así como la argentinidad.
–Me imagino que la gente está desconfiada en que el
Estado administre mal YPF.
–No, no es así –polemiza Bacman–. Más del sesenta por ciento
cree que se va a administrar bien. Tal vez tenga que ver con que, de entrada,
existe una crítica sobre la forma en la que administró Repsol. Algo igual pasó
con Aerolíneas: la crítica de la gente respecto de Marsans era demoledora, de
manera que una mayoría muy nítida sostiene que el Estado lo va a hacer mejor.
Piense en lo siguiente: el ciudadano común tal vez no está al tanto de cifras
de producción ni de remesa de ganancias ni nada por el estilo, pero todo el que
tiene auto sabe las dificultades que hay con las naftas, en especial de algún
tipo. Cualquiera que vive en una localidad del interior está al tanto de la
falta de gasoil para las cosechas o de la falta de gas en invierno. En una
palabra, había ruido. Y a eso agréguele el factor del que hablamos antes: YPF
tiene que ver con la argentinidad. Por lo tanto, lo redondearía así: hay una
gran expectativa. Y eso significa dos cosas. Por un lado, una buena oportunidad
para el Gobierno, por el otro, un riesgo. Si no se hacen las cosas bien, habrá
críticas importantes de la gente, porque el Ejecutivo está tocando una víscera
muy sensible.
En realidad, en YPF –y también en Aerolíneas– se combina
cierto nacionalismo argentino, con la idea bastante instalada de que hay
cuestiones estratégicas: el petróleo, los combustibles, la línea aérea de
bandera. Porque si el ciudadano común estuviera sólo en desacuerdo con la forma
en que YPF fue administrada por Repsol, tomaría como una alternativa válida que
se le entregue la petrolera a otra empresa privada extranjera. Esa no es la
mirada que se expresa en la encuesta. Menos de un 3 por ciento cree que YPF
debe estar en manos privadas, un 23 considera que podría ser administrada por
capitales privados argentinos y nada menos que el 70 piensa que la tiene que
manejar el Estado. Y la razón de fondo es porque se trata de recursos
estratégicos.
Desde el punto de vista de quién está más a favor de la
expropiación, se percibe que el respaldo es mayoritario en todos los segmentos
de la población. Pero, por ejemplo, hay una preeminencia fuerte de los hombres:
el 80 por ciento apoya, mientras que entre las mujeres lo hace un 68 por
ciento. También es fuerte la postura proexpropiación entre los jóvenes, 80 por
ciento. Respecto de las franjas socioeconómicas, el sector ABC1, de mayor poder
económico, es el que muestra mayor rechazo: 32 por ciento. Pero también en esa
franja económica hay mayoría de apoyos: 63 por ciento. En la otra punta, en los
sectores de menos recursos, el apoyo es muy fuerte y está por encima del 75 por
ciento. En lo que no hay distinción es entre el área metropolitana y el
interior del país: los apoyos a la decisión de CFK son prácticamente iguales.
Por supuesto que habrá que seguir la evolución de la opinión
pública en los próximos meses. Es claro que seguirá respaldando la propiedad de
YPF como estatal –porque así ha sido durante décadas–, pero serán importantes
los primeros pasos que se den en la nueva administración.
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