Nunca como ahora, a través de un conglomerado de inauguraciones y discursos han quedado tan claro los objetivos y los caminos del modelo nacional, popular y democrático.
Faltan escasos 12 días para las elecciones presidenciales y legislativas. Mientras el partido mediático se atrinchera en la estrategia del miedo, anunciando caos y males apocalípticos y mientras los dirigentes de la oposición, negando su propio pasado, se aferran a denuncias sobre calidad institucional y a la supuesta perversión democrática intrínseca del peronismo, nunca como ahora, a través de un conglomerado de inauguraciones y discursos han quedado tan claros los objetivos y los caminos del modelo nacional, popular y democrático puesto en marcha por Néstor Kirchner y potenciado por Cristina.
La serie de inauguraciones -presentada por el partido mediático como meros actos de campaña electoral, que lo son ciertamente-, sin embargo, en virtud de su coherencia, para el que sabe leer la realidad plantean realmente, con trazos firmes y muy claros, los verdaderos alcances del proyecto popular. Propuesta de largo alcance para el desarrollo agroalimentario, plan de industrialización que fija metas hasta 2020, lugar preponderante para la ciencia vinculada al desarrollo, políticas de inclusión y reparación social, política internacional autónoma, impulso a la cultura y a la educación. Eso dicen inauguraciones tales como Atucha II, que significa más energía; la ampliación del puerto y el astillero de Caleta Paula, en el norte de Santa Cruz, que permitirá operar a grandes buques e impulsará una industria naval de mayor porte; inauguración de una central térmica, en Plaza Huincul; inauguración del edificio que contendrá el Polo Científico Tecnológico; apoyo a la mediana y pequeña industria que erige nuevos centros productivos, inauguración de escuelas y hospitales, inauguración del auditorio y el Centro Cultural en Radio Nacional Córdoba. Un listado incompleto, casi interminable de obras que se engarzan, que se armonizan, que convergen en una estrategia de desarrollo, preciso y claro, que la Presidenta ha ido fundamentando en discursos realmente trascendentes como el de Naciones Unidas, como el del plan agroalimentario o el programa industrial.
No son hechos aislados, desvinculados de un propósito general. El Polo Científico Tecnológico, por ejemplo, se vincula con Tecnópolis, tiene que ver con el impulso al desarrollo de industria de software, con el plan industrial y el agroalimentario, con la repatriación de investigadores, con la notebooks gratis, con el apoyo a las universidades. Hay a todas luces una cohesión y un objetivo: cambiar el perfil económico y productivo del país, como lo dice insistentemente la Presidenta.
Son cortos de vista lo que ven sólo un artilugio electoral. Porque todas esas novedades se engarzan a su vez con lo previo: con el rechazo al Alca, con la prioridad de la unidad latinoamericana, con la liberación de los condicionamientos del FMI, con la recuperación de los aportes previsionales de los trabajadores que eran patrimonio del poder financiero, con la recuperación del Estado, con la Asignación Universal por Hijo, etcétera, etcétera.
Todo esto es lo que ha dado en llamarse un modelo. Es decir, como bien lo define la Corriente Política Enrique Santos Discépolo, se trata de un conjunto de políticas que tiene como objetivo un desarrollo de base nacional, que busca incluir a los 40 millones de habitantes, con eje en el desarrollo interno y con creciente autonomía frente a los poderes económicos internacionales. Es una nueva respuesta que trata de superar el modelo de país basado en la producción primaria, que como dice esta corriente de opinión, aquel famoso “granero del mundo” hegemonizado por las oligarquías locales.
Una respuesta nueva, pero con anclaje histórico en el peronismo original, que planteaba un desarrollo de carácter nacional y autónomo, en la que el Estado -y sigo citando el documento de la Corriente Santos Discépolo- el Estado se apropia de una parte de la cuantiosa renta agraria y con su intervención orienta el ahorro interno hacia el crecimiento del país, incorporando fuertemente la aspiración igualitaria que fortalece la democracia. Anclaje histórico, pero además abierto a una profundización necesaria y vital para su sustentabilidad.
Es un modelo -un proyecto integral- que nos permite plantarnos ante el mundo y afrontar a fondo la contradicción entre las fuerzas nacionales y el poder financiero. No se trata de una promesa, porque ya ha comenzado a andar, porque ya tiene consecuencias venturosas.
Publicado en :
http://redaccionpopular.com./articulo/un-modelo
3 comentarios:
Pura propaganda K esta nota. ¿qué decia este Kartero cuando era Radical de Angeloz?
Ignoro los antecedentes del autor. ¿Qué parte te parece "propaganda"?...Describe cosas bastante concretas ...Es más, agregué los links de los discursos correspondientes en las inauguraciones . Escuelas, universidades, hospitales, fábricas, polos industriales, plantas energéticas varias, centros de investigación y obras de infraestructura ... ¿Eso es "propaganda" o un plan de industrialización?
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