Por Juan Pablo Flores.
Antes de arrancar quisiera definir lo que es un mensaje
subliminal: Dicho de un estímulo: Que por su debilidad o brevedad no es
percibido conscientemente, pero influye en la conducta. (RAE)
Ahora si:
Me puse a ver de principio a fin el programa de Jorge
Lanata esperando pruebas del lavado de dinero que involucre a Lázaro
Báez y a Néstor Kirchner. Todavía sigo esperando.
Llama mucho la atención que Lanata diga en el propio
programa que le quedaron muchas pruebas por mostrar, porque el tiempo le jugó
en contra. Sí, pero tuvo tiempo para poner al aire a la rubia de Suecia
haciendo cosas que no hacen reír ni al más alegre.
No tenía pruebas, quedó claro. Sólo mostró un par de papeles
de dudosa procedencia, y de nuevo un certificado que hasta yo mismo lo puedo
imprimir con mejor calidad en la esquina de mi casa. Se puso a hablar de la
casa de Báez y los Kirchner, y puso el testimonio de una mujer que dijo “no
tengo pruebas, pero no tengo dudas”.
A pesar de todo ello, lo que me llamó poderosamente la
atención fue el discurso del cierre del programa. Allí el conductor hizo
hincapié en que hay doce diputados (para presionarlos) de quienes depende que
se apruebe la ley de democratización de la justicia (el habla de leyes para
controlar la justicia, claro). En ese momento recordé que al principio del
programa habló de Horacio Verbitsky, y dijo que fue al único al que “le
dieron bola” para revisar el tema de las cautelares (del anterior programa me
había llamado la atención que lo haya lanzado unos días antes del 18A).
Ahora bien, analicemos brevemente dos temas:
1) Lanata y su denuncia contra el lavado de dinero de
Clarín: en el año 2008, desde el diario “Crítica”, Lanata denunciaba al Grupo Clarín (Magnetto, Herrera de Noble,
etc.) por lavado de dinero. La información la daba un “arrepentido” de la JP Morgan. Ahora Lanata
trabaja en dicho medio y ya no le importa ese tema. Ni lo menciona.
2) Clarín - La
Nación y las cautelares: como todos sabemos, Clarín está
siendo beneficiado actualmente por una cautelar en un juicio por la Ley de Medios, y La Nación está siendo
beneficiada por una cautelar que ya sopló sus diez velitas en un juicio por
evasión millonaria a la AFIP,
tal como lo describió Verbitsky en Página 12.
Aclarado esto, prosigo:
Cuando estamos pensando que Lanata ya no es el de antes, que
no está haciendo periodismo, estamos en lo cierto. Pero no hay que
subestimarlo. El hecho de que no esté haciendo periodismo no
significa que haya dejado de ser inteligente. Lanata es
brillante. Lo que sucede es que Lanata está poniendo su inteligencia al
servicio de una magistral jugada en contra de la reforma de las cautelares,
justo en una semana decisiva para la Justicia. Le está tirando todo el
peso de la opinión pública encima a los doce Diputados de los que habla.
Lanata con todo este tema farandulero (que por sus
características hace que llegue hasta a los más despolitizados y desinteresados
en cuestiones públicas) trae como mensaje subliminal la férrea intención de no
permitir que se apruebe la reforma de las cautelares. Por la sencilla razón de
que dicha reforma afecta enormemente al Grupo Clarín y al Diario La Nación. A Lanata no le
importa tener pruebas, porque la lógica "Goebbeliana" le funciona.
Es por eso que estoy seguro de lo siguiente: a Lanata no le
interesa el lavado de dinero, Lanata está operando hábilmente contra la reforma
de las cautelares. Hay mucha plata en danza.
Juan Pablo Flores
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