En 1966 la
Cancillería argentina a través de una Comisión pro Monumento
a Rivero, solicita a la
Academia Nacional de la Historia una opinión. El 19 de Abril de 1966 la Academia se expide
mediante un dictamen firmado por dos conspicuos historiadores de esa vetusta
institución. En ese dictamen los señores Ricardo Callet Bois y Humberto Burzio
recomiendan lapidariamente no realizar ese homenaje ya que consideran al gaucho
Antonio Rivero un asesino y ladrón.
Era casualidad ese dictamen? Era fruto de dos ratones de
biblioteca y junta papeles espantados por las “correrías” de aquel
controvertido y oscuro personaje?...Que había nacido en Concepción del Uruguay,
Entre Ríos (27 de noviembre de 1808) y había muerto en el combate de Obligado
(20 de noviembre de1845). Tenía apenas 37 años cuando se puso a las órdenes del
comandante Lucio Mansilla.
En realidad estos dos eximios archivistas no habían hecho
otra cosa que exhumar la doctrina del “cuchillero” con la que Borges había
calificado al Martín Fierro de José Hernández.
Corría el sexto día de aquel caluroso mes de diciembre de
1832. Juan Manuel de Rosas concluía su mandato de gobernador. A pesar de las
gestiones realizadas por la
Legislatura bonaerense, el joven estanciero de los
“Cerrillos” decide volver a la actividad privada.
Aunque encara una acción política que aquellos que aman el
poder se los ha facilitado. Estamos hablando de la expedición al territorio
del malón. Napoleón en la
Historia Universal y Julio Argentino Roca ganaron el
prestigio que a través de las campañas militares que les permitió acceder al
poder. Eso hizo
don Juan Manuel.
Un déficit de 15 millones de pesos y las presiones de la Banca Baring
contextualizan ese fin de año. Faltaban apenas unos días para la invasión
británica a las Malvinas. Aquellas que aparecen en el Plan de Operaciones de
Mariano Moreno de Agosto de 1810 como lugar de reclusión para aquellos que
atentaren contra los objetivos de los
revolucionarios de Mayo.
Gobierna Buenos Aires, el ex ministro de Guerra de Rosas,
Juan Ramón Balcarce. Con la iniciación del año nuevo, el 3 de Enero
precisamente, el archipiélago es ocupado militarmente por tropas inglesas.
Dos nombres quedarán grabados en la memoria de los
argentinos: el del capitán John Onslow y la corbeta Clío. El responsable
militar y el barco del cual desembarcaron quienes izaron la bandera inglesa en
aquellas inhóspitas y despobladas tierras emergentes de ese bravío mar.
El empresario y gobernador Luis Vernet había realizado una
expedición a Malvinas en 1827. Rivero formaba parte de ella.
Al producirse el desembarco de las tropas británicas, Vernet
renuncia a su cargo de gobernador. Esta maniobra en realidad intentará encubrir
los negocios y negociados de este comerciante con el Reino Unido. Onslow,
designa como administrador del archipiélago y encargado del almacén del lugar a
William
Dickson, un irlandés. Una de las tareas que le encargó
Onslow al retirarse fue la de izar y arriar el pabellón británico, cada vez que
pasara algún barco y especialmente los días domingo.
Vivían en la colonia 14 gauchos y aborígenes acriollados. A
Vernet, no le interesaba el tema de la soberanía e hizo un trato con los
invasores garantizando la continuidad de sus actividad comercial en Puerto
Louis. Dejó allí a sus administradores, controlando el negocio desde Buenos Aires, típico empresario ausentista.
En Puerto Louis, el francés Jean Simon era el capataz de
Vernet, este era asistido por el ex mayordomo de Vernet, Matthew Brisbane. La
explotación a la que fueron sometidos Rivero y sus amigos hizo que la situación
en la colonia se hiciera extremadamente difícil. El empresario les abonaba a
sus peones, no con dinero sino con vales. Era una situación común el pago con
vales en aquellos lugares donde la injusticia y la explotación eran moneda
común. Los peones asalariados se veían obligados a comprar con esos vales en el almacén de la colonia. Ahora bien, el
irlandés no aceptaba los vales emitidos por Vernet. Lo cual obligaba a la peonada
a carnear alguna vaca suelta para poder comer. También esto se les prohibió.
La situación se
hizo insostenible. Era una cuestión de vida o muerte. Rivero
y sus hombres no tuvieron alternativa. El 26 de Agosto de 1833, a medio año de la
invasión británica Rivero, a quien los británicos apodaban “Antook”,
otros dos gauchos más y cinco indios charrúas acriollados toman las armas. La
violencia fue simétrica a la explotación. Fueron asesinados el irlandés y
cuatro personas más. Los gauchos de Rivero se hicieron dueños de la situación.
Arriaron la bandera inglesa e izaron la bandera argentina.
Curiosos asesinos éstos que bañados en sangre tienen una actitud
antiimperialista.
Aterrorizados por la situación violenta el resto de los
pobladores (6 criollos y 17 de otras nacionalidades) de la colonia huyen y
llegan hasta el islote Peat. El 23 de Octube de 1833 arriba a Puerto Louis la
goleta “Hopeful” al mando del teniente Rea quien toma contacto con los
aterrorizados pobladores refugiados en el islote. Decide continuar viaje con el
objetivo de buscar refuerzos.
Otro gesto que pone en duda que Rivero haya sido como lo
pintaron los mitristas de la
Academia. Se acerca al islote y le lleva alimentos al grupo
refugiado que estaba en una situación límite. La vida de aquellos que no se
plegaron a la sangrienta insurrección fue respetada. El 7 de Enero de 1834,
aprovechando la benevolencia del océano en pleno verano arriba a Puerto Louis,
el “Challenger”, a cargo del capitán Seymour, que había sido alertado por el
teniente Rea.
Comienza una verdadera cacería del grupo de Rivero que
decide resistir internándose en el desolado paisaje de la isla. El grupo se
parte y desertan dos de ellos: Jose María Luna y Juan Basido quienes terminaron
entregando a sus compañeros. Poco tiempo después el grupo es detenido por los
soldados británicos. Rivero quedó solo y resistió hasta quedar totalmente
rodeado por los británicos.
Los rebeldes fueron conducidos a Gran Bretaña donde fueron
sometidos a juicio y se exigió sobre Rivero y sus hombres la pena de muerte. El
Ministerio Fiscal Británico se declaró incompetente debido a que sus acciones
habían sucedido fuera de la juridicción del tribunal. La competencia del
tribunal no tenía competencia sobre Escocia y las colonias
británicas. El Ministerio aconsejó al Almirantazgo
embarcarlos y devolveros al Río de la
Plata. Como en una película con final feliz, el gaucho Rivero
y sus hombres fueron liberados en Montevideo. Previo a su libertad
el almirante Hammond le escribe entonces al cónsul británico de Buenos Aires
para que le permita desembarcar a Rivero en Montevideo.
Antook, aparecerá después entreverado con las cadenas de
Obligado. El 20 de noviembre dará su vida por la patria. Curioso este patriota
que los liberales execran. Con una actitud racista hacia un criollo que no
sabía leer ni escribir lapidarán a este morocho como un asesino, vago y mal
entretenido. Los dramáticos acontecimientos pusieron a este joven en una
situación donde la contradicción social (la explotación y la soberbia de los extranjeros)
llevaron a estos hombres, encerrados en una situación límite, a tomar la
decisión de matar o morir. El izamiento del pabellón argentino luego de la
masacre, no es casualidad.. Este hombre rudo, valiente y decidido vivió en carne
propia la explotación y actuó defendiendo a su clase y luchando por la causa
nacional. Como bien dice Jorge Enea Spilimbergo, los humildes, los humillados
son intuitivamente revolucionarios.
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