martes, 9 de diciembre de 2014
Falciani, el azote de los evasores fiscales, por Roberto Montoya (para "Miradas al Sur" del 07-12-14)
Nació en Montecarlo (Mónaco) en 1972, tiene nacionalidad francesa e italiana, y su trabajo de años como ingeniero de sistemas no le hubiera sacado posiblemente nunca del anonimato si no fuera porque un día dijo ¡Basta! y decidió arriesgar su trabajo, su estabilidad económica y personal y su propia libertad, con tal de quedarse tranquilo con su conciencia.
Desde 2008, Falciani se convirtió en el azote de los evasores fiscales, reveló las cuentas secretas en Suiza de más de 130.000 personas o empresas de los cinco continentes, incluidas muchas de Argentina.
Hervé Falciani se lo pensó mucho antes de tomar la más audaz decisión de su vida. Trabajaba desde el año 1997 en el departamento informático de la filial del poderoso banco HSBC en Mónaco, realizando una tarea bien remunerada aunque gris, rutinaria, pero las cosas habrían de cambiar, y mucho, cuando fue trasladado a la sucursal en Ginebra en 2006.
Se le encomendó la tarea de mejorar su base de datos y el sistema de seguridad digital. El HSBC, nacido en 1865 y que hizo su primera gran acumulación de capital gestionando las ganancias que reportaban las Guerras del Opio, tiene actualmente más de 10.000 oficinas en todo el mundo repartidas en 82 países de los cinco continentes, con cerca de 125 millones de clientes de sus servicios financieros, banca comercial, banca de inversión y mercados. Es el principal banco europeo y uno de los mayores del mundo.
Aunque su sede central se encuentra en Londres, la sucursal del HSBC en Ginebra nunca fue una filial más, estaba, y está, en el propio corazón del país que ha hecho del secreto bancario su principal seña de identidad.
Los superiores de Falciani lo habían recomendado muy especialmente para una labor muy delicada en Ginebra tras reconocer su gran capacidad profesional, pero nunca podían sospechar que el ejemplar empleado se convertiría en el “Enemigo Nº1” de esa gran banca mundial. El propio informático tampoco podía imaginar que pronto sería perseguido por la Justicia de varios países y que terminaría viviendo finalmente con guardaespaldas y en semiclandestinidad como el escritor italiano Roberto Saviano, el autor de Gomorra, por cuya cabeza la Camorra napolitana ofrece una verdadera fortuna.
“Antes de dar este paso lo hablé con mi familia, lo hablamos mucho juntos, sabía que podría tener graves consecuencias en mi vida personal, pero no podía dejar de hacerlo, estaba viendo cosas siniestras que afectaban a mucha gente, mientras tanta gente lo estaba pasando tan mal a causa de la crisis, no podía mirar para otro lado”, dice Falciani.
Durante su trabajo, Falciani tomó conciencia de que la banca para la que trabajaba era cómplice del fraude fiscal de sus clientes, grandes fortunas de todo el mundo, y decidió denunciarlo a las autoridades judiciales suizas. El informático ya había empezado para ese entonces a copiar y traspasar a su ordenador personal los archivos sobre los clientes del banco que defraudaban al fisco de sus respectivos países. “Mis primeros contactos fueron con las autoridades que regulan los mercados, y después con la justicia federal, que me dijo que me buscara un abogado”, explica el informático.
Falciani no se dio por vencido y utilizó una triquiñuela más propia del agente 007 que de un empleado bancario para hacer activar el sistema de alarma interno con el que cuenta la Asociación Suiza de Banqueros. Para ello viajó al Líbano y utilizando una identidad falsa se presentó en la filial local del HSBC en Beirut con una falsa oferta: aseguró a sus directivos que tenía un sistema para poder conocer la identidad de clientes de la banca suiza. El sistema en realidad no existía pero con ello logró hacer saltar las alarmas y que se abriera una investigación interna por espionaje, pera ésta no fue demasiado lejos.
Falciani decidió, entonces, en 2008, trasladarse a Francia dejando pistas sobre su paradero, por lo que Suiza reclamó su extradición. Es lo que el prófugo buscaba, que la Justicia francesa se viera obligada a investigarlo, momento que aprovechó para hacer su denuncia y aportar al juez su ordenador con todas las pruebas documentales. El juez tomó así conciencia de la gravedad del caso y del intento de Suiza por acallarlo.
El magistrado rechazó su extradición y pidió a Falciani colaboración para desentrañar toda la documentación sobre el macro fraude fiscal, que representa el 2,5% del PIB de toda la zona euro, unos 300.000 millones de euros.
Mientras el HSBC denunciaba a su ex empleado por robo de “material sensible” y le acusaba de haberlo hecho por motivos económicos, el juez francés pasaba a la Justicia los datos de los más de 8.000 evasores fiscales franceses que aparecían en la lista y puso en aviso a las autoridades de otros países.
La Administración Obama fue una de las que primero fue informada del escándalo y el Senado de Estados Unidos acusó en un informe al HSBC no sólo de complicidad con miles de evasores fiscales, sino también por colaborar en el lavado de dinero procedente de carteles de la droga mexicanos y por prestarse a operaciones financieras con Irán eludiendo el embargo. El banco tuvo que hacer frente a una sanción de 1.400 millones de euros.
Pero Suiza no se resignaba a no poder capturar a Falciani y ante un viaje de éste a Madrid lanzó nuevamente su orden de captura y extradición. La Justicia española lo detuvo, tal como exigen los acuerdos internacionales, pero rápidamente lo dejó en libertad.
El informático se puso inmediatamente al servicio de la Justicia para ayudar a investigar a los 659 evasores fiscales españoles con cuentas en el HSBC. Entre ellos, el banquero más poderoso de España, Emilio Botín –recientemente fallecido– y su familia, que no habían declarado al fisco 900 millones de euros en una cuenta en el HSBC. Botín, que era presidente del Banco Santander –ahora lo es su hija– tuvo que pagar más de 200 millones de euros a Hacienda. Algunos de los personajes de la “trama Gürtel”, el caso más grave de corrupción del PP, tenían igualmente cuentas en el HSBC.
Hoy día, Falciani es un testigo protegido de la Justicia de Francia y colabora igualmente con las agencias tributarias de numerosos países. Junto con otros siete expertos trabaja en la elaboración de un programa, “una especie de radar que pueda detectar los movimientos ilegales de capitales entre países”, según sus propias palabras.
Cuando se le pide que identifique a algunos grandes defraudadores de un país determinado –la AFIP argentina lo ha pedido– Falciani se resiste. “No es mi labor revelar un nombre u otro, de eso deben encargase los responsables de las agencias tributarias y de la Justicia de los distintos países con los que colaboro”, dice. “En lo que yo puedo aportar, como también lo pueden hacer muchos otros expertos, es en crear sistemas que impidan todo este aceitado mecanismo actual de evasión fiscal y lavado de dinero. Si los gobiernos y los organismos internacionales lo quieren, se puede hacer; sólo hace falta voluntad política y destinar los medios necesarios para ello.”
Publicado en:
http://sur.infonews.com/nota/10108/falciani-el-azote-de-los-evasores-fiscales
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