América Latina en movimiento
Sin duda, que por la coyuntura actual México está pasando por una crisis
profunda, la segunda más grave de este inicio del siglo XXI; la primera
fue, poniendo los acontecimientos sobre la balanza y letargo de por
medio, la “guerra contra las drogas”, de Felipe Calderón.
Pero el futuro está en riesgo por dos razones: la tentación autoritaria del gobierno de Enrique Peña Nieto –como reacción policial a la exigencia de renuncia presidencial–, y la agudización de los problemas de violencia azuzados por el crimen organizado, que están a la vista tanto en Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas, como en el resto del país.
La solución pasaría necesariamente por un replanteamiento interno del rumbo país en términos de cambiar el modelo económico neoliberal, también el sistema político antidemocrático y de atender las demandas de la sociedad; en tanto que hacia afuera, la redefinición de la relación con Estados Unidos de América (EUA) y el mundo.Todo suena muy lejano.
Por eso asoma la cabeza la amenaza de un gobierno autoritario, y eso está tan lejos como a la vuelta de la esquina. Valga citar dos antecedente ación de pueblo de Atenco (Tlatlaya remite al modo de actuar de los militares), contra el Aeropuerto de Vicente Fox cuando Peña Nieto era gobernador; y la recién aprobada por el Congreso “Ley de movilidad universal” (de 2 de diciembre por PRI-PAN-PVEM),que amenaza con reprimir marchas y manifestaciones con el pretexto de la libre circulación de las personas.
Situación compleja, porque todas las variables –macro y micro– marchan juntas, formando un amasijo no fácil de conceptualizar. Porque converge tanto lo global como local. Así, desde afuera impactan varios asuntos:
1. La instrumentación de la estrategia de guerra de Estados Unidos de América (EUA), que so pretexto de la “seguridad nacional” se volvió más agresiva tras el 11/S contra el “terrorismo”.
2. El contexto de decadencia económica de EUA, que pese a la crisis del 2008-2009 tanto el gobierno como la Reserva Federal siguen aplicando las mismas políticas recesivas y de flexibilización cuantitativa que favorece a los ricos nada más.
3. La guerra contra las drogas que adoptó a pie juntillas el expresidente Felipe Calderón, abriendo las puertas al espionaje y la injerencia directa de todos los organismos de inteligencia de EUA en México, generando con ello el mayor clima de vulnerabilidad a la seguridad nacional.
4. La profundización de las alianzas de México con EUA, de los acuerdos y tratados como los comerciales Tlcan, Mérida, APEC; los de seguridad Aspan y el North Com (ver: http://maniobrasdelpoder.blogspot.mx/2011/10/12octubre2011-el-northcom-y-la.html), etc.
5. El trastocamiento de la “Seguridad Nacional” de México que todo lo anterior significa, es más de lo que se presume. Amenazante todo, como el operativo “Rápido y Furioso” para armar a los carteles, la capacitación policíaca al estilo gringo tipo Escuela de las Américas, la filtración de agentes armados en todo el territorio mexicano, la presencia de militares con equipo de la Armada de México, el espionaje en toda su extensión a través del ciberespacio como los drones, etcétera.
6. La ilegitimidad de Felipe Calderón lo orilló a adoptar la sugerencia militarista de EUA para hacerle la “guerra” al narcotráfico, que metió al país en la situación de violencia en que se encuentra.
Con todo, Peña Nieto no ha sido capaz de replantear la estrategia antinarco. En esas anda México, como barco sin timonel en la tormenta. Sin proyecto de país.
Pero el futuro está en riesgo por dos razones: la tentación autoritaria del gobierno de Enrique Peña Nieto –como reacción policial a la exigencia de renuncia presidencial–, y la agudización de los problemas de violencia azuzados por el crimen organizado, que están a la vista tanto en Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas, como en el resto del país.
La solución pasaría necesariamente por un replanteamiento interno del rumbo país en términos de cambiar el modelo económico neoliberal, también el sistema político antidemocrático y de atender las demandas de la sociedad; en tanto que hacia afuera, la redefinición de la relación con Estados Unidos de América (EUA) y el mundo.Todo suena muy lejano.
Por eso asoma la cabeza la amenaza de un gobierno autoritario, y eso está tan lejos como a la vuelta de la esquina. Valga citar dos antecedente ación de pueblo de Atenco (Tlatlaya remite al modo de actuar de los militares), contra el Aeropuerto de Vicente Fox cuando Peña Nieto era gobernador; y la recién aprobada por el Congreso “Ley de movilidad universal” (de 2 de diciembre por PRI-PAN-PVEM),que amenaza con reprimir marchas y manifestaciones con el pretexto de la libre circulación de las personas.
Situación compleja, porque todas las variables –macro y micro– marchan juntas, formando un amasijo no fácil de conceptualizar. Porque converge tanto lo global como local. Así, desde afuera impactan varios asuntos:
1. La instrumentación de la estrategia de guerra de Estados Unidos de América (EUA), que so pretexto de la “seguridad nacional” se volvió más agresiva tras el 11/S contra el “terrorismo”.
2. El contexto de decadencia económica de EUA, que pese a la crisis del 2008-2009 tanto el gobierno como la Reserva Federal siguen aplicando las mismas políticas recesivas y de flexibilización cuantitativa que favorece a los ricos nada más.
3. La guerra contra las drogas que adoptó a pie juntillas el expresidente Felipe Calderón, abriendo las puertas al espionaje y la injerencia directa de todos los organismos de inteligencia de EUA en México, generando con ello el mayor clima de vulnerabilidad a la seguridad nacional.
4. La profundización de las alianzas de México con EUA, de los acuerdos y tratados como los comerciales Tlcan, Mérida, APEC; los de seguridad Aspan y el North Com (ver: http://maniobrasdelpoder.blogspot.mx/2011/10/12octubre2011-el-northcom-y-la.html), etc.
5. El trastocamiento de la “Seguridad Nacional” de México que todo lo anterior significa, es más de lo que se presume. Amenazante todo, como el operativo “Rápido y Furioso” para armar a los carteles, la capacitación policíaca al estilo gringo tipo Escuela de las Américas, la filtración de agentes armados en todo el territorio mexicano, la presencia de militares con equipo de la Armada de México, el espionaje en toda su extensión a través del ciberespacio como los drones, etcétera.
6. La ilegitimidad de Felipe Calderón lo orilló a adoptar la sugerencia militarista de EUA para hacerle la “guerra” al narcotráfico, que metió al país en la situación de violencia en que se encuentra.
Con todo, Peña Nieto no ha sido capaz de replantear la estrategia antinarco. En esas anda México, como barco sin timonel en la tormenta. Sin proyecto de país.
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