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lunes, 8 de diciembre de 2014

Consultoras privadas reconocen que hay una fuerte desaceleración de los precios, por Federico Schmalen (para "INFOnews" del 07-12-14)

 

La "paz cambiaria" y la acción del Estado desinflaron las expectativas. Así lo reconocen desde Orlando Ferreres hasta el índice de la CABA. La capacidad instalada ociosa de la industria desmiente la teoría ortodoxa que asocia la mayor emisión monetaria a la inflación y muestra que surge de un abuso de posición dominante.

 

Más allá de las diferencias que pudieran existir en el índice final, tanto las mediciones oficiales del Indec como las que surgen de las denominadas "consultoras privadas" coindicen en señalar una fuerte desaceleración de la inflación para el mes de noviembre en particular y para el último trimestre del año en general.
Según Tiempo Argentino, la consultora del economista ortodoxo Orlando Ferreres, por caso, luego de llegar a estimar movimientos de precios mensuales de hasta un 2,8% estima que en el último mes ese índice no superará el 1,8 por ciento. La propia dirección de estadísticas de la CABA, que llegó a medir un 2,7%, se inclina por atribuirle al mes de noviembre un movimiento de precios del 1,7 por ciento. Las consultoras de Miguel Bein y el economista Eduardo Levy Yeyati coinciden también en fijar ese índice para el último mes en no más de un 1,5 por ciento.
LA LÓGICA DE LA REVERSIÓN. Lo curioso es que, por las tendencias generales del consumo, los meses de noviembre y diciembre suelen tener los índices más altos del año. Todavía más curioso es el hecho de que los datos vienen a revertir ese proceso contradictorio que viene atravesando la Argentina, conocido como "estanflación", y que consiste en la combinación de una desaceleración del consumo, por un lado, con una persistente suba de precios, por el otro.

"En condiciones de libre competencia, la producción a gran escala debería generar el fenómeno contrario a partir de una mayor productividad del trabajo y una reducción de los costos. Así, en estas condiciones, el abuso de posición dominante es flagrante".

La desaceleración de los precios, entonces, podría ser la contracara de una tendencia natural a la competencia entre empresarios para disputarse un mercado de consumo que, luego de atravesar un período de estancamiento, en el último mes de octubre mostró signos de vitalidad. La encuesta de consumo en supermercados del Indec, publicada el 26 de noviembre, por ejemplo, arrojó un incremento a precios corrientes interanual de un 41,9%, muy por encima de los meses precedentes.
Economistas consultados por Tiempo Argentino atribuyeron esa desaceleración de los precios, además, a la normalización del mercado cambiario (a partir de las acciones sobre el dólar paralelo y el CCL) y la consecuente caída de las expectativas devaluatorias, combinadas con las políticas de Precios Cuidados y la voluntad de transparentar las cadenas de valor a través de las leyes de defensa de los consumidores.
PROBLEMA ESTRUCTURAL. Por eso, los especialistas aseguran que, más allá de la coyuntura, es necesario avanzar en la raíz del problema cuyo pilar fundamental está determinado por la estructura productiva altamente concentrada en nuestro país y que, en definitiva, es lo que podría explicar el acontecimiento inesperado ocurrido en la previa de la XX Conferencia Industrial organizada por la UIA. Es que, el denominado G-6, compuesto por las principales entidades empresarias de la Argentina que incluyen a la Unión Industrial Argentina, un día antes del inicio del evento, dejó trascender su voluntad de dar curso a una presentación frente a la justicia para que declare la inconstitucionalidad de las denominadas "leyes de protección al consumidor" votadas por el Congreso Nacional a mediados de septiembre de este año.
La respuesta del gobierno fue inmediata. La propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner desafió a los empresarios a hacer sus presentaciones recién cuando las leyes sean reglamentadas y eventualmente aplicadas. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, más directo, describió como una "actitud vergonzosa" la de los empresarios y llegó al extremo de atribuirles "una conducta mafiosa" en su "política de formación de precios" para, finalmente, señalarlos como "los responsables directos de la inflación".
Además, sostuvo que "es mentira que los grupos concentrados defiendan la libre empresa o el capitalismo, defienden solamente la renta extraordinaria que pretenden hacer frente al eslabón más débil de la cadena".
Pero, además, el jefe de Gabinete se metió en el debate teórico que subyace cuando criticó a los economistas que asesoran a los empresarios y argumentan que la raíz de la inflación es el exceso de gasto y de emisión monetaria. Para eso conminó a observar el movimiento de precios en países como los Estados Unidos o el Reino Unido que, desde el estallido de la crisis, triplicaron y quintuplicaron respectivamente su emisión monetaria. En la misma línea, llamó la atención sobre el mismo fenómeno en lo que hace al déficit fiscal en aquellos países europeos cuyas deudas equivalen a más de un 100% y hasta un 300% del PBI.
ORTODOXOS VS HETERODOXOS. Los especialistas consultados sobre el origen de la inflación en nuestro país se inclinaron a señalar la "multicausalidad" del fenómeno y el rechazo a la lectura ortodoxa que asocia unilateralmente emisión monetaria y aumento del gasto público con inflación. Con todo, reconocieron, los instrumentos de política monetaria del BCRA también han servido y sirven para desestimular el movimiento de precios.
Datos oficiales recogidos por el 11º informe realizado por el Observatorio de Coyuntura Económica de la Universidad de Tres de Febrero bajo la coordinación del diputado nacional Roberto Feletti, por ejemplo, muestran un comportamiento inverso entre el crecimiento de la emisión y las variaciones de precios. Es que, para el último día hábil de agosto de 2014, la base monetaria se ubicaba en 389.193 millones de pesos, que implican un incremento de la misma de un 21% en relación con el mismo día de 2013. Hacia atrás, sin embargo, el incremento de la base monetaria interanual había sido de un 23%, un 40% y un 36% para 2013, 2012 y 2011, respectivamente, y en relación con cada uno de los años anteriores. Los movimientos de precios tuvieron, sin embargo, un comportamiento inverso.
Otra de las causas que tradicionalmente se atribuyen a la generación de la inflación surge del movimiento del tipo de cambio. La devaluación de la moneda nacional, se sabe, implica una elevación de los costos de los insumos importados que rápidamente se trasladan a precios. Con todo, han sido las posiciones dominantes las que han permitido que, en muchos casos, ese traslado se realizara sin justificación alguna desde el punto de vista de esos costos.
La devaluación oficial del peso, en relación con el dólar de un año a esta parte, alcanzó casi un 38% (pasó de $ 6,2 a 8,55 pesos). Sin embargo, desde el salto de enero (cuando se fijó en $ 8) a noviembre el incremento fue de un 6,8 por ciento.
CONCENTRACIÓN Y ABUSOS. Según la visión heterodoxa, en estas condiciones, es la concentración económica, el abuso de posición dominante y la búsqueda de ganancias extraordinarias el motivo fundamental que explica, en el largo plazo, la distorsión de los precios. Esa concentración excede largamente las cadenas masivas de distribución como los supermercados que, como muestra un relevamiento realizado por la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario, remarcan sus productos entre un 30% y hasta un 230% en relación con el costo que pagan mientras que, en Estados Unidos y Europa, esa remarcación no supera el 9% promedio.
Es que, según un estudio reciente del Centro de Economía Política Argentina, en el país existen 700 mil empresas pequeñas y medianas, y apenas 5000 grandes. El estudio señala la concentración como la principal responsable de la formación abusiva de precios y aporta datos sectoriales.
Por ejemplo, una sola empresa nacional (Siderar-Techint) concentra el 100% de la producción de chapas en el país, la producción de polietileno está en manos de una sola empresa estadounidense (Dow), Aluar controla el 100% de la producción de aluminio y apenas cuatro empresas controlan toda la producción de cemento en el país.
Pero el fenómeno alcanza también al sector más sensible para el bolsillo popular, que es el de los alimentos. El 75% del mercado de azúcar está en manos de una sola empresa, Ledesma; dos compañías explican el 80% de la producción de aceite comestible; cuatro empresas controlan el 50% de la producción de yerba mate; dos empresas el 60% de la producción de galletitas; dos empresas el 80% de la producción de leche y dos grandes empresas internacionales controlan el 82% del mercado de gaseosas.
El propio estudio indica que, en la última década, las Ramas Altamente Concentradas (RAC) incrementaron sus precios un 7,6% por encima del promedio sectorial.
En condiciones de libre competencia, la producción a gran escala debería generar el fenómeno contrario a partir de una mayor productividad del trabajo y una reducción de los costos. Así, en estas condiciones, el abuso de posición dominante es flagrante.
Según Carlos Heller, economista y diputado del Frente Nuevo Encuentro, "hay dos grandes corrientes. Los que la atribuyen a la emisión monetaria y el gasto público, y los que creemos que es resultado de una puja distributiva. La idea de que si hay más ingresos de la gente hay más inflación tendría sentido en una economía en crecimiento y con capacidad instalada funcionando a pleno. Pero, habiendo una situación de no crecimiento y una gran capacidad ociosa (se puede producir más sin tomar gente ni invertir), no hay motivo para que se aumenten los precios, a no ser que haya una apropiación de ese beneficio distributivo que surje de las paritarias y las políticas sociales."
De hecho, según datos del Indec publicados el 28 de noviembre, la utilización de la capacidad instalada de la industria para el mes de octubre llegaba, en térrminos generales, al 74,1% mientras que en sectores como el de alimentos y bebidas se encontraba en el 75,7%, en el sector textil en un 74,5%, en caucho y plásticos en un 72,9%, en metalmecánica en un 60% y en industria automotriz en un 59,6 por ciento. Un incremento de la demanda generado por un mayor circulante, en condiciones normales, debería generar una disminución dela capacidad ociosa y no de precios. Según Heller, "las políticas adecuadas son la de Precios Cuidados y del observatorio de precios. Si es como dicen las empresas que tienen problemas de rentabilidad, qué mejor para demostrarlo que prestar información sobre la conformación de precios y mostrar que la rentabilidad está afectada. En vez de judicializar la ley de abastecimiento, lo que tendrían que hacer es colaborar y transparentar la información", remató.
Visiones
"La idea de que si hay más ingresos de la gente hay más inflación tendría sentido en una economía en crecimiento y con capacidad instalada funcionando a pleno. Pero, habiendo una gran capacidad ociosa, no hay motivo para que se aumenten los precios, a no ser que haya una apropiación de ese beneficio distributivo que surje de las paritarias y las políticas sociales", Carlos Heller (Diputado nacional del Frente Nuevo Encuentro).

Publicado en:
http://www.infonews.com/2014/12/07/economia-175902-consultoras-privadas-reconocen-que-hay-una-fuerte-desaceleracion-de-los-precios.php

 

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