El
final del año transcurre entre un aumento de las reservas del Banco
Central y una desaceleración de la inflación. Pronósticos opositores y
expectativas futuras.
Durante la semana, las reservas del Banco Central superaron los
30.000 millones de dólares, una cifra con un amplio peso simbólico, no
sólo por haber casi igualado los niveles de fines del año pasado (se
ubicaron en 30.600 millones), sino también porque refutaron las
predicciones de diversos especuladores financieros y sus
correspondientes voceros económicos, quienes afirmaban que las reservas
caerían fuertemente este año, con lo que una nueva devaluación –con su
consiguiente retracción de la actividad económica, pérdida del empleo y
disminución en el poder adquisitivo de los salarios– sería altamente
probable en este 2014.Fueron justamente este tipo de predicciones, ampliamente difundidas por gran parte de la prensa dominante, las que contribuyeron a la corrida cambiaria de fines del año pasado y comienzos del actual, lo cual se convirtió en una de las causas –junto al pago de importaciones y servicios de la deuda–, que produjo que en los primeros tres meses de este 2014 se perdieran cerca de 3.000 millones de dólares.
En su ocasión, la estrategia de las anteriores autoridades del Banco Central para detener la hemorragia, se alinearon con el manual ortodoxo, es decir, la aplicación de una devaluación ampliada y de subas en las tasas de interés. Así, el costo de detener la salida de divisas fue una caída de la actividad económica, un precio que el Gobierno no quiso volver a pagar y que llevó a la designación de Alejandro Vanoli, a comienzos de octubre, como nuevo titular de la autoridad monetaria.
Fue el mismo Vanoli quien brindó, el pasado miércoles, algunas claves sobre la nueva política monetaria implementada a partir de su designación, en el marco de la audiencia de la Comisión de Acuerdos del Senado que trataba el pliego de su designación. Allí remarcó en primer lugar que en estos dos meses de gestión logró subir las reservas de 28.000 a 29.000 millones de dólares (al día siguiente se efectuaría el swap por 1.000 millones), sin aumentar significativamente el valor del dólar oficial y manteniendo las tasas de interés que abona el Banco Central para sus letras nominadas en pesos.
Luego de volver a exhibir su negativa a efectuar una devaluación ampliada, Vanoli detalló las acciones con las que su equipo obtuvo estos logros, enumerando allí los acuerdos con las exportadoras de granos, que permitieron una suba del 40% en la liquidación entre octubre y noviembre, la ejecución del swap (ver nota aparte) con China por cerca de 3.000 millones de dólares, y la absorción de pesos (para evitar que vayan al dólar) por medio de la emisión de bonos dólar-linked, es decir, atados a la cotización oficial del dólar y del aumento en las tasas de interés de los plazos fijos para ahorristas (cuyo costo debieron absorber por reglamentación los bancos), todo lo cual fue implementado junto a un mayor control sobre las operatorias ilegales del mercado financiero.
Luego, ofreció estadísticas concretas sobre los resultados de su gestión, entre los que se contaban un aumento de las reservas del 3,5 por ciento, una caída en la cotización del dólar ilegal del 17,5%, del contado con liquidación (compra de bonos en pesos para venderlo en dólares en el exterior) del 16%, y del dólar Bolsa (bonos nominados en dólares) del 15,2%, agregando que el tipo de cambio se mantenía actualmente en los niveles deseados de competitividad en relación con el dólar, el euro y el real.
El factor inflación.
El nivel de reservas tiene una amplia relación con la cotización del dólar, la cual tiene un efecto directo (aunque no único) sobre los niveles de inflación. Por eso, no sorprende que con la devaluación operada por las anteriores autoridades del Central haya habido un escalamiento en los precios, y que –en parte–, gracias al congelamiento que mantuvo el dólar durante los últimos meses, esta inflación se haya desacelerado.
Todos los organismos públicos y consultoras coinciden en este diagnóstico, pero difieren fuertemente en los guarismos. El más bajo fue aportado por el Indec, que dio cuenta de una inflación anual del 24,4%, una cifra extremadamente difícil de validar en la actual coyuntura de desaceleración económica, originada en la caída en el poder adquisitivo de los salarios, pese a que las paritarias promediaron un 29,7%. Por eso, tanto desde la Confederación General Trabajo (CGT), alineada con el oficialismo como desde la Unión Industrial Argentina (UIA) salieron a refutar este índice. Pero al mismo tiempo, a rechazar los producidos por las consultoras privadas, muchas de ellas en manos de economistas pertenecientes a partidos políticos opositores, que dan guarismos cercanos al 40%. Para Antonio Caló, secretario general de esta CGT, “los que dicen que la inflación es del 40% son irresponsables”, mientras que el vicepresidentes de la Unión Industrial, José Urtubey afirmó que “desde ya que la inflación no es del 40%”.
Sin dudas, el caso más grosero fue el índice de inflación que difunden algunos legisladores opositores, el cual ya desde su origen tiende a confundir al público, pues fue denominado “IPC Congreso” pese a no ser representativo de esta institución, cuya mayoría parlamentaria es favorable al oficialismo. De acuerdo a este índice, la inflación anual se ubica en torno del 40,5%, un dato que provocó la reacción del ministro de Economía Axel Kicillof quien afirmó que “quieren instalar que la inflación es del 40% con una intencionalidad política, para generar incertidumbre y ruido en la economía. El IPC Congreso es un IPC opositor”, al tiempo que reclamó precisiones sobre la metodología que utilizan para alcanzar sus cifras. La respuesta por parte de uno de los legisladores se realizó a través de un video (se puede ver en https://www.youtube.com/watch?v=wlQa9CcfNro&list=PLC5FD60B2DE0EEFAD) en el que explicaban que las estadísticas del Indice de Precios Nacional Urbano (IPCNu) del Indec (el cual releva 200 mil precios de bienes y servicios en 22 provincias por medio de 290 inspectores) eran “falsas” porque el precio del pan aumentó un 44% interanual en noviembre, explayándose por medio de preguntas cómo “¿Cuanto aumentó tu obra social Kicillof?”.
Así, entre un índice para el que, en los hechos, aumentó el poder adquisitivo de los salarios (en un contexto de caída del consumo) y otro que se basa en el precio del pan para dar cuenta de la evolución de miles de precios y servicios sobre diferentes tipos de consumo en todo el país, la verdadera inflación resulta una incógnita, que tampoco puede ser despejada por muchas de las consultoras privadas, las cuales además de estar mayormente en manos de políticos opositores, han fallado en muchas ocasiones durante sus proyecciones económicas (negativas) durante los pasados años de crecimiento económico.
Tema sin dudas no menor, teniendo en cuenta que los reclamos salariales que se avecinan se basarán en estos guarismos.
Una de las excepciones fue la del consultor Miguel Bein, cuyos datos fueron mayormente respaldados por la realidad. De acuerdo con este economista, actualmente se experimenta una “clara desaceleración”, pues en términos anualizados se había pasado del 67,7% de enero al 22,4% en noviembre. Sobre los guarismos totales, señaló que hasta noviembre acumulaban en once meses una suba de 29,5% y que proyectaban que terminaría el año en 32,5%.
Reservas en alzas y una inflación en descenso aparecen así como una realidad durante el presente mes de diciembre. Bien lejos de los pronósticos de gran parte de la oposición política, económica y mediática. Pero también de la calma total, frente a un 2015 en el que se avecinarán entre 8.000 y 13.000 millones de dólares sólo en servicios de la deuda.
Publicado en:
http://sur.infonews.com/nota/10156/reservas-en-alza-inflacion-en-baja
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