En medio de las noticias cotidianas y las discusiones sobre la situación actual de la moneda estadounidense en el mercado cambiario argentino, se ha perdido de vista la proyección futura del dólar y su relación con la estructura económica argentina de los años por venir.
Por:
Alejandro Rofman
El dólar en el mundo ha dejado de ser la moneda solvente y exclusiva como reserva de valor que era conocida como tal hasta hace un par de décadas. En ello incidió la emergencia de nuevas estructuras productivas muy dinámicas que llevaron sus respectivas monedas –como el yuan chino, el yen, el marco alemán y, luego, el euro– a posiciones preeminentes. La debilidad del dólar se fue acentuando cuando los EE UU, sin dejar de ser la potencia económica mundial líder, comenzó no hace mucho a exhibir elevados déficits en su balanza comercial y en su cuenta presupuestaria anual y tuvo –y tiene– que acudir a la emisión de títulos públicos para que, especialmente, China los adquiera y la ayude a cerrar la brecha de tales déficits. La notable dependencia de la economía estadounidense del financiamiento chino redujo el peso real del dólar en los intercambios financieros y comerciales mundiales. Además, alianzas de países desarrollados o en pleno desarrollo comenzaron a operar sin el dólar como moneda de cuenta en sus transacciones internas de tipo comercial. Hasta la Argentina y Brasil, hace poco, iniciaron un camino similar al que ahora se intentan plegar otros países de la región. Para nuestra economía sigue siendo importante la posesión de reservas en dicha moneda.
¿Por qué entonces tanto ruido interno con el dólar? Es que todavía para un gran sector de la clase media y alta dicha moneda –que para muchos va a sufrir una fuerte devaluación en los próximos años sigue siendo tanto desde el punto– de vista simbólico como monetario un instrumento de conservación de valor, sobre todo por nuestra historia inflacionaria desde hace 60 años. ¿Cómo hacer para que los que así opinan dejen de colocar al dólar en el centro de la atención pública? Parece oportuno comenzar una campaña aleccionadora a la población en general con los argumentos arriba citados y a la vez dictar normas (caso precios de bienes inmobiliarios) que valoricen al peso argentino como instrumento real de manejo de los intercambios económico-financieros. Es preciso destacar el proceso de progresiva sustitución del dólar en su función histórica y, remarcar, que la solidez de nuestro aparato productivo, de las reservas monetarias, del comportamiento positivo de las balanzas comercial y de pagos y del superávit presupuestario nos aleja de cualquier eventual tormenta con el dólar y que este pasajero episodio , surgido por la necesidad de resguardar recursos monetarios internacionales en plena crisis mundial, atañe a una moneda que cada vez es menos representativa de solidez y confianza.
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http://tiempo.infonews.com/2012/05/25/editorial-76654-presente-y-futuro.php
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