No dejes que te enceguezcan las luces de París. No olvides que venís de la Argentina.” Esta es la frase que le repitió durante años su madre a Miguel Galuccio cuando trabajaba en distintos países para la firma Schlumberg y su nombre empezaba a refulgir en el firmamento petrolero internacional. La anécdota, que ha relatado en varias ocasiones el propio Galuccio en reuniones de trabajo mientras compartía unos mates con sus colaboradores de confianza, sirve para ilustrar la educación familiar que tiene el flamante gerente general de YPF e intuir cuál será su conducta en la empresa. Hoy a las 11, Galuccio le va a enviar una comunicación interna a todos los empleados de YPF en la que les transmitirá un mensaje claro y conciso: la nueva etapa de YPF va a estar caracterizada por la profesionalización, la repatriación y la jerarquización de los recursos humanos argentinos que trabajan en el exterior. El objetivo central de Galuccio en esta nueva etapa de su vida profesional será posicionar a la petrolera argentina como la líder regional en los próximos 15 años. El día que Cristina firmó la estatización de YPF dejó en claro que Galuccio llega a YPF con las manos libres, sin ningún tipo de condicionamiento político. El ingeniero petrolero tendrá contacto directo con la presidenta, sin intermediarios ni traductores.
Galuccio pretende replicar en la YPF argentina el modelo de Statoil, la petrolera noruega que asombra al mundo y que se ha convertido en un verdadero caso de estudio por su ética, profesionalismo y competitividad en un mundillo complejo como el petrolero, donde se mueven tantos intereses políticos y económicos. Statoil Asa es un compañía trasnacional de producción de energía en 36 países con más de 21 mil empleados repartidos por el globo. El estado noruego tiene una participación del 67% y, además de ser el principal accionista, mantiene el control de la empresa, pero se apega a las prácticas del gobierno corporativo.
Después de un sonado caso de corrupción que terminó en 2003 con la carrera del presidente, el consejero delegado y el vicepresidente de Producción y Exploración Internacional, Statoil inició una tarea obsesiva basada en la lucha por la transparencia y la implementación de buenas prácticas en la prevención de la corrupción. Desde el 2002, Statoil es miembro activo del subcomité de anticorrupción de la Organización de Productores de Gas y Petróleo y participa en programas anticorrupción en Azerbaiján, Brasil y México. Además, es miembro del Foro Económico contra la Corrupción y de los “Principios contra el Soborno en los negocios” de la OCDE. Statoil es el modelo de gestión que seguirá Galuccio en YPF y, quizá, también sea la brújula que delinee los pasos de la gestión del nuevo Estado argentino en los próximos años.
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