25 de mayo de 1810. Esta fecha esta cargada de contradicciones, compromisos e ideales. Pensar en la revolución de mayo, es pensar en la revolución francesa, es pensar en la revolución industrial, es pensar en las transformaciones sociales sufridas en ese mundo dinámico y convulsionado del siglo XIX, no solo en el Río de la Plata, sino en América Latina y en el mundo.
América Latina que comienza a despertar desde Haití, (1794) produciendo la primera revolución triunfante de esclavos en la historia de la humanidad, que se le imponen al poderoso ejército francés. Junto a esta nueva nación surgen todas las demás, de la mano de los contractualistas y la independencia de Estados Unidos.
Este mundo que se trasformaba e iniciaba su camino hacia las formación de los estados nacionales, en nuestro país se disputaban muchas ideas sobre cual era el camino adecuado para poder construir una gran nación, desde la propuesta de la mascara de Fernando, pasando por un rey incaico o una nación independiente, todos los actores políticos de aquella gran transformación social, intentaban formar una nación mas justa, mas igualitaria, mas democrática.
La America colonial era una gran cadena de desigualdades y discriminación social, en donde los criollos disputaban por tener un lugar en ese gran elefante que era el estado monárquico Español, en donde los primeros pobladores de estas tierras eran obligados a prestar servicios personales de semi esclavitud, en donde las comunidades Afro americanas eran tratados como un simple objeto inanimado (esclavos). Esta era la realidad de aquellos años. Hoy en nuestro país se plantean las mismas disyuntivas.
Hoy discutimos las mismas premisas y los mismos objetivos del pasado. Como producir una nación mas igualitaria, mas justa y mas democrática, y está discusión nos engrandece como pueblo ya que un pueblo que discute y piensa en su presente, mirando el futuro, pero nunca olvidando su pasado, esa nación tiene, para si, la oportunidad de ser una gran nación pero no sola, toda la América Latina que la vio nacer y juntas crecieron desangrando a su pueblo , con un destino en común, con una raíz en común, con un pueblo semejante, hoy aquella América Latina se parece a esta América latina luchando por tener un lugar de respeto y dignidad en este nuevo mundo en crisis y convulsionado del siglo XXI.
Aquellas revoluciones son las luchas del presente por la dignidad del pueblo latino americano y el pueblo argentino.
Hoy más que nunca participar y comprometerse con nuestro presente es ser más patriota y es el mejor homenaje que se le puede hacer a nuestra revolución.
Los héroes del pasado son los luchadores del presente.
por Sergio Galateo
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