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lunes, 25 de febrero de 2013

¿Está “atrasado” el dólar en Argentina?, por Adrián Corbella (para "Mirando hacia adentro")










La inmensa mayoría de los países del mundo tienen su propia moneda. Muchos valores de una economía se manejan en la moneda local, como salarios, servicios e infinidad de mercaderías que la población consume cotidianamente. Pero el valor de las divisas, de monedas “fuertes” extranjeras como el dólar o el euro, influye en todas las economías, porque algunos precios dependen de ellas. Todos los productos que se exportan tienen un valor internacional, que es lo que se paga por ellos en los mercados mundiales. Los productores locales se resisten a vender en sus propios países productos exportables a precios significativamente inferiores al que se paga por ellos en el exterior, debido a lo cual el aumento de estos productos en los mercados mundiales genera habitualmente presiones inflacionarias.
Combustibles, minerales y alimentos son algunos de los productos cuyos valores internacionales se han multiplicado en lo que va del siglo varias veces, en el caso de los dos primeros productos hasta diez veces (1). Los países exportadores de estos productos o han sufrido inflación, o han subvencionado los precios internos, o han aplicado retenciones a las exportaciones, o una combinación de todos estos fenómenos.
Los precios internos de una economía dependen de una compleja combinación de factores entre las cuales se cuentan el valor de combustibles, energía y transportes, la carga impositiva, los salarios, el valor de los bienes exportables y el de los insumos importados necesarios para sostener la producción local. Estos precios locales, medidos en divisas extranjeras, pueden resultar caros o baratos en comparación con los de otros países, en función a cual sea la cotización local de las divisas, es decir de monedas aceptadas ampliamente en el comercio internacional como el dólar, el euro o el yuan.
Argentina ha vivido en las últimas décadas etapas de “dólar caro” y períodos de “dólar barato”.
El dólar es caro en una economía cuando escasea. Cuando esto se produce, los precios internos son muy baratos internacionalmente. Se puede exportar. Pero los salarios de la población local medidos en divisas son muy escasos; por lo tanto viajar al exterior es imposible, y la importación de productos que no se fabrican en el país o de insumos industriales se hace muy difícil.
El dólar es barato cuando hay una gran abundancia de ellos. Esto se produce cuando se exporta mucho, o cuando ingresan dólares vía endeudamiento externo, inversiones productivas, inversiones financieras o privatizaciones. En momentos en que el dólar es barato, es muy fácil viajar al exterior porque todo resulta muy accesible, y lo mismo sucede con los productos importados que ingresan a valores muy convenientes. Pero la economía interna se ve arrasada. La producción local es carísima e invendible. Y a corto o a medianos plazo las políticas de “dólar barato” (la “Tablita” de Martínez de Hoz en los años setenta; el 1 a 1 de Cavallo en los noventa), generan recesión, deflación, marginalidad y conflictividad social e implosionan en crisis como la del 2001 argentina (o la que viven hoy los griegos).
La crisis del 2001 se produjo básicamente porque Argentina agotó su capacidad de endeudarse, no tenía más nada que privatizar y dejaron de ingresar inversiones (productivas o especulativas); al cesar el ingreso de dólares el 1 a 1 se derrumbó.
Las economías de dólar barato son economías abiertas a inversiones financieras especulativas, que generan grandes ingresos de dólares en momentos de bonanza, pero se retiran masiva y rápidamente ante cualquier amenaza de crisis, lo que hace a esos países muy vulnerables ante cualquier temblor internacional.
Por eso lo ideal es una cotización de la divisa que no sea tan barata como para impedir exportar ni tan cara como para inhibir las importaciones de productos necesarios para el funcionamiento de la economía. Este punto de equilibrio, como siempre sucede, es difícil de alcanzar y mantener, más aún en economías como la argentina donde mucha gente tiene la arraigada costumbre de ahorrar en dólares aún en períodos en que dicha inversión no es demasiado conveniente (2)
La Argentina devaluó luego de la crisis del 2001. Esto permitió que la producción local fuera competitiva en el mercado mundial, y que los precios internos fueran atractivos para turistas extranjeros, incluso de países limítrofes.
Muchos economistas liberales vienen argumentando desde hace años que la inflación acumulada, sumada al no tan significativo aumento del dólar (de 3 a 5 pesos, tomando el dólar oficial, legal o “comercial”) ha encarecido la economía argentina en estos diez años, haciéndola menos competitiva. Podríamos señalar que la ecuación no es tan simple, y que también debería tenerse en cuenta la inflación en otros países, el cambio de cotización de monedas como el euro, el real o el yuan, el valor local de combustibles y servicios comparados con el de otros países, y muchas otras variables. Pero, a modo de comprobación, podríamos comparar los precios argentinos con los de una economía vecina, como la uruguaya, para ver si nuestros precios son caros o baratos.
La comparación no es fácil, debido a las diversas cotizaciones del dólar y el peso aquí y en Uruguay.
El comercio argentino, de exportación e importación, se maneja con un dólar de 5 pesos, si dicho comercio se desarrolla por carriles legales. Por lo tanto para transformar los precios locales a dólares tomaremos esa cotización.
Los uruguayos cotizan el dólar a 18,75 pesos uruguayos, por lo que los precios orientales deberían convertirse a esa cotización.
Si uno se traslada a Uruguay, la situación se complica, porque si se cambia en un Banco uruguayo 1 peso argentino, le entregan 2 orientales con diez centavos, y si luego quiere recomprar el peso le piden 3 uruguayos. Sin embargo, si la AFIP le autoriza a comprar uruguayos para viajar a ese país, los bancos argentinos se los venden a 3,7 por peso argentino.
Finalmente, si uno estando en Uruguay paga con tarjeta le cotizan los precios a dólares de 5 pesos más un quince por ciento (lo que hace 5,75 pesos por dólar), porcentaje que luego puede descontarse total o parcialmente si se paga impuesto a las ganancias.
Esto significa que, para el que concurre a Uruguay como turista, hay una multiplicidad de cotizaciones : si se paga con uruguayos comprados vía AFIP se está pagando con un dólar de 5 pesos; si se paga con tarjeta se paga a razón de un dólar de 5,75; y si se cambia pesos por uruguayos en la R.O.U. se está utilizando un dólar de 8,9 pesos argentinos. Por eso para el turista argentino que concurre a Uruguay munido de pesos argentinos, los precios orientales son impagables.
Pero, de cara a comparar los valores de los productos en ambas economías pensando en el comercio exterior (y marginalmente en el turismo), tomaremos las cotizaciones oficiales de cada país : 5 pesos por dólar en Argentina y 18,75 uruguayos por dólar al otro lado del Río de la Plata.
Tomaremos para comparar precios orientales de la semana pasada de dos supermercados importantes : Disco (que también está presente en Argentina) y “Tienda Inglesa” (una cadena uruguaya de alta gama, estilo nuestro Jumbo), así como de un minimercado menor llamado “Cinthia”.
Empecemos por un precio básico, el combustible.
El litro de nafta super (3) cuesta 35 uruguayos (1,86 dólares) y la Premium 50 uruguayos ( 2,66 dólares). Si transformamos esos cincuenta uruguayos en pesos a la cotización argentina, son más de 13 pesos argentinos el litro; si lo hacemos a la uruguaya o con el dólar “blue” (ilegal) argentino, trepa a más de 20 pesos el litro. Hay que señalar que la tercera nafta más cara del mundo es la uruguaya, país que no tiene producción local de petróleo (4).
El valor del combustible y el transporte en general es un caso extremo de diferencias de precios entre los dos países.
En la Tabla que sigue vemos como en otros productos, como calzado o enlatados, los valores son similares a los argentinos (aunque generalmente un poco mayores)





Lo mismo sucede con carnes, fiambres y quesos, donde los precios son similares o un poco mayores a los argentinos, aunque debe señalarse que los cortes ofrecidos de carne vacuna son de novillo, es decir de animal grande, cuando de este lado del charco se consume ternera, que es más cara:




En cambio, en pastas y panificados, los precios uruguayos son mayores:



Finalmente, donde se notan precios muy superiores es en las bebidas, tanto las alcohólicas como las gaseosas:




En definitiva, la mayoría de los precios son en Uruguay superiores a los argentinos, algunos son similares, y alguno aislado puede ser levemente menor. Esto es si calculamos  dichos precios a partir del dólar comercial y turístico (para aquellos que han comprado uruguayos en Buenos Aires con autorización de la AFIP) o si se compra con tarjeta (caso en el cual se debe sumar a estos precios un 15%). Para aquellos turistas argentinos que van a Uruguay con pesos argentinos, los precios son imposibles.
Pero aquí la ecuación es clara: si al turista argentino se le complica concurrir a Uruguay porque los precios son altos, eso significa que el empresario argentino tiene más facilidades para exportar. Por lo tanto, al menos si comparamos los precios argentinos con los uruguayos (5), el dólar no está atrasado (6).


Notas:

(1)   : Sobre la evolución del precio del petróleo en las últimas décadas ver : http://blogdelmarketing.wordpress.com/2011/02/03/evolucion-del-precio-del-petroleo/
(2)   Alfredo Zaiat muestra con claridad en su libro “Economía a contramano” 
 (Planeta, 2012, pags.96 y 97) en que medida el ahorro en dólares no fue un opción conveniente en la Argentina de 2003-13.

(6)   Las Tablas de precios fueron elaboradas por el autor a partir de precios de referencia que se tomaron en la primera mitad de febrero de 2013 en los siguientes comercios:
  • “Supermercado Cinthia” de Maldonado. Ruta interbalnearia km 118, tel.576727
  • Supermercado “Disco”. Avda. Roosevelt y 17 Mts, Maldonado. Tel. 42230830
  • “Tienda Inglesa”. Roosevelt y Los Alpes. Maldonado. Tel. 42490000

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2 comentarios:

Apuntes discontinuos dijo...

La idea de que el dólar está atrasado es una puja más en la redistribución. Los que acumulan y especulan, como siempre, quieren sembrar un clima de catástrofe, porque ganan con nuestras miserias. Los exportadores presionan para abaratar los costos y incrementar sus ganancias. La peli de siempre. Recomiendo la lectura del libro "La doctrina del shock" de Naomí Klein o al menos, ver el documental, que no se editó oficialmente. ¿Por qué será? Muy buen texto. El historiador se zambulló en la economía dura. Abrazo.

Adrián Corbella dijo...

A Naomi la tengo agendada para la compra... Gracias por el comentario, Gustavo.