La Unasur libre y unida en la gran encrucijada
histórica. "Con esta nueva generación bolivariana y sanmartiniana, la Patria Grande
camina, como nunca desde las gestas emancipadoras, hacia su destino final de
grandeza, dignidad y felicidad."
El 29 de mayo de
1967, Perón escribe una carta a Abelardo Ramos desde Madrid. En ella, este
fragmento de notable actualidad: "Cuando se firmó el tratado de Santiago
de Chile, parecía que todos nuestros países lo firmarían y así lo hicieron en
su mayoría, hasta que intervinieron fuerzas extra-continentales y 'metieron el
palo en la rueda' [...] Los norteamericanos formaron luego, por manos cipayas, la Asociación Latinoamericana
de Libre Comercio, con la finalidad de enterrar nuestro intento de integración,
lo mismo que hizo Inglaterra cuando se formó la Comunidad Económica
Europea. Ahora son los yanquis los que en Punta del Este propugnan la
integración, pero esta vez se trata de una 'integración sometida', es decir, un
estatuto colonial, bajo la presión y al servicio de nuestros 'hermanos del
Norte' [...] En 1953, pese al cipayismo dominante, estuvimos a un paso de
realizarlo. Desde entonces hasta ahora, se ha perdido terreno. Espero que la
juventud sudamericana tome nuestro 'testimonio' y lo lleve a su destino. Si no
es así, pasarán muy malos ratos." Entre fines de la década del cuarenta y
primera mitad de la del cincuenta nacieron Lula, Rousseff, Chávez, Néstor y
Cristina. Otro poroto al visionario General, pues fue esa juventud, esa
generación de líderes populares contemporáneos al malogrado relanzamiento del
ABC de 1953, la que tomó su "testimonio" y hoy lo conduce a "su
destino". Qué coincidencia que la unidad suramericana, la protección
conjunta de las industrias nativas, la soberanía económica y la defensa del
interés popular pasara de la derrota del Tratado de Chile de 1953 a la victoria de 2013,
también en Chile. La pasada Cumbre Celac-UE ha ingresado a la historia de la Nación Latinoamericana
como la segunda gran batalla cultural, política y económica, librada y ganada
por los pueblos suramericanos contra la sempiterna doctrina librecambista de
las naciones industrializadas en lo que va del flamante siglo.
ULTRA-CONSERVADURISMO
CONTRA LA CELAC.
El
Congreso de Panamá convocado por Bolívar estaba destinado al fracaso. La
debilidad de las fuerzas nacionales era ya irremontable. Las oligarquías
portuarias ligadas al mercado externo y la importación de manufacturas, balcanizadoras
por excelencia, en su apogeo. Así como se había abandonado el Alto Perú y la Banda Oriental, el
unitarismo porteño empantanó todo lo que pudo la iniciativa bolivariana. El
golpe de gracia vino dado por la presencia de EE UU e Inglaterra en el Congreso,
hecho que recién entonces motivó el tardío interés rivadaviano por comparecer
al llamado de Bolívar. De ahí en más, todas las iniciativas unionistas o
integracionistas, incluida la de 1953, fueron saboteadas por la presencia de
las potencias occidentales. Una a una fueron vencidas las distintas cumbres
tendientes a concluir la inconclusa Nación Latinoamericana, pues el
imperialismo supo siempre que sin unidad de las ex colonias hispánicas (más
Brasil) no había posibilidad alguna de desarrollo, modernización económica y
justicia social al sur del Río Bravo, o para ser más precisos, en la
monumentalmente rica masa de tierra que lleva los Andes de columna vertebral.
El ultra-conservadurismo contemporáneo local y extranjero apunta pues contra el
principal órgano representativo de esa unidad, la Celac, denunciada como
futuro remplazante de la OEA
al haber nacido excluyendo a EE UU y Canadá. Despotrica la prensa neoliberal
acusando recibo de la nueva derrota en la Cumbre de Santiago de Chile. Las declaraciones de
los mandatarios "rebeldes" contra el Estado de Derecho imperialista
(ese Poder Judicial reaccionario que tanto venimos padeciendo en la Argentina) y la
coincidencia de políticas proteccionistas entre nuestro país, Brasil y
Venezuela atiborran los medios de la matriz metrópolis-semicolonia. El diario La Nación a la cabeza de la
preocupación de los intereses librecambistas, antipopulares y antidemocráticos
en la región. Unos días atrás y en yunta con Clarín, el gran circo de la
desesperación en su cenit cuando pretendieron minimizar el éxito de la Celac y de la unidad
suramericana en acción al publicar videos de marinos chilenos y cadetes
argentinos maldiciendo los unos a los otros. ¡Payasesco!
EL ESTADO DE DERECHO
Y LA SEGURIDAD
JURÍDICA... EN DÓLARES.
A sesenta años del principio de
acuerdo entre Ibáñez, Perón y Vargas, y con la paradoja de tratarse del mismo
país anfitrión, la punta de lanza unionista regional rechazó los reclamos de
apertura indiscriminada de sus economías con la Unión Europea (UE). A
la cabeza de la defensa de los intereses populares suramericanos, cuando no, un
argentino. Ahora, veamos cómo la Agencia Associated Press reflejó la puja de
intereses entre la UE
y la Celac:
"La Cumbre
en Chile vio a los líderes europeos suplicar por 'certidumbre legal' y menores
barreras comerciales entre las economías, economías que juntas representan mil
millones de personas y unos 280.000 millones de dólares en intercambio
bilateral." Acá el famoso "Estado de Derecho" que tanto preocupa
a Washington, Londres, Berlín y sus socios domésticos. Sigue la nota:
"Europa es el principal inversor en América Latina y el Caribe. Pero el
flujo de dinero a través del Atlántico ha disminuido como consecuencia de la
recesión europea marcada por desempleo récord, medidas de austeridad y
endeudamiento creciente. Mientras que las economías latinoamericanas ricas en
commodities han campeado la crisis global, creciendo al 3,1% el año
pasado, Europa se contrajo un 0,5%. Este año se proyecta una mínima mejora para
el Viejo Mundo." ¿Quién supondría que un cable de la AP sintetizaría tan
magistralmente la disputa y disyuntiva fundamental entre los países opresores y
los oprimidos? La vanguardia de las economías latinoamericanas ricas en
commodities pretenden justamente diversificar su economía e industrializarse,
cosa que oportunamente hizo Europa entre los siglos XVIII y XX y que hoy niegan
a América del Sur.
LA GENERACIÓN DEL SEGUNDO PACTO DEL ABC.
La AP explicó la dura postura de
la presidenta argentina citando textualmente el twit que Fernández de Kirchner
envió poco después y que transcribimos acá: "Hay países con un desarrollo
industrial emergente frente al consolidado desarrollo de la UE y se necesita que sean
previstas estas asimetrías, para que no se perjudique a nuestra industria y,
sobre todo, a nuestros pueblos." Esta argumentación presidencial fue
interpretada por La Nación
(editorial del 2 de febrero) con igual sinceridad y barbarie con la que sus
cabecillas extirparon a sangre y fuego el proteccionismo del país genuino y
profundo durante el siglo XIX (desde el federalismo de masas al Paraguay de
Solano López): "Nuestra presidenta predicó la necesidad imperiosa del
proteccionismo y logró descarrilarlo todo, a lo que sumó el apoyo a una
declaración que, a instancias de Cuba y Venezuela, eliminó de la declaración
conjunta la necesidad de conferir seguridad jurídica a quienes decidan invertir
en nuestra región". Tiene razón, Don Bartolomé, se descarrilaron la
seguridad jurídica y el Estado de Derecho, pero imperialistas. Dejemos que su
colega de la AP
(en vez de nosotros, chauvinistas y demagogos proteccionistas) le explique el
por qué: "Europa ha buscado desesperadamente nuevas utilidades en una
región que colonizó (sic) con caballos y pólvora 500 años atrás. Obtuvo una
nueva dominación en la década del '90, cuando las dictaduras dieron paso a
democracias debilitadas. Pero la última información muestra cuánto han cambiado
los tiempos." Salvo por "conquista" en lugar de
"colonización", impecable y magistral confesión. No obstante
aclaramos, a los tiempos efectivamente tan cambiados los latinoamericanos le
llamamos "cambio de época". Y a los gobiernos que nos representan,
soberanías populares que buscan fortalecer la democracia e independizar la
economía, remontando la nefasta herencia que dictaduras y su continuidad civil
–impuestas y apoyadas por los conquistadores europeos y estadounidenses– nos
dejaron después de los noventa. La generación bolivariana y sanmartiniana del
Segundo Pacto del ABC ha hecho suyo el testimonio de los grandes libertadores.
Como nunca desde las gestas emancipadoras, la Patria Grande camina
firmemente hacia su destino final de grandeza, dignidad y felicidad.
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