"A diferencia de la vecina nación, la ausencia de un empresariado comprometido con el país en la Argentina hizo que la defensa del ciudadano y la competitividad proviniera del Estado."
Por:
Federico Bernal
OGlobo, Revista Veja, Folha de Sao Paulo, etc., no dejan de despotricar contra el oficialismo, el PT y la presidenta Rousseff. Dicen que el gobierno federal "se mete demais" en la economía. Las críticas básicamente se centran en: control del tipo de cambio (el dólar dejó de fluctuar libremente), disminución histórica al 7,25% anual de la tasa de interés, aumento de subsidios del BNDES (estatal) en 14 mil millones de dólares (en los tres últimos años), aumento de medidas proteccionistas sobre centenares de productos importados, rechazo al incremento de combustibles y reducción del precio de la electricidad. De la misma manera que en la Argentina, el típico ex funcionario noventista sale al ruedo: "El gobierno dice que no está incumpliendo contratos, sino apenas realizando nuevas ofertas a las empresas. Pero la percepción es bien diferente. La medida está siendo entendida como una imposición" (Elena Landau, ex directora del BNDES).
TARIFAS MÁS BARATAS Y EL DISCURSO NEOLIBERAL. El 18 de diciembre, el Congreso aprobó la Medida Provisoria 579 que prevé la renovación de las concesiones del sector eléctrico y la reducción de las tarifas de luz a partir de enero de 2013. Esta reducción, que ya había sido anunciada por cadena nacional en septiembre pasado por la presidenta Dilma Rousseff obedece a una fortísima y exitosa campaña de concientización pública encarada nada más ni nada menos que por la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP) desde 2010. A propósito de la coincidencia del Ejecutivo con la propuesta de la FIESP, su máxima autoridad, Paulo Skaf, afirmó: "El gobierno federal elaboró la 579 a los efectos de obtener un descuento... de energía y beneficiar a todos los consumidores. [...] Fue, por tanto, una victoria de todos los brasileños. Pero también, un paso más en el largo camino de la recuperación de la competitividad de Brasil, marcando el inicio de un proceso de reindustrialización". Un día después de aprobada la 579, el conservador diario OGlobo publicaba: "Ayer, el Congreso Nacional, al aprobar la MP579, demostró su sumisión al Ejecutivo, y también, mostró su total desconocimiento sobre los problemas reales del sector eléctrico. Fue el mismo Congreso que en 2010 aprobó el nuevo marco regulatorio del petróleo [mayor control y participación estatal], mostrando igual desconocimiento, y que desde entonces llevó a un estancamiento de la producción, la pérdida del valor de Petrobras y el alejamiento de las grandes inversiones. Este, el escenario que tiende a repetirse en el sector eléctrico. Es increíble que el Congreso desconozca que el sector de la energía eléctrica precisa de políticas de largo plazo que conjuguen una tarifa accesible con la seguridad en el suministro. Haber aceptado la posición del gobierno y aprobado medidas populistas, como fue para el caso del petróleo y, ahora, para el sector eléctrico, trae ganancias políticas en el corto plazo pero penalizará a las generaciones futuras". ¿Suena conocido al lector semejantes argumentos? El libreto neoliberal es uno solo y carece de fronteras.
EL ROL DE UNA BURGUESÍA VERDADERAMENTE NACIONAL. La energía eléctrica en Brasil proviene de la hidroelectricidad en un 77%, consecuencia de la construcción de grandes represas en todo el país durante décadas. Sin embargo, la tarifa de luz está considerada como la tercera más cara a escala planetaria, a pesar de ser una de las más baratas en términos de generación. Como fuera dicho, la FIESP comenzó su campaña contra la desregulación de los precios de la electricidad en 2010. La poderosa federación empresarial propuso que en el marco de la renovación de las concesiones a las licenciatarias eléctricas, se incluyera en la discusión una fuerte reducción en el valor de las tarifas de luz para grandes, medianos y pequeños consumidores. En agosto de 2011 publicaron un informe que habría de marcar el inicio de la MP579. "A partir de 1995, las concesionarias de generación migraron para un régimen de precios no regulados, esto es, libres. Ellas practican inversiones no controladas y sin ningún referencial de precios, realizadas por riesgo del concesionario. Inversiones sin control público no pueden tener la pretensión de capturar recursos públicos a título de indemnización de inversiones no amortizadas (al final de contrato). [...] Hoy, el precio medio de venta de la energía practicado por las usinas hidroeléctricas más antiguas, ya amortizadas, es de 90, 98 reales/MWh. El costo medio de producción de esa energía es de apenas 6,80/MWh. Los activos más antiguos de generación, transmisión y distribución, ya aplicaron precios, a lo largo de décadas, que fueron suficientes para retornar al concesionario sus inversiones. Lo que no aconteció todavía fue la eliminación en la cuenta de luz del consumidor, de la parte destinada al retorno de esas inversiones en las usinas y activos más antiguos. [...] Por encima del interés de los concesionarios y encima de los intereses de los gobiernos, debe prevalecer un interés mayor, el de los ciudadanos del país ("Vencimiento de las concesiones del sector eléctrico". FIESP - 15/8/11.
ELECTRICIDAD PARA TODOS EN BRASIL Y LA ARGENTINA. El 11 de enero pasado, la MP579 fue convertida en ley por Rousseff. Doce días después y por cadena nacional, anunciaba a la ciudadanía una reducción promedio del 20,2% en el precio de la cuenta de luz (18% para hogares y hasta un 32% para industrias). La nueva legislación establece que, para renovar sus concesiones, todas las empresas privadas y estaduales deberán adicionar los descuentos en las tarifas a partir de enero, indexando aquellas inversiones aún no amortizadas. Para la FIESP, "la búsqueda de un menor precio de la energía no debe ser considerada como 'demagogia tarifaria', sino como una posición legítima, vinculada con el logro de una mayor eficiencia para el sector eléctrico y relevante para el futuro de Brasil". Trasladando la cuestión a la Argentina, el plan de diversificación eléctrica que apunta a aumentar considerablemente la participación hidroeléctrica (ídem para la nuclear y renovables), resultan vitales para mejorar la competitividad y la profundización del proceso de reindustrialización. Cierto es que la Argentina tiene una mayor participación de la termoelectricidad en la generación bruta que Brasil (un 66,4% con la hidráulica en torno del 28%), y por ende, más cara que la proveniente de las represas. De ahí que se justifiquen los subsidios y el retraso tarifario, tal como el viceministro de economía Axel Kicillof explicó en noviembre pasado, más aún en un país con mucho menor nivel de industrialización. Sin embargo importa preguntarse si en la Argentina y luego de la privatización del sector eléctrico en 1992, las empresas privadas invirtieron lo que correspondía. Antes ejemplo del lobby neoliberal criollo en materia eléctrica, el caso brasileño juega a favor de la profundización de las políticas del gobierno nacional en los sectores vitales de la economía. De hecho, el eje de la posición de la FIESP, acompañada y aprobada por la administración Rousseff, apunta a la corrección del siguiente problema (común a la Argentina): "El actual marco regulatorio del sector eléctrico está demorado [...] en el planeamiento estatal, adormecido desde el proceso de privatización, a partir de 1995." A diferencia del país vecino la ausencia de una burguesía nacional en nuestro país hizo que la decisión de defender al ciudadano consumidor, la competitividad del aparato productivo, el interés industrial y la expansión del mercado interno proviniera, como siempre, del propio Estado Nacional bajo un gobierno interesado en la justicia social y la independencia y modernización económica.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/02/03/economia-59547-brasil-la-electricidad-y-el-rol-de-una-verdadera-burguesia-nacional.php
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