Elogios para el pacto social de Gelbard y Perón
La presidenta sostuvo que tiene que ver con "la aparición de una generación en una Argentina dada vuelta".
Por:
Tiempo Argentino
Tiempo Argentino
Le quiero hacer una pregunta metafísica, si se puede.
–Yo, de metafísica…
–Algo debe saber. Ya van diez años de kirchnerismo…
–Me resisto a hablar de diez años de kirchnerismo; diez años de gobierno…
–Esa es una respuesta a la pregunta metafísica que le iba a
hacer, porque sin duda muchos consideramos que el kirchnerismo tiene
cierta identidad, que existe y queremos ver qué es. Cuán cerca está del
peronismo tradicional, del progresismo, cuán cerca está del pejotismo.
La pregunta metafísica es qué es el kirchnerismo.
–Es como querer explicar qué es el peronismo. Una vez en Berkeley,
dando una conferencia, me acuerdo que estaba un profesor de Berkeley que
es un talentoso argentino, Tulio Halperín Donghi, y alguien luego que
terminé mi disertación y había preguntas y respuestas, me preguntó qué
es el peronismo, y yo le dije: "no, para explicar este problema con una
conferencia en Berkeley no alcanza, yo necesito que me contraten para un
seminario de por lo menos tres meses y no sé si a los tres meses puedo
llegar a explicar qué es el peronismo." Y lo que vos denominás
kirchnerismo es algo también bastante difícil de explicar, es un
fenómeno que tiene que ver con la aparición de una generación en una
Argentina totalmente dada vuelta, que abreva en el peronismo, porque
tanto Néstor como yo hemos sido –y lo seguiré siendo– militantes
peronistas. Vos fijate que no te digo justicialista, te digo peronista.
Pero que también incorpora a otros sectores que no son del peronismo, es
más, algunos que despreciaban el peronismo o estaban en contra del
peronismo, y sigue sin gustarles a muchos de ellos, lo que puede
denominarse peronismo tradicional o, como algunos denominan, pejotismo.
Pero creo que fundamentalmente son etapas de la historia, en las cuales
uno es instrumento de la historia. Yo no siento que pueda manejar la
historia, siento que la historia me maneja a mí, de acuerdo a mis
convicciones y a lo que yo siento que son mis responsabilidades. Y creo
que Néstor también sintió lo mismo, él siempre dijo que era como un
instrumento de la historia. La historia misma va produciendo esos
instrumentos, se va produciendo a sí misma, en cada etapa histórica,
para cumplir un determinado rol histórico.
–Es interesante, porque el otro día estaba en una reunión y
un chico de 20 años me dijo: "yo no tengo nada que ver con el
peronismo, yo soy hijo del kirchnerismo." Y me llamó la atención la
frase, porque yo tengo 42 años, nací en el '71.
–¡Qué horror, naciste en el '71! Yo en el 71 estaba haciendo cada cosa ya...
–Igual mis padres estaban locos y me llevaron a cada lugar.
–No me digas que estuviste en Ezeiza.
–No, no llegamos.
–Yo sí llegué a Ezeiza. Salí corriendo, estaba del lado del bosque
donde estaba el retrato de Evita y cuando empezaron los tiros del palco
corrí para el bosque pensando que no pasaba nada y resulta que los tiros
también venían del bosque, así que fue una experiencia muy fuerte, muy
heavy.
–¿Ezeiza fue la gran desilusión política de tu generación?
–Qué pregunta, nunca me la hice, pero ahora que me la hacés creo
que fue una frustración no solamente de mi generación, fue una
frustración de todos los argentinos. Creo que si bien los jóvenes
tuvieron un protagonismo muy fuerte en el retorno de Perón, fue una
frustración para todos, y una gran oportunidad perdida. El pacto social
de Gelbard y Perón, si uno lo lee hoy, es casi revolucionario, y en ese
momento fue muy criticado, inclusive desde sectores de la juventud. Y
por supuesto, bombardeado por los sectores que no tenían ningún interés
en que se desarrollara un empresariado nacional, que fuéramos
productores de insumos difundidos. Porque inclusive las dictaduras que
vinieron después de Perón no se desprendieron de instrumentos básicos y
fundamentales del país, no te olvides que fue durante la dictadura de
Lanusse donde se crea Aluar, por ejemplo.
–Y Levingston lo puso a Ferrer como ministro de Economía.
–Esto no significa que uno defienda, por favor, gobiernos no
democráticos, pero convengamos que estos gobiernos, al lado de lo que
vino después del 24 de marzo de 1976, y para ser más precisos el 2 de
abril de 1976 –mirá vos que fecha–, que es el discurso de Martínez de
Hoz en la Bolsa, que es el discurso fundacional económico, más lo que
vino en la década de los '90, que vino a completar lo que los militares
no dejaron hacer... porque yo creo que hubo intentos de desprenderse de
YPF y demás, pero que no lo permitieron. También a cada uno lo que le
corresponde, me parece que fue lo que cambió definitivamente la matriz
del país, y yo creo que fue un gran cambio cultural. Eso fue, me
parece... esto fue lo que no pasó en Brasil, lo que no pasó en Chile.
«
La relación con Perón
–¿Cómo es su relación con Perón, en el '73, y ahora?
–Mi relación con Perón es de reconocimiento absoluto de liderazgo.
Esta fue la gran diferencia que tuvimos dentro de los propios sectores
juveniles, discutir el liderazgo de Perón era discutir precisamente la
dirección y las posibilidades de éxito de un proceso como el que se
había iniciado con el retorno de Perón a la Argentina. Esta fue una gran
discusión y primero también una gran asunción de la realidad; las
juventudes que militábamos y que entrábamos en barrios, en
universidades, en fábricas, lo hacíamos en nombre del peronismo, porque
había una memoria histórica del pueblo respecto de Perón y del
peronismo, remarcado por sus abuelos, por sus padres, intentando todo
desde todos lados, demonizando a Perón, prohibiendo que se dijera Perón,
diciendo que Perón había sido esto, desde las chicas de la UES pasando
por las joyas de Eva Perón, por las cuentas en Suiza... cualquier
similitud con la actualidad es pura coincidencia. Hubo todo un intento
de demonización y estigmatización del peronismo, pero hubo una memoria
viviente por parte de esos hombres y mujeres, por lo menos eso es lo que
me pasó a mí con mis abuelos, que habían sido explotados antes del
peronismo y con el peronismo tuvieron trabajo, vacaciones, aguinaldo,
vivienda, salud y educación. Así que mi relación con Perón siempre fue
muy buena, y de reconocimiento de liderazgo porque tenía patrimonio
histórico y mucha mochila para asumir ese liderazgo, y de repente pasó
todo lo que pasó. Era un tiempo muy complejo y no era tan fácil, era un
mundo muy complejo, era el mundo del '68, del Mayo Francés, era el mundo
de la Revolución Cubana y del Che, era un mundo que podía llevar a
muchos a no tener la mirada o la claridad para ver exactamente y poder
separar las cosas, ¿no? Yo el otro día confesaba que había votado la
fórmula Perón-Perón desde el FIP. Después leí a alguno que se ve que
estaba medio desconcertado, no tenía bien la historia y decía que yo
había votado a Ramos. Ramos no era el candidato, era el FIP, que había
llevado la fórmula Perón-Perón, con la boleta del FIP, y proponía "vote a
Perón desde la izquierda". Vos te imaginás, yo tenía exactamente 20
años, porque las elecciones fueron el 23 de septiembre –si mal no
recuerdo– del '73, tenía 20 años y formé parte de ese casi millón de
votos que votó a Perón desde una idea…, pero votamos a Perón porque era
el líder, sin lugar a dudas.
–¿Qué pasa cuando hoy, desde sectores del pejotismo o del peronismo, cuestionan su liderazgo?
–Todo el mundo tiene derecho de cuestionar todo, no es algo que me
preocupe ni que me desvele, en absoluto. Los liderazgos son o no son, y
me parece que todo el mundo tiene el derecho de estar de acuerdo o no
estarlo, dentro de los marcos democráticos y del respeto que uno siempre
ha tenido. A mí me ha tocado ser oposición, y muy dura, dentro de mi
propio partido en los años '90.
–Yo recuerdo esa frase que usted decía: “Yo no soy la recluta Fernández.”
–Yo no soy la recluta Fernández, pero siempre con mucho respeto y
con el respeto democrático de que la discusión es política, no de
agravios e insultos, descalificación. Siempre sostengo que cuando hay
agravio, insulto y descalificación es porque faltan ideas.
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