Sergio Massa acaba de incorporar una complicación más a su difusa
candidatura. Sumó como "asesor de lujo" a su equipo de campaña a
Santiago Cantón, el primer relator especial para la libertad de
expresión de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), de
la cual fue luego secretario ejecutivo durante once años. De máxima,
podría decirse que Cantón acertó en la elección del candidato que va a
apoyar: se dice que Massa es el Capriles argentino y Cantón sería un
antichavista, a quien el gobierno de Venezuela acusó de conspirar en el
intento de golpe del 2011. De mínima, cuando se repasa el archivo,
también puede inferirse que se equivocó de apuesta o resignó sus propias
creencias, o no conoce o no sabe quién es Massa, a quien cuando era
jefe de Gabinete de Cristina Kirchner le decían "Rendito", por sus
vínculos con Jorge Rendo, el operador judicial del Grupo Clarín SA, el
más concentrado de la Argentina.
Entrevistado hace menos de un mes por el periodista Enrique Patriau
para un periódico peruano, Cantón dijo que la democratización de los
medios en América Latina es difícil.
–¿Por qué motivos?
–La concentración de medios lo hace muy difícil. Que una empresa
concentre el 60% o el 70% (de medios), complica que otros puedan acceder
a ellos. El reto es lograr la pluralidad sin atacar el ejercicio de la
libertad de la expresión.
–Porque detrás de la excusa de romper monopolios, el objetivo real puede ser la persecución a medios críticos.
–¿Dónde se traza la línea? ¿En qué punto se dice: esto es demasiado
para un solo medio? El Estado no debe intervenir de manera tal que se
afecte a la libertad de expresión, pero tampoco es aceptable que exista
una sola voz. En cada país el acceso a los medios difiere. Y es difícil
establecer una regla general que abarque a todos. Pero lo que sí es una
regla general, o debería serlo al menos, es que haya pluralidad. Y que
exista un medio que tenga predominio casi absoluto sobre otros, es
perjudicial para la libertad de expresión. Estamos frente a una
distorsión cuando la gente escucha a una sola fuente de información.
Supongamos que hay dos personas. Una tiene un altavoz, un altoparlante, y
la otra tiene que hablar a boca de jarro. Entre las dos, la única voz
que será escuchada será la del altoparlante, a la otra no la escuchará
nadie. Y esto no es correcto porque todos deberían estar en igualdad de
condiciones.
–El poder económico en la concentración mediática es
decisivo. ¿Imponer límites desde el Estado no afectaría el derecho a la
libre empresa?
–Es que es un problema cuando el único factor que hace que uno
acceda o no a los medios es lo económico. Nuevamente, eso perjudica a la
pluralidad. El Estado tiene la obligación de regular los criterios para
distribuir licencias de radios y televisión abierta, sin embargo esa
regulación no puede basarse simplemente en función de quién es el que
paga más. Hay que tener en cuenta otros factores más democráticos y eso,
en general, no ocurre en la región. En algunos países una sola persona
es dueña de los cuatro o cinco canales de televisión más importantes, ¿y
eso qué implica? Que esa persona decide prácticamente quién va a ser el
próximo presidente.
Lo dice Cantón, que aceptó ser fotografiado sonriente con Sergio Massa por Clarín, Página/12 de ayer. A confesión de parte…
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