Imposible negar importancia a la crisis que
sufre la Iglesia Católica. Para graficarla basta recordar que un Papa
tuvo que renunciar, hecho muy poco común, y que Jorge Bergoglio intenta
ser respuesta a semejante problema. No faltan voces que adjudican al
nuevo Pontífice carácter "revolucionario". Esta curiosa revolución,
tipificada con el adjetivo "actitudinal", intenta preservar intacta la
doctrina católica. Una pregunta golpea: ¿resolver la crisis sin cambio
de doctrina?
LA DATA. Los escándalos de la Banca Vaticana llevan décadas. El
principal motivo del default es público: miles de millones de dólares
gastados en el pago de indemnizaciones, judiciales y extrajudiciales,
para compensar a miles de víctimas de curas pedófilos. A pesar de las
innumerables denuncias y condenas por estos actos, recién este año, por
primera vez, la ONU exhortó al Vaticano a dar explicaciones sobre el
abuso sexual y violencia cometidos contra niños. Recordemos, el mayor
número de católicos vive en América Latina, pero la plata se gasta en
EE UU y Europa Occidental. ¿Acaso la práctica pedófila está localizada?
Es posible "espiar" la crisis levantando la punta del velo. El caso
de Julio Grassi, en la Argentina, resulta sociológicamente apropiado.
La Corte Suprema de Justicia de la provincia ratificó el fallo a 15 años
de prisión dictado por el TOC 1 en 2009 por el abuso de un menor
comprobado en dos hechos. Y la Cámara de Casación bonaerense sostuvo que
la libertad vigilada del cura debía ser revocada. Sin embargo nadie
había dado entonces la orden de detención concreta. Eso sí, los jueces
subrayaron que a esta altura no encarcelarlo constituye un caso de
"alta gravedad institucional".
El Obispado de Morón, por su parte, le prohibió a Julio César
Grassi ejercer el sacerdocio hasta que se resuelva definitivamente la
situación. Además, elevó un informe del caso al Vaticano. La
"preocupación" se tradujo en una tibia sanción disciplinaria: prohibirle
"el ejercicio público del ministerio sacerdotal". Después del juicio
eclesiástico Grassi podría llegar a ser castigado con la "expulsión del
estado clerical", de acuerdo con lo establecido en canon 1336 del Código
de Derecho Canónico. Todo indica que el Obispado de Morón posterga toda
decisión drástica. En un comunicado anterior, el Obispado señaló que
Grassi "es nuevamente absuelto en quince casos y condenado en dos”. No
sólo ganaría 15 a 2, además la Iglesia repite los argumentos de la
defensa. Es decir, intenta ocultar el cielo con un harnero.
El Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño (Casación), a raíz de estos
hechos, presentará un recurso extraordinario ante la Corte Suprema para
que Grassi "también sea condenado por otros doce hechos de abuso
sexual". Jorge Calcagno sostuvo que fue "un absurdo jurídico el
argumento con el que se rechazaron estos casos"; el Tribunal Oral en lo
Criminal Nº 1 de Morón (con una conformación distinta a la actual)
condenó al cura por dos de los hechos denunciados en perjuicio de
"Gabriel" y desestimó las denuncias de otras dos víctimas. "El tribunal
dijo que no estaba debidamente acreditado el abuso sexual, aunque mi
defendido brindó pormenores de las prácticas a las que lo sometía
Grassi, describió la ropa con que dormía y cómo después de los abusos
iba a dar misa", precisó Calcagno, que fuera defensor de una de las
víctimas desechadas. Con un añadido mayor: se sabe que hay más
adolescentes abusados, que por temor no presentaron denuncias.
Motivos no les faltan. Los privilegios y la impunidad de este
abusador han sido confirmados por tres tribunales y diez jueces, y sólo
pueden ser explicados por su condición de sacerdote. Hace poco más de un
año, en una carta con membrete y sello del Obispado de Morón, se
solicitó a los jueces que condenaron a Grassi que lo trasladen a la
quinta de Hurlingham llamada La Blanquita, para permitirle ejercer allí
su ministerio dando misa. La quinta está ubicada enfrente de la
Fundación Felices los Niños. Cómo podrían leer los abusados semejante
pedido concedido por los jueces que lo conocen perfectamente, sino como
una intimidante amenaza contra cualquier intento de exigir justicia.
UNA COMPARACIÓN INEVITABLE. Infovatican comunica que en la
Archidiócesis de Melbourne, Australia, ha sido excomulgado el sacerdote
Greg Reynolds mediante un texto publicado en latín. Se trata del
fundador de un grupo llamado Inclusive Catholics, partidarios del
sacerdocio femenino y el matrimonio gay. La propia Archidiócesis
confirma además que la excomunión se ha producido ordenada por el Papa.
En 2012, y según informa la propia web de la asociación encabezada
por Reynolds, el sacerdote fue intimado a corregir sus opiniones, y se
le hizo saber sobre la apertura de un proceso canónico; en vista de su
desobediencia, y de conformidad con las facultades especiales concedidas
a la Congregación para el Clero, carta circular del 18 de abril de
2009, se le aplicó el canon 1399, del Código de Derecho Canónigo. Por
consiguiente, la decisión comunicada por el decreto, fechado el 31 de
mayo pero dado a conocer la semana pasada, está tomada por la
Congregación y aprobada en forma específica por el Papa.
El sacerdote se vio obligado a dimitir como párroco en 2011 y fue
finalmente suspendido de su ministerio por el arzobispo de Melbourne,
Monseñor Hart. No obstante, prosiguió celebrando públicamente la
Eucaristía. Reynolds había asegurado que esperaba ser suspendido a
divinis y reducido al estado laical pero no excomulgado. Sostuvo: «En el
pasado la excomunión era un tema muy serio, pero ahora la jerarquía ha
perdido la confianza y el respeto» y concluye afirmando que "he llegado a
esta situación por seguir mi conciencia sobre la ordenación de mujeres y
el matrimonio gay". El arzobispo de Melbourne ha explicado que el padre
Reynolds ha sido excomulgado no sólo por predicar contra las enseñanzas
de la Iglesia sino también por seguir ejerciendo el sacerdocio después
de haber sido suspendido.
Debemos admitir que Reynolds fue suspendido con motivo de sus
opiniones, y si bien la palabra herejía no ha sido mencionada por nadie,
flota sobre la cabeza del sacerdote australiano. Si se compara el caso
del padre Grassi con el del padre Reynolds queda claro que para la
Iglesia Católica, para su doctrina, el comportamiento del australiano es
mucho más grave que el otro. Que defender el derecho al matrimonio gay y
propiciar el ejercicio sacerdotal de las mujeres (opiniones teológicas
perfectamente sostenidas por instituciones religiosas con las que la
Iglesia Católica mantiene relaciones "amigables") merece la excomunión; y
que los tiempos en que se tomó esta determinación, para una institución
de esas características, fue sumamente veloz. Entre su dimisión en 2011
y su excomulgación apenas pasaron dos años. En cambio, pese a que
pasaron más de once en que Grassi fuera condenado, el proceso canónico
ni siquiera ha sido iniciado.
Más aun, no existen noticias que se le haya iniciado juicio canónico
al curita Christian von Wernich, condenado por violación de los Derechos
Humanos, y menos aún que el Papa Francisco haya atendido la solicitud
que le enviara, a través del nuncio apostólico en Buenos Aires, la
Asamblea Permanente para los Derechos Humanos. Con fecha 6 de agosto de
2013, desde la APDH se dirigieron a "Su Santidad" para que "en virtud de
su autoridad canónica y espiritual, interceda, instruya, ordene, o
cuanta acción considere útil, para que Franco Reverberi se allane al
proceso judicial que se sustancia en la República Argentina". En la
epístola, le comentaron al Papa Francisco que según el diario italiano
Corriere della Sera, Reverberi Boschi encontró "refugio en la iglesia de
Sorbolo, provincia de Parma, Italia, donde se encuentra desde 2011.
Allí vive en la casa del párroco de Sorbolo, Giuseppe Montali, que se
encuentra detrás de la iglesia, frente al ayuntamiento local" pese al
pedido de captura de Interpol. De modo que violar niños, y asistir a
actos de tortura –según el Derecho Canónico actual– no merece la
excomunión, y esa es la doctrina que defiende Jorge Bergoglio.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/09/30/politica-100477-las-desventuras-de-la-doctrina-catolica.php
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