Ignacio Ramonet: -¿Usted, de pequeño, ya oyó hablar de
“Maisanta”?
Hugo Chávez: -Sí, claro. Yo nací casi exactamente treinta
años después de la muerte en prisión de “Maisanta”…
I.R.: -Él muere en 1924
H.C.: -En noviembre de 1924. Treinta años se cumplían, en
1954, de su muerte en prisión. Y se cumplían cuarenta años de su alzamiento en
éstos llanos, cuando su grito retumbó en esta sabana en 1914; y se cumplían
cincuenta años de su presencia en Sabaneta, 1904…
I.R.: -Como alcalde
H.C.: -Si, ya le dije, fue “jefe civil” de Sabaneta. Había
nacido más hacia el norte, en las sabanas de Portuguesa, cerca de Curpa, donde
también nació José Antonio Páez, y por allí se crió; era hijo de un viejo
coronel zamorista…
I.R.: -¿Había guerreado con Ezequiel Zamora?
H.C.: -Si, porque era un revolucionario. Sin duda el líder
popular más importante de nuestro siglo XIX. Ezequiel Zamora tenía un
principio: hablar siempre con el pueblo, escuchar siempre al pueblo. Quiso
transformar Venezuela y hacerla más justa. Un país “donde no habrá –decía- ni
ricos ni pobres, ni latifundistas ni esclavos, ni poderosos ni humillados, sino
solamente hermanos todos iguales”. Era un visionario. Propuso la supresión de
la pena de muerte, la libertad de expresión y el sufragio universal. Cuando [el
3 de marzo de 1854] se abolió definitivamente la esclavitud –ya la había
abolido Bolívar en 1816, pero su decisión no fue respetada-, Zamora se opuso a
que los libertos [ex esclavos] tuvieran que pagar una compensación económica a
sus antiguos dueños.
I.R.: -Usted ha afirmado que Zamora era socialista ¿En qué
se funda?
H.C.: -No me cabe duda de que él tenía ideas presocialistas.
Piense que, ya en ese tiempo [1850-60], el socialismo empezaba a correr con
fuerza en Europa impulsado por la Revolución Industrial. Se habían creado los
primeros sindicatos obreros. Circulaban las idea de revolución social de Proudhon.
Por otra parte, Carlos Marx y Federico Engels estaban publicando [en 1848] el Manifiesto del Partido Comunista. Se
había producido, en Francia y en otros países de Europa, la revolución de 1848,
la ‘primavera de los pueblos’… Se estaba convocando la Primera Internacional.
Los impactos de esas ideas y de esos movimientos llegaban a nuestra América.
Zamora exigía salarios justos para los peones agrícolas, y que, encada pueblo o
aldea, se reservase un área de tierra de varias leguas de diámetro para uso colectivo
de los campesinos sin tierra. Imaginó también un embrión de protección social
para los más humildes, pidiendo que los propietarios de grandes rebaños de
reses entregasen a cada comunidad diez vacas con cuya leche se podrían
alimentar gratuitamente los niños y las familias más pobres.
I.R.: -Un germen de Estado de Bienestar
H.C,: -Si, un afán por la protección social. Por eso
Ezequiel Zamora y su proyecto de revolución agraria dejaron inolvidable
recuerdo en los Llanos. Piense que el estado Barinas llegó a llamarse en un
momento “Estado Zamora”. Luego, para tratar de destruir su buena imagen en la
memoria popular, la oligarquía le inventó una leyenda negra; se le hizo pasar
por un cruel “exterminador”… Pero el pueblo humilde de los Llanos siempre recordó
con cariño a Ezequiel Zamora, líder de la revolución campesina.
I.R.: -¿Por eso su antepasado, el padre de “Maisanta”, se
fue con él a guerrear?
H.C.: -Si, y cuando yo descubro todo eso, entiendo de dónde
vengo: de una estirpe de guerrilleros de a caballo. O sea, no soy un eslabón
perdido en la historia. El padre de “Maisanta”, ese coronel Pedro Pérez Pérez,
indio guerrillero, fue uno de los oficiales del general Ezequiel Zamora, y el
padre de Zamora había sido capitán a las órdenes del propio Libertador Simón
Bolívar. Formamos una cadena pes; nuestros abuelos y nosotros, sus hijos, sus
nietos, somos lo miso: una sola sangre, un único espíritu, las mismas batallas,
la misma bandera, y la misma causa. Todos combatientes de la libertad. Descubro
también que mis abuelos nunca fueron sedentarios, nunca estuvieron en casa;
andaban a caballo, con una lanza en la mano. Durante mucho tiempo, me habían
ocultado la existencia de esos abuelos. No conocía a abuelos varones; a casi
todos se los llevó la guerra.
I.R.: -¿Su bisabuelo Pedro Pérez Pérez participa en la batalla de Santa Inés?
H.C.: -Hasta aquí vino Zamora, el ‘general de hombres
libres’, y me imagino que Pedro Pérez Pérez estuvo con él en la selva de Santa
Inés, en esa importante batalla que tuvo lugar hace un siglo, el diez de
diciembre de 1859, y en la victoria. Aunque no hay registro… Luego matan a
Zamora en 1860 –por cierto, la bala que lo mata no sale de las filas oligarcas,
sino de las filas federales, del ejército revolucionario- y se pierde así el liderazgo
de la Guerra Federal [1858-63].
I.R.: -Una guerra que
destruyó el país ¿no?
H.C.: -Fue un conflicto originado por la búsqueda de la
igualdad en el seno de la sociedad venezolana. Su objetivo era la eliminación
de los privilegios coloniales y la resolución
definitiva de los problemas sociales que existían en el país. En realidad, fue
una guerra civil en la que se enfrentaban , por una parte: los conservadores,
que ostentaban el poder en Caracas, representaban a la burguesía y a los
grandes terratenientes, partidarios del centralismo. Y por otra pre: los
liberales o federales, que reivindicaban el fin de los privilegios de la
oligarquía y una mayor autonomía para las provincias, en nombre de los
principios de libertad e igualdad. Ezequiel Zamora era el líder de los
federales, hasta su asesinato en 1860.
Esa guerra, la más larga de la historia de Venezuela, se
termina con el Tratado de Coche que firman [el 23 de abril de 1863]: José
Antonio Páez, Presidente de la República [1830-1835, 1839-1843 y 1861-63], y
Juan Crisóstomo Falcón, nuevo líder de los federales, elegido Presidente [1863-1866],
pero que acabará por traicionar los ideales revolucionarios de Ezequiel Zamora.
Otros ex compañeros de Zamora, del Estado Mayor federalista,
llegaron igualmente a ser presidentes, como el general Joaquín Crespo
[1884-1886 y 1892-1898] y el general Antonio Guzmán Blanco [1870-1877,
1879-1884 y 1886-1887], pero le dieron la espalda también al impulso
revolucionario zamorista.
I.R.: -Esa Guerra Federal marcó la memoria colectiva
venezolana ¿no?
H.C.: -Si, porque fue muy larga, se la conoce como la
‘guerra de los cinco años’, y sobre todo porque fue tremendamente costosa en
vidas humanas: más de cien mil muertos, de una población entonces de apenas dos
millones de habitantes… Pueblos enteros arrasados, cosechas incendiadas, gentes
masacradas… Toda la economía agraria y pecuaria destruida. La producción
ganadera, una de las principales riquezas de la Venezuela del siglo XIX,
diezmada. De unos doce millones de cabezas de ganado que había apenas quedaron
dos millones. Las exportaciones se desplomaron, y el país tuvo que endeudarse
aún más.
I.R.: -Zamora pasó por Sabaneta, me imagino…
H.C.: -Por ahí pasó, claro, en marzo de 1859; iba rumbo a
Barinas, tomó esa ciudad, la liberó; constituyó un gobierno; proclamó la
Federación e izó la bandera federal con veinte estrellas en la franja amarilla;
y se cantó el himno federal: “El cielo encapotado / anuncia tempestad /
oligarcas temblad, / viva la libertad”. La revolución inundó esta tierra…
Cuando Zamora pasó a lomos de caballo por Sabaneta, con las trompetas sonando y
los cascos de los potros levantando nubes de polvo, los campesinos lo
vitoreaban, la gente del pueblo lo seguía, a pie o a caballo. “¡Vuelve
Bolívar!”, decían los viejos veteranos. Mi abuela Rosa Inés nos contaba: “Por
aquí pasó Zamora…”. Ella no lo había visto con sus propios ojos, pero su abuela
si había asistido al paso de aquel centauro y su ejército de jinetes por las
calles de Sabaneta… Y se lo había contado mil veces… Fíjese, esa misma
expresión se la oí mucho a mi padrino Eligio Piña, y a otros mayores del pueblo
como Eduardo Alí Rangel, poeta, escritor, cronista del pueblo; también de clase
pobre, pero de un nivel de vida un poquito mejor que el nuestro. Poseía una
casita de platabanda en la parte de debajo de Sabaneta, zona de clase media. Me
gustaba ir a su casa y escuchar a ese hombre que había sido muy amigo de la
mamá de mi abuela, la negra Inés Chávez.
Texto extractado de:
HUGO CHÁVEZ. MI PRIMERA VIDA. Conversaciones con Ignacio
Ramonet, Editorial Debate, Buenos Aires,
2013 , Pags. 99 a 104 (Selección y digitalización a cargo de “Mirando
hacia adentro”)
1 comentario:
Muy interesante !!! Y que raro la "oligarquía" demonizando a quienes han luchado y luchan por el bien del Pueblo,de la PATRIA, no (?)Distintas épocas, distintos protagonistas; pero Siempre el mismo Modus operandi...
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