La determinación del Ministerio de Economía de agilizar la
aprobación, por parte de la AFIP, de la compra de divisas de los
turistas, obedece en primera instancia a la necesidad de descomprimir el
mercado ilegal de dólares. Después de aumentar el cargo a la compra de
verdes del 20 al 35%, muchas personas se volcaron al mercado ilegal para
hacerse de los dólares necesarios y por temor a que empeorara el clima
para conseguirlos por la vía formal.
Eso impulsó la cotización en las cuevas, un mercado pequeño y oscuro,
muy sensible a las alzas y bajas. Como respuesta reflejo, el gobierno
liberalizó la entrega de dólares y divisas a aquellos que tienen interés
en viajar al exterior. Reducir la brecha que separa al dólar paralelo,
que cerró el viernes último en U$S 9,75 para la venta, con el dólar
oficial que el mismo día se ubicó en $ 6,25 por unidad es un imperativo.
La lógica es evidente. Si un argentino con ingresos medios-altos decide
disfrutar sus vacaciones en los Estados Unidos tendrá que optar entre
comprar los dólares en la calle Florida a $ 9,75 por unidad, con los
riesgos y la incomodidad que ello conlleva, o hacer la gestión vía AFIP y
acceder de forma legal a un dólar a $ 8,43 $ 6,25 más el 35%) por
unidad y en caso de ser necesario utilizar la tarjeta de crédito
comprando los productos al mismo valor. Entre los $ 9,75 por dólar que
paga en el mercado ilegal y los $ 8,43 que pagaría vía AFIP implica un
ahorro por dólar de casi $ 1,25. Con un elemento que algunos medios
suelen pasar desapercibido al referirse al valor del "dólar turista":
este 35% se puede incluir luego en la declaración jurada y deducirlo del
pago que correspondería al Impuesto a las Ganancias o a Bienes
Personales.
En otras palabras, cambiar en el mercado negro trae aparejado muchos riesgos y hacerlo por el circuito oficial implica enormes ganancias si se puede acceder a ello. Si la lógica de mercado que prima en la clase media alta funciona, esta decisión de Economía debería descomprimir el mercado ilegal, porque, a decir verdad, no tiene mucho sentido adquirir dólares con dolores de cabeza y a un precio mucho más alto. A través de esta medida puede observarse que la preocupación central del Ejecutivo apunta a reducir las expectativas inflacionarias que se generan en torno de la brecha cambiaría que separa al dólar ilegal del legal. Muchos actores económicos establecen sus márgenes de precios y ganancias en función del dólar ilegal. Un empresario relató en off de record a Tiempo Argentino que un ejecutivo de una cadena de supermercados extranjera le contó que remarca algunos productos un 80% pensando en que cuando remite sus utilidades debe tomar como valor de referencia el dólar ilegal.
Es decir, muchos grandes jugadores económicos actúan hoy con una dosis macabra similar a la que utilizaron ellos mismos u otros símiles durante la hiperinflación de Raúl Alfonsín (1989), remarcan sus precios tomando como referencia valores ficticios (en este caso el dólar ilegal) con el doble objeto de obtener más beneficios a costa de la población y de tratar de quebrar al modelo económico y empujarlo al abismo. Se trata de otra pulseada del poder económico contra el político. Del poder de las tinieblas contra el poder electo. Con varias diferencias que un segmento del establishment pierde de vista.
Cristina no es Alfonsín. Tiene el pragmatismo justicialista en las venas, la suficiente sapiencia y claridad de ideas para quebrar la cintura y amagar hacia la izquierda o la derecha con el fin de seguir avanzando en la profundización del modelo y de enterrar el cuchillo (dicho políticamente claro está) para marcar la cancha. En este contexto, el acuerdo de precios sobre el que está trabajando el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa con los distintos eslabones de la producción es vital. No sólo para contener los precios de los principales productos de consumo y servicio de los sectores medios y medios bajos sino también para avanzar hacia una sistema capitalista argentino en el que prime la competitividad. Los artículos que se comercializan en el país siguen siendo, en su mayoría, caros y de mala calidad. La Argentina tiene que avanzar inexorablemente en ese sentido si quiere ser tomada en serio. Los aumentos indiscriminados de precios son la muestra más clara de la discrecionalidad e ineficiencia que aún existe en el sector privado.
La inflación también es una barrera al ingreso de los sectores sociales que aún están marginados del sistema. La resistencia del establishment a adaptarse al modelo económico esconde la enorme ineficiencia para competir mejorando la productividad y adaptándose a estándares de rentabilidad que sean sustentables desde el punto de vista social. Ese es el verdadero trasfondo de la resistencia. Por eso, se redoblaron las presiones del poder establecido (económico-financiero) contra el gobierno. Sin embargo, una de las claves de esta nueva etapa es que, como no ocurría antes, el equipo económico, encabezado por el ministro Axel Kicillof está trabajando en tándem y codo a codo con el jefe de Gabinete, Jorge "Coqui" Capitanich, el presidente del Banco Central de la República Argentina, Juan Carlos Fábrega y el titular de la cartera de Planificación, Julio De Vido. Hay clima de cohesión en el gobierno. Esto permite avizorar mejores resultados en el corto y mediano plazo. Todos ellos saben que sin unidad de acción y un camino común las perspectivas de triunfo en un clima destituyente, marcado por las presiones inflacionarias, el ataque sobre las reservas y la trampa puntero-social (saqueos y otros menesteres armados por los pícaros de siempre), se complejiza.
Por eso en lo económico-financiero, el otro eje central del debate es, sin lugar a duda, la necesidad de afianzar las reservas del Banco Central. En este sentido, el gobierno optó por dos caminos. Buscar mecanismos de financiamiento en dólares que permitan el ingreso de divisas frescas y simultáneamente aminorar el drenaje de reservas. Esto explica el viaje de Axel Kicillof a China para consolidar y apurar un acuerdo que viene cocinándose a fuego lento para que la Argentina arregle con el gigante asiático un swap de monedas, que en la práctica es un canje por el cual la Argentina entrega U$S 10 mil millones en pesos y China hace lo propio, dando idéntica cantidad en yuanes. Además, hace poco el país cerró con China también un financiamiento por U$S 2500 millones para comprar vagones y locomotoras chinas, dinero que se transforma en divisas para nuestro país. Los chinos también confirmaron una inversión millonaria conjunta con Carlos Bulgheroni en el mercado petrolero. Este criterio también explica por qué el gobierno dinamizó el cierre del conflicto con Repsol. Necesita que vengan nuevas inversiones y préstamos a tasas favorables a la nueva YPF para sumar dólares y también para reducir el millonario y preocupante déficit energético. En cuanto, a la estrategía para achicar el drenaje de reservas, el Banco Central va a lanzar esta semana una letra para que los productores sojeros liquiden la soja que hoy mantienen oculta y que permitiría el ingreso de unos U$S 2500 millones en un plazo breve. Para ello lanzó este producto, que algunos califican de inédito, que significará una moneda de pago para el productor. Hoy los productores medianos y grandes, los que tienen espalda para aguantar no liquidan la soja porque están expectantes de que siga subiendo el dólar oficial para ganar más. Entonces, este nuevo instrumento financiero les garantizará una cobertura, porque está atado a la evolución del dólar oficial.
De acuerdo a las estimaciones del propio sector cerealero existen unas 10 millones de toneladas de soja sin liquidar equivalente a U$S 5000 millones de dólares. Fuentes oficiales creen que una vez aprobada esta letra la primera semana ingresarán a las arcas del Estado entre U$S 1500 y U$S 2500 millones. "El objetivo no es sumar reservas sino evitar el drenaje y que el saldo sea neutro, que no se gane pero que tampoco se pierda", explicó la fuente, quien recordó que el Central perdió la última semana alrededor de U$S 600 millones para contener una maxidevaluación del dólar oficial. El Ejecutivo desplegó sus mejores piezas en el tablero. Ahora tiene una partida difícil por delante: repleta de poderosos adversarios que están desesperados por retornar a un capitalismo extremo, donde los únicos ganadores son los capitalistas, mientras que el resto de los mundanos hacen de partenaires político-ideológicos, o se saben víctimas y buscan una alternativa más justa para el país.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/12/08/politica-113220-los-caminos-que-eligio-el-gobierno-para-resistir-los-embates-contra-el-modelo.php
En otras palabras, cambiar en el mercado negro trae aparejado muchos riesgos y hacerlo por el circuito oficial implica enormes ganancias si se puede acceder a ello. Si la lógica de mercado que prima en la clase media alta funciona, esta decisión de Economía debería descomprimir el mercado ilegal, porque, a decir verdad, no tiene mucho sentido adquirir dólares con dolores de cabeza y a un precio mucho más alto. A través de esta medida puede observarse que la preocupación central del Ejecutivo apunta a reducir las expectativas inflacionarias que se generan en torno de la brecha cambiaría que separa al dólar ilegal del legal. Muchos actores económicos establecen sus márgenes de precios y ganancias en función del dólar ilegal. Un empresario relató en off de record a Tiempo Argentino que un ejecutivo de una cadena de supermercados extranjera le contó que remarca algunos productos un 80% pensando en que cuando remite sus utilidades debe tomar como valor de referencia el dólar ilegal.
Es decir, muchos grandes jugadores económicos actúan hoy con una dosis macabra similar a la que utilizaron ellos mismos u otros símiles durante la hiperinflación de Raúl Alfonsín (1989), remarcan sus precios tomando como referencia valores ficticios (en este caso el dólar ilegal) con el doble objeto de obtener más beneficios a costa de la población y de tratar de quebrar al modelo económico y empujarlo al abismo. Se trata de otra pulseada del poder económico contra el político. Del poder de las tinieblas contra el poder electo. Con varias diferencias que un segmento del establishment pierde de vista.
Cristina no es Alfonsín. Tiene el pragmatismo justicialista en las venas, la suficiente sapiencia y claridad de ideas para quebrar la cintura y amagar hacia la izquierda o la derecha con el fin de seguir avanzando en la profundización del modelo y de enterrar el cuchillo (dicho políticamente claro está) para marcar la cancha. En este contexto, el acuerdo de precios sobre el que está trabajando el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa con los distintos eslabones de la producción es vital. No sólo para contener los precios de los principales productos de consumo y servicio de los sectores medios y medios bajos sino también para avanzar hacia una sistema capitalista argentino en el que prime la competitividad. Los artículos que se comercializan en el país siguen siendo, en su mayoría, caros y de mala calidad. La Argentina tiene que avanzar inexorablemente en ese sentido si quiere ser tomada en serio. Los aumentos indiscriminados de precios son la muestra más clara de la discrecionalidad e ineficiencia que aún existe en el sector privado.
La inflación también es una barrera al ingreso de los sectores sociales que aún están marginados del sistema. La resistencia del establishment a adaptarse al modelo económico esconde la enorme ineficiencia para competir mejorando la productividad y adaptándose a estándares de rentabilidad que sean sustentables desde el punto de vista social. Ese es el verdadero trasfondo de la resistencia. Por eso, se redoblaron las presiones del poder establecido (económico-financiero) contra el gobierno. Sin embargo, una de las claves de esta nueva etapa es que, como no ocurría antes, el equipo económico, encabezado por el ministro Axel Kicillof está trabajando en tándem y codo a codo con el jefe de Gabinete, Jorge "Coqui" Capitanich, el presidente del Banco Central de la República Argentina, Juan Carlos Fábrega y el titular de la cartera de Planificación, Julio De Vido. Hay clima de cohesión en el gobierno. Esto permite avizorar mejores resultados en el corto y mediano plazo. Todos ellos saben que sin unidad de acción y un camino común las perspectivas de triunfo en un clima destituyente, marcado por las presiones inflacionarias, el ataque sobre las reservas y la trampa puntero-social (saqueos y otros menesteres armados por los pícaros de siempre), se complejiza.
Por eso en lo económico-financiero, el otro eje central del debate es, sin lugar a duda, la necesidad de afianzar las reservas del Banco Central. En este sentido, el gobierno optó por dos caminos. Buscar mecanismos de financiamiento en dólares que permitan el ingreso de divisas frescas y simultáneamente aminorar el drenaje de reservas. Esto explica el viaje de Axel Kicillof a China para consolidar y apurar un acuerdo que viene cocinándose a fuego lento para que la Argentina arregle con el gigante asiático un swap de monedas, que en la práctica es un canje por el cual la Argentina entrega U$S 10 mil millones en pesos y China hace lo propio, dando idéntica cantidad en yuanes. Además, hace poco el país cerró con China también un financiamiento por U$S 2500 millones para comprar vagones y locomotoras chinas, dinero que se transforma en divisas para nuestro país. Los chinos también confirmaron una inversión millonaria conjunta con Carlos Bulgheroni en el mercado petrolero. Este criterio también explica por qué el gobierno dinamizó el cierre del conflicto con Repsol. Necesita que vengan nuevas inversiones y préstamos a tasas favorables a la nueva YPF para sumar dólares y también para reducir el millonario y preocupante déficit energético. En cuanto, a la estrategía para achicar el drenaje de reservas, el Banco Central va a lanzar esta semana una letra para que los productores sojeros liquiden la soja que hoy mantienen oculta y que permitiría el ingreso de unos U$S 2500 millones en un plazo breve. Para ello lanzó este producto, que algunos califican de inédito, que significará una moneda de pago para el productor. Hoy los productores medianos y grandes, los que tienen espalda para aguantar no liquidan la soja porque están expectantes de que siga subiendo el dólar oficial para ganar más. Entonces, este nuevo instrumento financiero les garantizará una cobertura, porque está atado a la evolución del dólar oficial.
De acuerdo a las estimaciones del propio sector cerealero existen unas 10 millones de toneladas de soja sin liquidar equivalente a U$S 5000 millones de dólares. Fuentes oficiales creen que una vez aprobada esta letra la primera semana ingresarán a las arcas del Estado entre U$S 1500 y U$S 2500 millones. "El objetivo no es sumar reservas sino evitar el drenaje y que el saldo sea neutro, que no se gane pero que tampoco se pierda", explicó la fuente, quien recordó que el Central perdió la última semana alrededor de U$S 600 millones para contener una maxidevaluación del dólar oficial. El Ejecutivo desplegó sus mejores piezas en el tablero. Ahora tiene una partida difícil por delante: repleta de poderosos adversarios que están desesperados por retornar a un capitalismo extremo, donde los únicos ganadores son los capitalistas, mientras que el resto de los mundanos hacen de partenaires político-ideológicos, o se saben víctimas y buscan una alternativa más justa para el país.
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http://www.infonews.com/2013/12/08/politica-113220-los-caminos-que-eligio-el-gobierno-para-resistir-los-embates-contra-el-modelo.php
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