Miradas al Sur.Año 4. Edición número 187. Domingo 18 de diciembre de 2011
Por Miguel Russo
Miradas al Sur
Los medios y el sindicalismo.
Página 12 lo había señalado en su edición del jueves: en el mensaje de Hugo Moyano, con el telón de fondo del Día del Camionero, luego de su ausencia en el acto de asunción de Cristina Fernández, no faltarían las críticas. Y una de las tres posibles líneas discursivas que, según el diario, esgrimiría el secretario general de la CGT, era la de renunciar a sus puestos en el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires y de la Nación. Así fue, aunque el anuncio no dejó de sorprender en el mundo político, social y, por supuesto, mediático. Claro que desde los medios concentrados –aquellos que buscan de manera desesperada una figura que ocupe el lugar que la oposición parece absolutamente dispuesta a dejar vacante– se pasó de la sorpresa a la operación. Una operación que dejó de lado viejos rencores con el caudillo tantas veces defenestrado y lo llevó a unas alturas que ni él mismo hubiera imaginado tomando como argumentos sólidos una serie de pobres conjeturas soberanamente equivocadas.
Los portales de Clarín y La Nación fueron cautos durante la tarde del jueves, cuando el avispero periodístico en su casi totalidad trataba de que desde el Gobierno llegaran rayos, centellas o, al menos, alguna señal. Pero el Gobierno fue Gobierno, y los dictados de una supuesta mesa chica Magnetto/Mitre tuvieron que jugar al solitario y, lo dicho, derrapar en sus respectivas ediciones del viernes. ¿Por qué derrapar? Porque Hugo Moyano, líder de los camioneros, secretario general de la CGT, uno de los principales defensores del proyecto comenzado en 2003 no es la oposición. Hugo Moyano no está discutiendo poder al gobierno nacional. No podría. Su renuncia en Huracán fue a sus cargos partidarios y Cristina Fernández no es la presidenta de los justicialistas (ni de peronistas ni de kirchneristas, ni de frenteparalavictoristas). Es, como lo señaló el sábado que comenzó su segundo mandato, la presidenta de 40 millones de argentinos. Moyano debate para adentro del Justicialismo, pero a los medios monopólicos les conviene que el peronismo sea, en este caso, la Argentina entera, así como le conviene en otros momentos señalar –dedito en alto, voz aguda– que no se cristinice el país ni se peronicen las decisiones nacionales. Por eso apostaron a un Moyano enfrentado: “Crítico amenazante”, dijo Clarín sin mostrar la mencionada amenaza; “Cerca de la ruptura”, prefirió La Nación, aunque desestimaron analizar qué cosa estaba cerca de romperse.
Claro que las palmas en esto de desaforar la realidad se la llevó la interpretación seudo marxista (aquello tantas veces zarandeado sin comprobación alguna de la historia repitiéndose como comedia) de Nelson Castro en su El juego limpio, por TN. El doctor/periodista quebró lanzas con sus colegas en la señal de noticias del Grupo Clarín (que prefirieron el mismo jueves a la noche ir por otros caminos menos resbaladizos: el siempre beneficioso para los Magnetto boys “control estatal sobre el papel de diarios”) y se pasó el programa preguntando a sus invitados (Gerónimo Venegas, Jorge Mancini, Julio Bárbaro) si lo de Moyano no era una remake de la pelea setentista entre la JP y Juventud Sindical, ahora con ropajes de La Cámpora y los sindicatos. Los tres mosqueteros señalaron que “estos jóvenes son una militancia rentada y no tienen sentimientos”, palabras dulces para los oídos de D’Artagnan Castro que buscó y tuvo su premio, más allá de que sus conocimientos sobre Marx aplicables al país sólo lleguen a la altura de la seriedad de las notas de los programas de chimentos de las tardes. Una pena: podría haber sido una buena oportunidad para comenzar a debatir ideas sin posicionarse, previamente, en la vereda de enfrente.
Publicado en :
http://sur.infonews.com/notas/cuando-el-enemigo-pasa-ser-amigo
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