Algunos hablaron de “irregularidades” ; otros de “errores humanos” ; no faltó quien simple y llanamente usó la palabra “fraude”.
Una elección que hasta la mitad del escrutinio ganaba uno , y luego ganó el otro. Un centro de cómputos que funciona como en el siglo XIX, a puertas cerradas y sin la presencia de periodistas o de representantes de las otras listas. Quince urnas no llegan a tiempo al escrutinio y se extravían por varias horas, en las insondables inmensidades chubutenses. Dos listas que se proclaman ganadoras, por cifras cercanas a los mil votos. Denuncias por serias irregularidades, tanto de los que salieron segundos en el escrutinio provisorio (FpV) como de los terceros (UCR).
Comienza el recuento definitivo y varias urnas sobre las que existían dudas se abren. Es como abrir la caja de Pandora. En una urna, alguien anotó 888 votos en lugar de 88 ; en otra, en lugar de ciento y pico de votos se anotó cero ; en una tercera, donde votaron doscientos y pico de personas, 20 votos se perdieron ; aparecen sobres firmados y vacíos en una escuela ; en otra acta se cargaron los votos a un partido vecinal en lugar de ponérselos al segundo ; varias actas no corresponden a los telegramas enviados por el correo ; otros telegramas no fueron enviados por el correo sino por el sistema de comunicaciones de la policía provincial ; el Tribunal electoral se niega reiteradamente a abrir todas las urnas y contar voto a voto ; se impugna una urna completa y se plantea la necesidad de volver a votar …
Un escenario dantesco, patético, propio de una película del neorrealismo italiano.
Obviamente las diferencias se modifican. El segundo se acerca al primero y lo pasa por más de mil votos. Pero aún quedan por revisar las urnas de Comodoro Rivadavia, la ciudad más populosa de Chubut (35% del padrón), que podrían volver a cambiar el panorama. Y habrá que repetir la elección al menos en una urna de Puerto Madryn, cuyos 350 votantes, en esta elección que se define por medio voto, pueden ser vitales no sólo para definir el nombre del intendente de la ciudad sino también el gobernador de la provincia.
En este momento, Carlos Eliceche, del FpV anuncia que está al frente por más de 1500 votos, y que va a ganar por una diferencia muy pequeña. Declara que llegara a la Corte Suprema si es necesario para pedir que se cuenten todos los votos, porque sólo eso le dará legitimidad al nuevo gobernador, sea quien sea.
En este momento, Martín Buzzi sigue insistiendo con que ganó, con que el escrutinio definitivo no va a cambiar el resultado provisorio, y proclama que el Frente sólo quiere embarrar la cancha.
Faltan al menos tres días para conocer los resultados definitivos. Y quizás mucho más, pues seguramente se deba volver a votar en los casos de mesas impugnadas, o incluso abrir todas y cada una de las urnas para lograr un resultado que no deje dudas.
Escándalo. Bochorno. Un grotesco.
Como sucede con muchas cosas en la política y en la vida, la elección de Chubut tiene varias posibles lecturas. Podemos alegrarnos de que nuestro sistema político permita ir develando estos “errores-irregularidades-fraudes” (elija el lector el término que le resulte más apropiado), y lograr que se cumpla finalmente la voluntad de electorado, que sea elegido quien realmente tenga más votos, sea este Eliceche o Buzzi, y los mismo en los casos de intendencias en las que hay dudas sobre el ganador.
Podemos preocuparnos acerca de que nuestro sistema político sea permeable a la aparición de tantos “errores”, sobre todo en un año que va a estar plagado de elecciones…
De todas maneras, debemos hacer de estos grotescos errores una lectura correcta, ya que la elección de Chubut reúne condiciones muy difíciles de repetir.
Por un lado, los votos de Eliceche y Buzzi, sumados, son poco más de 150.000 … Equivalentes a los de un barrio de la Capital Federal ; menos que los de un partido del Gran Buenos Aires ; menos que los de muchísimas ciudades del interior. Normalmente una elección se define por cientos de miles o millones de votos, no por unos cientos. Este tipo de “errores” no tienen relevancia en una elección nacional ; en cambio, en Chubut, provincia poco poblada, y en la cual se dio un poco frecuente “empate técnico” (gane Eliceche o Buzzi lo hará por menos de mil votos, menos de un 1%), hasta una urna puede cambiar el resultado del comicio.
Por el otro, nuestro sistema electoral sigue utilizando, afortunadamente, las viejas y conocidas boletas de papel. En el peor de los casos, se abren todas las urnas y se cuentan los votos. Y en los casos en los que se encuentren irregularidades insalvables (como esa mesa de Madryn), se votará de nuevo. Cualquier ciudadanos está capacitado para sentarse frente a una pila de boletas, contarlas y anotar el resultado…
¿Se imaginan si se dieran “errores” en un sistema de voto electrónico, completamente digitalizado?... ¿Se imaginan si alguien, por error por supuesto, hackeara el sistema para alterar el resultado?...
Alguno me dirá que los sistemas informáticos son maravillosos (coincido) y que eso no puede pasar (no coincido)… Han hackeado a la NASA, la CIA, el FBI, y Wikileaks se llevó miles de cables reservados del Departamento de Estado de Estados Unidos… ¿Y alguien se anima a decir que es imposible que se altere un centro de cómputos de una provincia argentina, o incluso el nacional? …
Y, para colmo, los únicos capacitados para detectar el error serían un pequeño número de especialistas en sistemas, que se transformarían así en los únicos verdaderos ciudadanos, quedando todos los demás en la condición de meros espectadores.
Seamos un poquito serios.
Afortunadamente tenemos esas viejas boletas de papel. Podemos sentarnos con toda paciencia, y contarlas. Una por una si es necesario.
Finalmente, nos queda por hacer una lectura política, que en mi caso coincide con la que hice al día siguiente de la elección, el 21 de marzo : http://www.eldiario24.com/nota.php?id=217482
Gane Eliceche o no, el Frente para la Victoria ha hecho una excelente elección en Chubut.
La elección del PJ “Modelo Chubut” es muy mala, ya que bajó del 74% de votos que tuvo en 2007 cuando fue parte del kirchnerismo a un 38 % actual. Y el hecho de que Buzzi al final gane la elección a gobernador (cosa que está por verse, pues en este momento está abajo) no cambia esa realidad.
Quizás no sepamos plenamente aún quien ganó.
Pero de algo no queda duda. Hay un gran derrotado, un político que ha visto pulverizadas sus aspiraciones presidenciales : el gobernador Mario Das Neves.
Adrián Corbella, 27 de marzo de 2011.
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