POLITOLOGOS Y CONSULTORES ANALIZAN EL DERRUMBE ELECTORAL DE SERGIO MASSA
El intendente de Tigre quedó relegado en el
escenario político por la disputa entre el Frente para la Victoria y el
PRO, que se reparten los votos que pierde el Frente Renovador. Casullo,
De Piero, Ramírez y López explican las razones de la caída del massismo.
Por Sebastian Abrevaya
¿A
dónde van los votos que tenía a fines del año pasado?; ¿por qué sus
principales dirigentes migraron hacia otras fuerzas?; ¿se baja o no se
baja? Esos son algunos de los interrogantes que empezaron a circular en
las últimas semanas en el escenario político, luego del derrumbe
electoral del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien pasó de
ser el primero en intención de voto presidencial a quedar tercero de
cara a octubre, alejado de Mauricio Macri y Daniel Scioli. Página/12
recurrió a politólogos y consultores para analizar el deterioro de la
estrella massista, que pelea todavía por evitar su eclipse completo. La
mayoría coincidió en que los votos del FR no se moverán en bloque a la
oposición y que un porcentaje, difícil de determinar pero no por eso
menor, volverá a elegir al Frente para la Victoria en 2015. Esto es así,
en parte, por la propia constitución del massismo, que intentó
transitar un camino de continuidad y de cambio a la vez y, en paralelo,
por la mejora en las condiciones socioeconómicas, el fortalecimiento del
espacio y de la figura de Cristina Fernández, más allá de episodios de
principio de año como la muerte del fiscal Alberto Nisman.
“El fenómeno Massa surge envuelto de muchísimas expectativas y se
evapora con mucha velocidad”, afirma Ignacio Ramírez, director de la
consultora Ibarómetro. El sociólogo y profesor de Flacso advierte que
hace ya varios meses que la figura de Massa “no tiene un caudal de votos
importante” y que el escenario del “triple empate” fue sostenido de
manera “artificial”. Según Ramírez, el massismo surgió en una elección
legislativa de la que dedujo equivocadamente el fin de la polarización
kirchnerista. Y ese proceso, en cambio, no sólo no se disolvió, sino que
ahora se está profundizando. “En la pelea por ‘el cambio’ Macri tiene
muchas más credenciales para representar la alteridad, mientras que la
continuidad ya está expresada por el kirchnerismo”, explica. Se trata de
un caso similar al de Francisco de Narváez en 2009 ya que Massa “nunca
logró consolidar el vínculo con su electorado”.La salida a los gritos del presidente del bloque de diputados massista, Darío Giustozzi, abrió paso a la fuga de dirigentes del Frente Renovador. Ese fenómeno tuvo otros antecedentes pero se acentuó con el portazo de Giustozzi. Antes ya se habían alejado otros que estuvieron cerca como los senadores Carlos Reutemann y Carlos Verna o el ex diputado Eduardo Amadeo. Hubo un intento por revitalizar la campaña con el acto que llenó el estadio de Vélez Sarsfield, pero no dio resultado. Tampoco sirvió el anuncio del frente UNA, con el gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. Hasta ahora, el Frente Renovador perdió una cantidad importante de intendentes en su principal distrito, la provincia de Buenos Aires: Gustavo Posse (San Isidro), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Sandro Guzmán (Escobar), Humberto Zúccaro (Pilar), Raúl Othacehé (Merlo) y se espera que lo sigan otros como José Eseverri (Olavarría) y Gabriel Katopodis (San Martín).
“Las preguntas se resuelven con uno de los principios más importantes de la política argentina: el que gana, gana. Por muchas cuestiones, institucionales, económicas y culturales, el ‘voto a ganador’ es muy fuerte en las presidenciales. El voto expresivo o ideológico es mucho mayor en las legislativas. O sea, Massa subió porque ganó, y hoy baja porque parece que no gana. Es tan simple como eso. Y no ganar no le sirve a nadie. Sobre todo, no le sirve a los intendentes que por más que todos hablan del municipalismo necesitan tener candidatos que ganen arriba de la lista”, analiza María Esperanza Casullo, politóloga y profesora de la Universidad Nacional de Río Negro.
En ese contexto, la pregunta que surge es si la caída se da porque los dirigentes se van del Frente Renovador o si se van porque Massa cae como candidato. “Hay un doble juego. Lo que parece claro es que las voluntades que logró articular Massa en cuanto a dirigentes, tocó techo muy pronto. Sumó dirigentes en la elección de 2013 y, luego de la victoria, algunos más, pero nunca consiguió que gobernadores o candidatos de peso a ese cargo lo acompañaran. Nunca logró quebrar el gabinete de CFK. Recordemos que hacia el año 1997 Carlos Ruckauf, vicepresidente de la Nación, no se hablaba con Menem y ya jugaba decididamente a favor de Duhalde. Lo mismo algunos gobernadores. En este sentido, no sumar voluntades en el PJ y existiendo ya Mauricio Macri construyendo por fuera del PJ con un discurso que se pisa con el de Massa, le fue acortando las posibilidades”, responde el politólogo Sergio De Piero.
Mirando por encima del Frente Renovador, Artemio López analiza el escenario político en función de tres aspectos que tienen como protagonista al Frente para la Victoria. Por un lado, un piso electoral que ronda el 33 por ciento de los votos, que se verifica aún en escenarios económicos complejos y en elecciones legislativas como la 2009 o 2013. Por otro, la mejora en las condiciones socioeconómicas para 2015, con el sostenimiento de los niveles de empleo, las paritarias por encima de los índices de inflación, el futuro aumento de las jubilaciones y de la Asignación Universal por Hijo que provocan un “efecto bienestar”, fundamentalmente en los sectores de menores recursos. Y por último, la popularidad de la presidenta Cristina Fernández, que se mantiene hacia el final de su segundo mandato. “Massa hoy es un candidato más. No altera el escenario, es irrelevante”, sentencia el titular de la consultora Equis, quien ubica al FpV “al borde de superar los 40 puntos”. Para Artemio, el votante de Ma- ssa no se trasladará automáticamente a Scioli, sino que existe también un caudal que migrará hacia el PRO. Según De Piero, “eso lo sabremos con certeza recién con las PASO, y dependerá de las mirada de los electores. Si uno mira respecto de 2013, el ganador podría ser Macri, pero esa fue una elección legislativa. Si uno mira respecto de la elección 2011, que fue presidencial, el ganador será Scioli”.
Con una mirada más pragmática, Casullo sostiene que para saber hacia dónde irán los votos massistas mejor que ver encuestas hay que ver hacia dónde se fugan los intendentes massistas: “Si Macri midiese más de lo que mide, irían al PRO. Pero no van hacia ahí”, remata.
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http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273908-2015-05-31.html
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