Concretamente, el gobernador quiere introducir una pequeña
pero sustancial modificación en el capítulo de Primarias Abiertas,
Simultáneas y Obligatorias (PASO) para que el precandidato a presidente
de un espacio que termina segundo en la competencia interna pueda
convertirse en candidato a vicepresidente de la Nación de ese mismo
espacio, acompañando en la fórmula al ganador de la compulsa.
El artículo 22 de la ley lo prohíbe de manera taxativa: "Los precandidatos que se presenten en las elecciones primarias sólo pueden hacerlo en las de una sola agrupación política, y para una sola categoría de cargos electivos".
En otras palabras, aquel precandidato a presidente que pierde la interna se va a su casa. Lo mismo ocurre con quien lo acompañó en la fórmula. Distinto es el caso de los precandidatos a diputados, quienes aún perdiendo la interna, y si así lo dispusiese su partido, podrían intercalarse con su pares de la lista ganadora, ya que mantendrían la misma categoría de cargo electivo: la de diputado.
A esta altura, Scioli no cree que la participación de varias fórmulas presidenciales en una interna partidaria sea suficiente para evitar el cisma en el kirchnerismo y por eso buscar asegurar un lugar de poder a quien resulte perdedor.
Para bajarlo a tierra, si el Frente para la Victoria fuera a una interna presidencial y Scioli resultase ganador, Sergio Urribarri quedara segundo y Jorge Capitanich tercero, lo que imagina el mandatario bonaerense es una fórmula presidencial Scioli-Urribarri, algo que hoy la ley no permite.
Un dedazo de Cristina Kirchner, como gran electora, podría resolver el dilema. Pero el camino de una interna partidaria con varios candidatos sería más democrático e inclusivo, además de cumplir con un propósito simultáneo: frenar la mudanza de sectores internos, en especial intendentes, hacia el massismo, ya considerado por la presidenta como un espacio opositor.
Scioli sabe que no es el candidato deseado por Cristina y que no reúne la aceptación de todo el arco kirchnerista. Algunos referentes progresistas no dudan en diferenciarse abiertamente. Tal es el caso del filósofo Ricardo Forster.
"Yo rescato el valor de la fidelidad política que Scioli ha demostrado a lo largo de estos años. Es un valor importante. No fue con cualquiera en función de un negocito rápido. Fue capaz de acompañar a un proyecto que en su recorrido lo hizo crecer a él mismo. Pero Scioli no me representa en términos político-ideológicos. Sabiendo que Cristina no va a ser candidata, se abre un juego de diversos candidatos y supondrá un debate político muy interesante", señaló el también integrante de Carta Abierta.
Ante el potencial riesgo de que una porción del electorado históricamente kirchnerista decida redireccionar su voto hacia otra opción, el gobernador bonaerense alienta el florecimiento de candidatos del espacio –cuantos más mejor porque, intuye, se dividen votos entre ellos– y el llamado a una puja interna.
La modificación de la ley vendría a cerrar el círculo de su estrategia del "todos adentro". Scioli se considera capaz de traccionar un caudal importante de votos de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas, ya que allí sufraga el 37,3% del electorado nacional. El otro integrante de la fórmula, en caso de ser un gobernador, como los ya mencionados Urribarri (Entre Ríos) o Capitanich (Chaco), cumpliría un rol de "enlace federal".
Se trata de dos mandatarios ganadores en sus respectivos distritos que fueron la comidilla política postelectoral, ya que se les asignaba un lugar en el Gabinete nacional para darles mayor visibilidad. Al entrerriano, como jefe de Gabinete; al chaqueño, como ministro de Economía. Ambos negaron oferta alguna, aunque mostraron predisposición con la causa.
Urribarri, quien pasa mucho tiempo en Buenos Aires, dijo que su lugar en el mundo lo determinará Cristina. "Soy parte del proyecto y donde el proyecto disponga, estaré." Capitanich, en cambio, buscó terminar con las especulaciones, asegurando que completará su mandato como gobernador y que desde allí trabajará para fortalecer el espacio oficial.
"Descarto cualquier tipo de convocatoria. La presidenta tiene un muy buen Gabinete, ministros que pueden cumplir muy bien sus funciones. Nosotros hemos sido elegidos por la voluntad popular para ejercer la gobernación de Chaco, por un mandato determinado. Y obviamente nosotros estamos para ayudar, y eso vamos a hacer", dijo.
El plan de Scioli abraza la idea de un movimiento federal y por ello planea viajes a todo el país. Pero todo será en vano de no fortalecer su propio terreno, el bonaerense. En ese contexto se entiende el encuentro que mantuvo esta semana con decenas de intendentes.
El gobernador quiere ser presidente del Partido Justicialista provincial o, en su defecto, dejar ese título a Fernando Espinoza, amo y señor de La Matanza, el distrito más populoso de la provincia. El candidato para el cargo se conocería hoy, en el corolario de una reunión que el mandatario mantendrá con jefes comunales, sindicalistas y representantes sociales en el partido de Tres de Febrero.
Los intendentes son parte de la disputa que Scioli mantiene con Sergio Massa. Tienen despliegue y peso específico propio, y son capaces de hacerle morder el polvo a quien los quiera manejar. Muchos de ellos, reelección mediante, sobrevivieron a todos los "ismos" peronistas (menemismo, duhaldismo y kirchnerismo).
Por eso, el gobernador tiene que hacer un trabajo de orfebrería, minucioso, para lograr una red de contención en el partido, y, a la vez, sumar apoyos de eventuales aliados, sobre todo de centroizquierda, que le rehúyen y no le confían.
Sabe que la tarea no es sencilla pero –optimista como pocos– apuesta al minuto a minuto, al paso a paso, incluso en su propósito de modificar las PASO.
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/11/08/politica-107850-scioli-quiere-cambiar-las-paso.php
El artículo 22 de la ley lo prohíbe de manera taxativa: "Los precandidatos que se presenten en las elecciones primarias sólo pueden hacerlo en las de una sola agrupación política, y para una sola categoría de cargos electivos".
En otras palabras, aquel precandidato a presidente que pierde la interna se va a su casa. Lo mismo ocurre con quien lo acompañó en la fórmula. Distinto es el caso de los precandidatos a diputados, quienes aún perdiendo la interna, y si así lo dispusiese su partido, podrían intercalarse con su pares de la lista ganadora, ya que mantendrían la misma categoría de cargo electivo: la de diputado.
A esta altura, Scioli no cree que la participación de varias fórmulas presidenciales en una interna partidaria sea suficiente para evitar el cisma en el kirchnerismo y por eso buscar asegurar un lugar de poder a quien resulte perdedor.
Para bajarlo a tierra, si el Frente para la Victoria fuera a una interna presidencial y Scioli resultase ganador, Sergio Urribarri quedara segundo y Jorge Capitanich tercero, lo que imagina el mandatario bonaerense es una fórmula presidencial Scioli-Urribarri, algo que hoy la ley no permite.
Un dedazo de Cristina Kirchner, como gran electora, podría resolver el dilema. Pero el camino de una interna partidaria con varios candidatos sería más democrático e inclusivo, además de cumplir con un propósito simultáneo: frenar la mudanza de sectores internos, en especial intendentes, hacia el massismo, ya considerado por la presidenta como un espacio opositor.
Scioli sabe que no es el candidato deseado por Cristina y que no reúne la aceptación de todo el arco kirchnerista. Algunos referentes progresistas no dudan en diferenciarse abiertamente. Tal es el caso del filósofo Ricardo Forster.
"Yo rescato el valor de la fidelidad política que Scioli ha demostrado a lo largo de estos años. Es un valor importante. No fue con cualquiera en función de un negocito rápido. Fue capaz de acompañar a un proyecto que en su recorrido lo hizo crecer a él mismo. Pero Scioli no me representa en términos político-ideológicos. Sabiendo que Cristina no va a ser candidata, se abre un juego de diversos candidatos y supondrá un debate político muy interesante", señaló el también integrante de Carta Abierta.
Ante el potencial riesgo de que una porción del electorado históricamente kirchnerista decida redireccionar su voto hacia otra opción, el gobernador bonaerense alienta el florecimiento de candidatos del espacio –cuantos más mejor porque, intuye, se dividen votos entre ellos– y el llamado a una puja interna.
La modificación de la ley vendría a cerrar el círculo de su estrategia del "todos adentro". Scioli se considera capaz de traccionar un caudal importante de votos de la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas, ya que allí sufraga el 37,3% del electorado nacional. El otro integrante de la fórmula, en caso de ser un gobernador, como los ya mencionados Urribarri (Entre Ríos) o Capitanich (Chaco), cumpliría un rol de "enlace federal".
Se trata de dos mandatarios ganadores en sus respectivos distritos que fueron la comidilla política postelectoral, ya que se les asignaba un lugar en el Gabinete nacional para darles mayor visibilidad. Al entrerriano, como jefe de Gabinete; al chaqueño, como ministro de Economía. Ambos negaron oferta alguna, aunque mostraron predisposición con la causa.
Urribarri, quien pasa mucho tiempo en Buenos Aires, dijo que su lugar en el mundo lo determinará Cristina. "Soy parte del proyecto y donde el proyecto disponga, estaré." Capitanich, en cambio, buscó terminar con las especulaciones, asegurando que completará su mandato como gobernador y que desde allí trabajará para fortalecer el espacio oficial.
"Descarto cualquier tipo de convocatoria. La presidenta tiene un muy buen Gabinete, ministros que pueden cumplir muy bien sus funciones. Nosotros hemos sido elegidos por la voluntad popular para ejercer la gobernación de Chaco, por un mandato determinado. Y obviamente nosotros estamos para ayudar, y eso vamos a hacer", dijo.
El plan de Scioli abraza la idea de un movimiento federal y por ello planea viajes a todo el país. Pero todo será en vano de no fortalecer su propio terreno, el bonaerense. En ese contexto se entiende el encuentro que mantuvo esta semana con decenas de intendentes.
El gobernador quiere ser presidente del Partido Justicialista provincial o, en su defecto, dejar ese título a Fernando Espinoza, amo y señor de La Matanza, el distrito más populoso de la provincia. El candidato para el cargo se conocería hoy, en el corolario de una reunión que el mandatario mantendrá con jefes comunales, sindicalistas y representantes sociales en el partido de Tres de Febrero.
Los intendentes son parte de la disputa que Scioli mantiene con Sergio Massa. Tienen despliegue y peso específico propio, y son capaces de hacerle morder el polvo a quien los quiera manejar. Muchos de ellos, reelección mediante, sobrevivieron a todos los "ismos" peronistas (menemismo, duhaldismo y kirchnerismo).
Por eso, el gobernador tiene que hacer un trabajo de orfebrería, minucioso, para lograr una red de contención en el partido, y, a la vez, sumar apoyos de eventuales aliados, sobre todo de centroizquierda, que le rehúyen y no le confían.
Sabe que la tarea no es sencilla pero –optimista como pocos– apuesta al minuto a minuto, al paso a paso, incluso en su propósito de modificar las PASO.
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http://www.infonews.com/2013/11/08/politica-107850-scioli-quiere-cambiar-las-paso.php
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