Ramonet: “La SIP representa a los propietarios de medios”
Para el periodista, que acaba de presentar una
biografía de Hugo Chávez, “difundir información de calidad sigue siendo
muy difícil”. Libertad de expresión y resistencia a los cambios.
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Nota de Veintitrés
El célebre periodista Ignacio Ramonet habla por teléfono con una radio de Mendoza desde la mesa de un bar de un hotel porteño. Veintitrés llegó unos minutos antes del horario pautado para la entrevista que, con la espera, se hacía desear. “Ya termina”, aseguraba su asistente. Los minutos pasaban y el director de Le Monde Diplomatique en español seguía hablando. Había aterrizado en la Argentina unas horas antes y lo separaban apenas 48 horas de su regreso a París. En el medio, nadie quería perderse charlar con una de las figuras más relevantes del periodismo del siglo XX, que acaba de publicar Hugo Chávez, mi primera vida, de editorial Debate. Un libro que cuenta la vida del ex presidente venezolano antes de convertirse en la insoslayable figura que terminó siendo. La publicación, de casi 800 páginas, contiene más de 200 horas de entrevistas entre Chávez y Ramonet. Leerlo se vuelve una aventura política, literaria y cultural. El libro es indispensables no sólo para comprender el proceso bolivariano, sino que para entender mucho de lo que pasa en América Latina.
Finalmente Ramonet termina de hablar por teléfono. “Disculpa, es que me dijeron como cuatro veces ‘esta es la última’ y yo no podía cortar”. Amable, sencillo y humilde –cualidad que solo tienen los grandes–, el reconocido periodista no sólo brindó algunas claves de su libro, sino que se permitió hablar de un tema que en estos días cobró total relevancia: la Ley de Medios y el rol del periodismo.
–¿Qué valor tiene un libro así hoy en día?
–Tiene un valor de testimonio fundamental. Sobre todo, al fallecer Chávez el testimonio se queda para la historia. Es un libro que precede su llegada al poder, desde su nacimiento hasta la toma de posesión en 1999. Y Chávez aquí cuenta su propia fabricación, de dónde viene, de dónde surge, cuáles son las raíces del líder que hemos conocido. Aquí están todas sus raíces, de dónde le vienen sus ideas, su personalidad, su facilidad por las palabras, su sociabilidad. Ningún historiador en los próximos años podrá escribir sobre Chávez sin referirse a este testimonio recogido a lo largo de tres años, con la participación muy activa de él mismo, es decir, no es una conversación robada. Él preparaba estas conversaciones, tenía un equipo que armaba los materiales, los textos de su infancia, de su adolescencia, de los diversos períodos en la academia militar, durante la vida política.
–O sea, Chávez quería contar esto…
–No sólo quería, sino que se documentó para hacerlo. Hizo un trabajo de preparación, de introspección y por consiguiente es un testimonio bien trabajado por su parte. Las personas que más lo conocían en su intimidad ignoraban más de un 60 por ciento de lo que está en este libro. Él revela cosas que nunca había dicho.
–Usted cuenta que cuando le propuso la idea del libro a Chávez, él le dijo: “Ah, quiere que hablemos de mi primera vida, porque yo he tenido varias vidas”. ¿A qué se refería?
–Es que es verdad que Chávez ha tenido muchas vidas. Primero, esta primera que podíamos dividir en dos. Su vida antes de entrar en la academia militar y después de eso, porque ahí es donde él se politiza. Podemos decir que entonces hay un Chávez antes de la política y después de la política siendo militar. Su tercera vida es la de presidente, pero una antes del golpe de 2002 y otra después de ello. Es decir, por lo menos ha tenido cuatro vidas.
–Usted describe a Chávez con ocho cualidades que lo identifican, desde la “increíble soltura en lo racional y lo comunicacional” hasta su “solidaridad con los pobres”. ¿Cuál cree usted que es la más distintiva?
–Lo que más singulariza a Chávez es su formación de autodidacta. Curiosamente él ha tenido una carrera universitaria con un coeficiente intelectual fuera de lo normal, era un excelente alumno tanto en la secundaria, como de cadete, como en la facultad. Pero él se va formando a su manera, como lo siente. Primero lee muchos libros de autoayuda, de cómo triunfar en la vida, cómo comunicar. Segundo va leyendo obras que no están en los programas de universidad. Historiadores, filósofos, sociólogos, economistas y por sobre todo mucha literatura.
–Usted también lo describe como “indígena, europeo y africano”. ¿Eso se ve reflejado en la revolución bolivariana?
–Totalmente. Él desarrolla la idea de que la revolución tiene tres raíces: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Pero él también desde el punto de vista étnico tiene tres raíces que son las mismas que las del pueblo venezolano. Su abuela es indígena, su padre que es negro es afro-venezolano y su madre que es europea-venezolana que es blanca. Es decir, es el primer presidente de Venezuela que se parece a un venezolano medio. La mayoría de la población se parece a Chávez, o Chávez se parece a la mayoría. Y sin embargo, Venezuela es un país que sólo ha sido gobernado por presidentes blancos, él es el primero que se parece a la mayoría y eso es muy importante.
–Me viene otra frase que usted vierte en su libro, donde Chávez cita al pensador italiano Antonio Gramsci, que sostenía: “No hay que ir al pueblo, sino ser el pueblo”.
–Es una frase fundamental. Él conocía muy bien a Gramsci, entonces precisamente utiliza esa frase porque efectivamente si uno tiene que “ir al pueblo” tiene que aprender muchas cosas, cómo es el pueblo, cómo siente, qué cultura tiene, qué aspiraciones. Pero Chávez, justamente, era el pueblo, porque viene del pueblo. Nadie ha sido más pobre que él, ningún presidente. Era un niño pobre, criado por una abuela que no tenía recursos. Era un niño campesino viviendo del huerto, haciéndolo todo con sus manos y siendo un vendedor callejero para subsistir. Y él nunca olvidó que era el pueblo.
–Usted lo conoció en 1999 apenas asumió su primer mandato, y la última vez que lo vio fue el 7 de octubre de 2012, cuando fue a votar, unos meses antes de su muerte. Si tuviera que describir cómo era ese primer Chávez y cómo era el último, ¿cómo lo haría?
–Era exactamente el mismo. Cuando lo vi por primera vez me sorprendió su naturalidad, su sencillez, su capacidad a establecer un contacto caluroso, su capacidad a entrar rápidamente a una conversación profunda, con enormes referencias, muchas citas, tenía una memoria prodigiosa. Y la última vez que lo vi era exactamente igual.
–¿Cómo ve hoy la presidencia de Maduro?
–Yo creo que es el mejor que podía elegir Chávez. Él conocía muy bien al personal político y eligió a la persona más sólida. Maduro es un hombre muy honesto, conoce muy bien los informes, sabe lo que es la negociación al venir del ámbito sindical. Es el hombre que necesita la revolución para no sólo ser dirigida por militares sino también por civiles.
–Sin dudas las pérdidas de Chávez y de Néstor Kirchner han sido un cimbronazo para la unidad latinoamericana. ¿Cuál cree que es el peligro hoy para el fortalecimiento de las relaciones entre los países del sur del continente?
–Ambos fueron dos motores formidables, y sentimos desde su enfermedad –en el caso de Chávez– que el motor de la integración no funcionó tan bien como antes. Él creó el ALBA junto a Fidel, la Unasur, la CELAC. Era una locomotora capaz de pensar muchas cosas. El peligro entonces sería el de no intensificar estas relaciones. Todos los grandes pensadores lo han dicho, desde Bolívar hasta Fidel, desde Allende hasta Chávez. América latina cuando está unida avanza mucho más rápidamente.
–Usted es un pionero en desenmascarar que no existe el
periodismo independiente. ¿Cuál cree que es el periodismo que se viene?
¿Cuáles son los debates en los que las sociedades se van a involucrar?
–El debate es el mismo de siempre, es decir, cómo los periodistas pueden exponer primero una información sin que sea tergiversada, manipulada, falsa. El periodista es la garantía para el ciudadano de que la información que le llega no tenga todos estos defectos. En la situación actual es cada vez más difícil porque hay cada vez más información y mucha contaminación. Entonces el trabajo va a ser más complicado en la medida en que el universo digital esté produciendo más informaciones. Y siempre será un trabajo difícil. Actualmente el gran aporte ha sido Wikileaks. ¿Y qué tenemos? Los principales periodistas que han hecho avanzar esto están o encarcelados o perseguidos. Difundir una información de calidad sigue siendo muy difícil.
–La semana pasada algunos periodistas fueron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar que en la Argentina no hay libertad de expresión. ¿Coincide?
–Es ridículo. Es suficiente con venir y ver que hay total libertad de expresión, de opinión, de difusión. Pero son batallas conocidas. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es un sindicato de propietarios de medios y los propietarios de estos medios quieren mantener su privilegio de latifundistas mediáticos, no quieren reforma mediática, como los latifundistas de tierra no quieren reforma agraria. Pero la SIP no representa a los periodistas, representa a los patrones y por consiguiente dijeron que la Ley de Medios en la Argentina no iba a ser ratificada por la Justicia, y la Corte demostró que es constitucional y ya no tienen argumentos.
–Usted hizo tres biografías fundamentales. La del Subcomandante Marcos, la de Fidel Castro y la de Chávez, ¿Cuál es la próxima?
–Francamente no tengo proyecto.
–¿Pero algún personaje que le interese? Juéguesela.
–Me hubiese gustado hacer dos: una de Abraham Lincoln y otra de Lenin, me hubiese encantado tener una larga discusión con ambos. Pero va a ser complicado (risas).
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/11/08/politica-107864-ramonet-la-sip-representa-a-los-propietarios-de-medios.php
El célebre periodista Ignacio Ramonet habla por teléfono con una radio de Mendoza desde la mesa de un bar de un hotel porteño. Veintitrés llegó unos minutos antes del horario pautado para la entrevista que, con la espera, se hacía desear. “Ya termina”, aseguraba su asistente. Los minutos pasaban y el director de Le Monde Diplomatique en español seguía hablando. Había aterrizado en la Argentina unas horas antes y lo separaban apenas 48 horas de su regreso a París. En el medio, nadie quería perderse charlar con una de las figuras más relevantes del periodismo del siglo XX, que acaba de publicar Hugo Chávez, mi primera vida, de editorial Debate. Un libro que cuenta la vida del ex presidente venezolano antes de convertirse en la insoslayable figura que terminó siendo. La publicación, de casi 800 páginas, contiene más de 200 horas de entrevistas entre Chávez y Ramonet. Leerlo se vuelve una aventura política, literaria y cultural. El libro es indispensables no sólo para comprender el proceso bolivariano, sino que para entender mucho de lo que pasa en América Latina.
Finalmente Ramonet termina de hablar por teléfono. “Disculpa, es que me dijeron como cuatro veces ‘esta es la última’ y yo no podía cortar”. Amable, sencillo y humilde –cualidad que solo tienen los grandes–, el reconocido periodista no sólo brindó algunas claves de su libro, sino que se permitió hablar de un tema que en estos días cobró total relevancia: la Ley de Medios y el rol del periodismo.
–¿Qué valor tiene un libro así hoy en día?
–Tiene un valor de testimonio fundamental. Sobre todo, al fallecer Chávez el testimonio se queda para la historia. Es un libro que precede su llegada al poder, desde su nacimiento hasta la toma de posesión en 1999. Y Chávez aquí cuenta su propia fabricación, de dónde viene, de dónde surge, cuáles son las raíces del líder que hemos conocido. Aquí están todas sus raíces, de dónde le vienen sus ideas, su personalidad, su facilidad por las palabras, su sociabilidad. Ningún historiador en los próximos años podrá escribir sobre Chávez sin referirse a este testimonio recogido a lo largo de tres años, con la participación muy activa de él mismo, es decir, no es una conversación robada. Él preparaba estas conversaciones, tenía un equipo que armaba los materiales, los textos de su infancia, de su adolescencia, de los diversos períodos en la academia militar, durante la vida política.
–O sea, Chávez quería contar esto…
–No sólo quería, sino que se documentó para hacerlo. Hizo un trabajo de preparación, de introspección y por consiguiente es un testimonio bien trabajado por su parte. Las personas que más lo conocían en su intimidad ignoraban más de un 60 por ciento de lo que está en este libro. Él revela cosas que nunca había dicho.
–Usted cuenta que cuando le propuso la idea del libro a Chávez, él le dijo: “Ah, quiere que hablemos de mi primera vida, porque yo he tenido varias vidas”. ¿A qué se refería?
–Es que es verdad que Chávez ha tenido muchas vidas. Primero, esta primera que podíamos dividir en dos. Su vida antes de entrar en la academia militar y después de eso, porque ahí es donde él se politiza. Podemos decir que entonces hay un Chávez antes de la política y después de la política siendo militar. Su tercera vida es la de presidente, pero una antes del golpe de 2002 y otra después de ello. Es decir, por lo menos ha tenido cuatro vidas.
–Usted describe a Chávez con ocho cualidades que lo identifican, desde la “increíble soltura en lo racional y lo comunicacional” hasta su “solidaridad con los pobres”. ¿Cuál cree usted que es la más distintiva?
–Lo que más singulariza a Chávez es su formación de autodidacta. Curiosamente él ha tenido una carrera universitaria con un coeficiente intelectual fuera de lo normal, era un excelente alumno tanto en la secundaria, como de cadete, como en la facultad. Pero él se va formando a su manera, como lo siente. Primero lee muchos libros de autoayuda, de cómo triunfar en la vida, cómo comunicar. Segundo va leyendo obras que no están en los programas de universidad. Historiadores, filósofos, sociólogos, economistas y por sobre todo mucha literatura.
–Usted también lo describe como “indígena, europeo y africano”. ¿Eso se ve reflejado en la revolución bolivariana?
–Totalmente. Él desarrolla la idea de que la revolución tiene tres raíces: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Pero él también desde el punto de vista étnico tiene tres raíces que son las mismas que las del pueblo venezolano. Su abuela es indígena, su padre que es negro es afro-venezolano y su madre que es europea-venezolana que es blanca. Es decir, es el primer presidente de Venezuela que se parece a un venezolano medio. La mayoría de la población se parece a Chávez, o Chávez se parece a la mayoría. Y sin embargo, Venezuela es un país que sólo ha sido gobernado por presidentes blancos, él es el primero que se parece a la mayoría y eso es muy importante.
–Me viene otra frase que usted vierte en su libro, donde Chávez cita al pensador italiano Antonio Gramsci, que sostenía: “No hay que ir al pueblo, sino ser el pueblo”.
–Es una frase fundamental. Él conocía muy bien a Gramsci, entonces precisamente utiliza esa frase porque efectivamente si uno tiene que “ir al pueblo” tiene que aprender muchas cosas, cómo es el pueblo, cómo siente, qué cultura tiene, qué aspiraciones. Pero Chávez, justamente, era el pueblo, porque viene del pueblo. Nadie ha sido más pobre que él, ningún presidente. Era un niño pobre, criado por una abuela que no tenía recursos. Era un niño campesino viviendo del huerto, haciéndolo todo con sus manos y siendo un vendedor callejero para subsistir. Y él nunca olvidó que era el pueblo.
–Usted lo conoció en 1999 apenas asumió su primer mandato, y la última vez que lo vio fue el 7 de octubre de 2012, cuando fue a votar, unos meses antes de su muerte. Si tuviera que describir cómo era ese primer Chávez y cómo era el último, ¿cómo lo haría?
–Era exactamente el mismo. Cuando lo vi por primera vez me sorprendió su naturalidad, su sencillez, su capacidad a establecer un contacto caluroso, su capacidad a entrar rápidamente a una conversación profunda, con enormes referencias, muchas citas, tenía una memoria prodigiosa. Y la última vez que lo vi era exactamente igual.
–¿Cómo ve hoy la presidencia de Maduro?
–Yo creo que es el mejor que podía elegir Chávez. Él conocía muy bien al personal político y eligió a la persona más sólida. Maduro es un hombre muy honesto, conoce muy bien los informes, sabe lo que es la negociación al venir del ámbito sindical. Es el hombre que necesita la revolución para no sólo ser dirigida por militares sino también por civiles.
–Sin dudas las pérdidas de Chávez y de Néstor Kirchner han sido un cimbronazo para la unidad latinoamericana. ¿Cuál cree que es el peligro hoy para el fortalecimiento de las relaciones entre los países del sur del continente?
–Ambos fueron dos motores formidables, y sentimos desde su enfermedad –en el caso de Chávez– que el motor de la integración no funcionó tan bien como antes. Él creó el ALBA junto a Fidel, la Unasur, la CELAC. Era una locomotora capaz de pensar muchas cosas. El peligro entonces sería el de no intensificar estas relaciones. Todos los grandes pensadores lo han dicho, desde Bolívar hasta Fidel, desde Allende hasta Chávez. América latina cuando está unida avanza mucho más rápidamente.
"Es suficiente con venir y ver que hay total libertad de expresión, de opinión, de difusión. Pero son batallas conocidas"
–El debate es el mismo de siempre, es decir, cómo los periodistas pueden exponer primero una información sin que sea tergiversada, manipulada, falsa. El periodista es la garantía para el ciudadano de que la información que le llega no tenga todos estos defectos. En la situación actual es cada vez más difícil porque hay cada vez más información y mucha contaminación. Entonces el trabajo va a ser más complicado en la medida en que el universo digital esté produciendo más informaciones. Y siempre será un trabajo difícil. Actualmente el gran aporte ha sido Wikileaks. ¿Y qué tenemos? Los principales periodistas que han hecho avanzar esto están o encarcelados o perseguidos. Difundir una información de calidad sigue siendo muy difícil.
–La semana pasada algunos periodistas fueron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar que en la Argentina no hay libertad de expresión. ¿Coincide?
–Es ridículo. Es suficiente con venir y ver que hay total libertad de expresión, de opinión, de difusión. Pero son batallas conocidas. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es un sindicato de propietarios de medios y los propietarios de estos medios quieren mantener su privilegio de latifundistas mediáticos, no quieren reforma mediática, como los latifundistas de tierra no quieren reforma agraria. Pero la SIP no representa a los periodistas, representa a los patrones y por consiguiente dijeron que la Ley de Medios en la Argentina no iba a ser ratificada por la Justicia, y la Corte demostró que es constitucional y ya no tienen argumentos.
–Usted hizo tres biografías fundamentales. La del Subcomandante Marcos, la de Fidel Castro y la de Chávez, ¿Cuál es la próxima?
–Francamente no tengo proyecto.
–¿Pero algún personaje que le interese? Juéguesela.
–Me hubiese gustado hacer dos: una de Abraham Lincoln y otra de Lenin, me hubiese encantado tener una larga discusión con ambos. Pero va a ser complicado (risas).
Publicado en:
http://www.infonews.com/2013/11/08/politica-107864-ramonet-la-sip-representa-a-los-propietarios-de-medios.php
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