Miradas al Sur. Año 6. Edición número 287. Domingo 17 de Noviembre de 2013
Opinión.
La izquierda nacional afronta hoy una diferencia central: hay sectores, entre los que se encuentra el Partido Comunista, que apoyan al Gobierno Nacional, que quieren mantener abierto el proceso actual y profundizarlo hacia cambios estructurales que permitan imaginar y construir una era poscapitalista, en línea con las izquierdas que forman parte autónoma de los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Y hay sectores que están en contra del proceso argentino y latinoamericano, que presentan planteos reformistas; en general, con una agenda que coincide objetivamente con los sectores de poder y se encuentra a la derecha del propio kirchnerismo. Es a estos últimos sectores, y aquí la imprescindible autocrítica, a los que mejor les ha ido en las últimas elecciones legislativas, salvo brillantes excepciones como Alternativa Popular en Capital Federal –con la plataforma más avanzada del país– y el ingreso del primer diputado comunista, Juan Larrea, a la Legislatura de San Luis.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) ha hecho una elección histórica. Ha sido el frente electoral que más ha sabido aprovechar el resurgimiento de la identidad político-cultural de la izquierda, ayudado por un nombre atractivo que incluye la definición ideológica y –sin dejar de destacar el esfuerzo cotidiano de sus militantes– por las corporaciones mediáticas antigobierno que les brindaron espacio ilimitado, como el Grupo Clarín y el Vila-Manzano, este último especialmente en Mendoza.
Nuestra izquierda, la que apoya los procesos populares del subcontinente, ha estado invisibilizada, perdida dentro del universo de organizaciones kirchneristas y sin agenda propia. Cabe aquí hacer un mea culpa: Nuevo Encuentro, la fuerza de centroizquierda que estaba llamada a ocupar ese espacio, fue perdiendo autonomía y su perfil se desdibujó. El Partido Comunista, integrante de NE, no logró plantear un apoyo por izquierda, ni visibilizarse como una fuerza que defiende este proceso, pretende profundizarlo, enfrenta conspiraciones de la derecha pero mantiene el enfoque autónomo imprescindible para impulsar el avance.
Experiencias como Alternativa Popular, la lista que consiguió instalarse en Capital en apenas 45 días y logró con un programa avanzado cerca de 80 mil votos y una banca para Pablo Ferreyra en la Legislatura, marcan el camino. La izquierda popular y antiimperialista debe aparecer con perfil propio, y señalar –en un momento en el que muchos hablan de un nuevo ciclo de desarrollo en Argentina– que si hay una nueva etapa en nuestro país es la de la profundización de la integración regional, la estatización de los ferrocarriles, la recuperación de la potestad nacional sobre el subsuelo, el paso de la actual distribución del ingreso a una profunda distribución de la riqueza.
Mientras la derecha, aún fragmentada (y con la colaboración indirecta de la izquierda antikirchnerista), traza estrategias para hacer retroceder el histórico proceso que vivimos, la izquierda que forma parte del avance regional debe unirse en un frente amplio y profundo, que nos permita aprovechar los vientos de la historia e impulsar una nueva era: la era en la que los pueblos gobiernen por y para los pueblos, y le demos forma al socialismo del Siglo XXI que está allí en el horizonte, invitándonos a caminar.
Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/izquierda-popular-y-antiimperialista-con-perfil-propio
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