José Manuel de La Sota fue elegido Gobernador de Córdoba con el voto del 43% del electorado de esa provincia, superando claramente a sus rivales : el candidato del Frente Cívico Luis Juez (28% ; es un hombre cercano a Hermes Binner) y al radical Oscar Aguad (23% ; apoyado por Ricardo Alfonsín).
De La Sota es un peronista tradicional, clásico, sazonado con algo de conservadurismo y liberalismo, que recibió apoyo de figuras peronistas antikirchneristas afines, e incluso de un sector del PRO porteño. Pero él ha evitado pronunciarse categóricamente : entre el peronismo kirchnerista, y el peronismo que fuera “federal”, hoy reducido a conservador, De La Sota ha mantenido un espléndido aislamiento, una cuidadosa equidistancia que probablemente decante en apoyo hacia algún sector cuando, tras las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias), el panorama sea más claro.
De La Sota probablemente esté pensando en su precandidatura presidencial para el 2015, y para ese objetivo el mejor escenario posible es una reelección de CFK que abra el juego, dentro de 2 o 3 años, a todos los posibles candidatos que hoy aparecen en segunda línea, opacados por la alta imagen positiva de la actual mandataria. Este resultado sacaría a la vez de competencia a aquellos que, en caso de ganar Cristina en octubre, resultarían derrotados (Duhalde, los hermanos Rodríguez Saá, Alfonsin y Binner).
Córdoba representa un nuevo triunfo “oficialista”. Y aquí no usamos la palabra como sinónimo de ninguna fuerza política en particular , sino como denominación de la fuerza política que ejerce el gobierno en cada lugar.
Ya se han realizado una docena de elecciones provinciales y, en todas, ha triunfado el oficialismo local ; en la única en la que no pasó esto (Catamarca), el que celebró fue el oficialismo nacional.
Repasemos : en Capital Federal fue reelegido Mauricio Macri, del PRO ; en Santa Fe fue electo el socialista Antonio Bonfatti, candidato oficialista del gobernador Binner ; en Tierra del Fuego y Neuquén retuvieron la gobernación los partidos locales que ya la ejercían ; en Salta, Misiones, Córdoba y La Rioja ganaron distintas versiones del justicialismo, algunas más cercanas al gobierno nacional y otras menos. En Chubut hubo un virtual empate entre el oficialismo provincial y el oficialismo nacional, definido a favor del primero por muy poco.
Ninguna fuerza que sea opositora a la vez al gobierno nacional y al provincial logró la victoria. Todos los ganadores fueron candidatos que son oficialistas en alguno de los dos niveles, o en ambos.
Estos resultados muestran a las claras cuál es la perspectiva que los ciudadanos tienen sobre la realidad nacional. Y aquí hay que ser muy claro : cuando la gente está disconforme triunfan los opositores, sean éstos nacionales o locales. Una serie tan abrumadora de triunfos oficialistas, algunos muy contundentes, indican que la mayoría de la gente está conforme con su situación , y desea que todo siga igual.
Es decir : las mayorías votaron por la continuidad, no por el cambio.
Estos resultados permiten sacar algunas conclusiones, y generan a su vez preguntas, interrogantes.
En primer lugar, podemos concluir que esta docena de elecciones reflejan un país donde las cosas funcionan medianamente bien y la gente, conforme con su situación y la del país, no desea cambios que las alteren.
Es un país muy distinto al que muestran los principales medios gráficos, radiales o televisivos de orientación opositora –al gobierno nacional-.Nada parecido al escenario apocalíptico que nos presentan algunos candidatos y referentes opositores.
La segunda conclusión es que, casi con seguridad, aquellos candidatos que han centrado su campaña en el concepto de “cambio”, posiblemente hayan errado su eje publicitario ; quizás estén siendo víctimas de su propio discurso ultraopositor, víctimas de su propia propaganda.
La gente está, masivamente, votando en contra del cambio.
Respecto a los interrogantes, uno podría preguntarse si todos los gobernadores provinciales triunfadores son tan capaces, o si todos, cualquiera sea su signo político, se han visto beneficiados por una suerte de “viento de cola” kirchnerista generado por un gobierno nacional que ha construido un escenario macroeconómico de crecimiento y consumo.
Curiosamente, la expresión “viento de cola” ha sido usada hasta el hartazgo por las fuerzas políticas y mediáticas opositoras para restarle méritos a los logros económicos del gobierno. Según esta interpretación, logros del gobierno nacional tales como las altas tasas de crecimiento de la economía, el superávit fiscal y comercial y el crecimiento de las reservas serían responsabilidad, no de las políticas de la Casa Rosada, sino de un misterioso “viento de cola” generado por la situación internacional.
Esta interpretación es obviamente muy pobre ya que, si bien algunas materias primas que Argentina exporta han alcanzado valores record, el mundo vive desde el 2008 en una crisis global de proporciones épicas, que a la Argentina y a otros países latinoamericanos “heterodoxos” apenas si les ha hecho cosquillas. Esto no ha sido por casualidad, sino justamente debido a esos políticas heterodoxas en las que el kirchnerismo ha sido casi pionero.
Pero, a nivel interno, las cosas son algo distintas. Evidentemente, la favorable situación macroeconómica generada en todo el país por las políticas anticíclicas y neokeynesianas del gobierno central, han impulsado un cálido “viento de cola” a todas las administraciones provinciales.
Todos los gobiernos provinciales re-electos, incluso los que tienen un perfil férreamente opositor, deben agradecer una parte sustancial de sus votos a la labor de Cristina Fernández.
Dilucidar el último interrogante es más complejo. Porque, como suele suceder en todos los fenómenos sociales y políticos, una parte de la interpretación es especulativa, ya que, muchas veces, las conductas humanas en sociedad muestran sutiles complejidades.
Por lo tanto, el último interrogante no podremos despejarlo , con absoluta seguridad, hasta fines de octubre. Porque la gran pregunta es si esa “regla de oro” de los reiterados triunfos de todos los oficialismos es o no aplicable a la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner.
Si es así, como parece lógico y probable, la actual mandataria podría ser reelecta con un resultado tan o más categórico que el obtenido ayer en Córdoba por José Manuel de la Sota.
Ella es la única que puede garantizar sin lugar a dudas la continuidad, evitando el “cambio seguro” que prometen otros, y que suena, en el actual contexto nacional e internacional, a un irresponsable “salto al vacío”.
Adrián Corbella, 8 de agosto de 2011.
NOTA PUBLICADA TAMBIÉN EN :
Revista Redacción Popular
http://www.redaccionpopular.com/articulo/argentina-se-acelera-la-carrera-electoral-dos-notas
Y EN
"Diario24" de Tucumán
http://www.eldiario24.com/nota/229697/cordoba-otro-triunfo-oficialista.html
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