Si de elecciones hablamos, lo único
absolutamente seguro es abrir las urnas y contar los votos. En este sentido no
tendremos respuestas inobjetables hasta octubre, cuando termine el escrutinio
de las elecciones presidenciales.
Pero hay diversos métodos previos para inferir
posibles resultados. Los más confiables son otras elecciones, como las PASO o
las elecciones locales de cada provincia, los menos confiables las encuestas,
que aciertan tantas veces como yerran.
Las elecciones locales, justamente por serlo,
por reflejar realidades provinciales, a veces dejan más incógnitas, interrogantes, que respuestas. En este año tan electoral de la Argentina han ganado en
5 provincias fuerzas locales que no tienen un correlato nacional claro, y en
una sexta se da otra situación atípica.
“Juntos somos Río Negro”, que ganó con más del
50% de los votos, no apoya a ningún candidato presidencial. El gobernador
Weretilneck ha manifestado su disposición a negociar con el candidato del FpV un acuerdo programático
que beneficie a la provincia de Río Negro .
En Neuquén, el triunfante MPN no presenta
candidato presidencial propio, y generalmente orbita en torno al FpV y el PJ.
En Córdoba la UPC de Schiaretti se vincula a De La Sota, quien casi con
seguridad perderá la interna presidencial con Massa, dejando al cordobecismo-la
versión local del peronismo tradicional- huérfano de candidato propio.
En Corrientes y Mendoza han triunfado alianzas opositoras, pero que
representan a varios candidatos presidenciales, por lo que no es claro que
todos los votos confluyan en una sola persona, ni que Scioli no pueda cosechar
parte de esa dispersión.
En CABA finalmente, “Cambiemos” presentó dos
fórmulas (PRO y ECO), que salieron primera y segunda, no resultando evidente que todos
esos votantes respalden masivamente la fórmula presidencial del espacio
(Macri-Michetti, seguramente). Parece razonable que parte de los votantes de
Lousteau voten en las presidenciales a Massa, Stolbizer, o el propio Scioli, ya
que el candidato presidencial del FpV tiene un perfil bastante distinto a
Mariano Recalde. No parece aventurado especular que Scioli logrará atraer en
CABA más votantes que Recalde, candidato de buena imagen y gestión pero que
representa al kirchnerismo más puro (y por ende el menos potable para el
votante porteño).
Lo que si podemos señalar es que ya ha votado
(en PASO o elecciones locales) el 41,8% del padrón. Los distritos que votaron
incluyen algunas provincias K (Salta, La Rioja, Chaco) pero comprenden, casi en su
totalidad, los distritos donde el FpV tiene más dificultades para hacer pie:
CABA, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Corrientes. Distritos donde en estas
elecciones obtuvo el segundo e incluso el tercer lugar.
Otro caso donde el resultado nacional puede
diferir bastante del local es Salta. En la provincia norteña, el gobernador
Urtubey (FpV) fue reelegido con casi el 50% de los votos, derrotando a otra
fórmula “peronista”, encabezada por el ex Gobernador Romero, que contaba con el apoyo de Macri y de Massa (el tigrense
tiene como candidato a vicepresidente a un salteño). No sería de extrañar que
los votos del romerismo se dispersen entre distintos candidatos, y que una
parte de ellos confluyan con los votantes de Urtubey apoyando la candidatura de
Scioli-Zannini. Si esto se produce, Scioli superaría en Salta el cincuenta por
ciento de los votos.
Sin embargo, en este 41,8 % del país, que
repetimos es el más difícil para el kirchnerismo, el FpV obtuvo el 31,8% de los
votos (1). Este porcentaje no parece un techo, sino un piso, ya que tiene el
plus adicional de intentar captar votos en los cinco distritos cuyas fuerzas
ganadoras no tienen candidato presidencial propio, y en CABA.
Esto representa entonces casi un tercio de los
votos, posiblemente con un techo más arriba de esa cifra, en las partes del país más
hostiles al oficialismo.
Para el otro 58% dependemos de fuentes menos
confiables, como las encuestas. Las encuestas tienen un margen de error
importante del 2 o 3% (que inhiben aclarar un panorama de tanta paridad como
fue, por ejemplo, el santafesino), y pueden ser sutilmente direccionadas en un
sentido o en el otro.
Parte de ese 58% es la Provincia de Buenos
Aires, que tiene el 38% del padrón electoral. Es un distrito fuerte del
kirchnerismo, donde éste incluso perdiendo (como en las elecciones legislativas
de 2009 y 2013) alcanzó un tercio de los sufragios. Hoy todas las encuestas dan
entre un 40 y 50% de intención de votos al FpV en la provincia, con una primera
mandataria con una imagen positiva del 54%,y los opositores divididos y a casi
20 puntos de distancia. No parece irracional postular un triunfo K en la
provincia con cifras no menores al 40% y muy posiblemente superiores al 45%... (2)
Este resultado, sumado al 31,8 % anterior daría
un piso del 40% de los votos en un territorio que comprende 80% del padrón (38%
de PBA y 42% de las que ya votaron).
¿Qué nos queda por analizar?... Un 20% del
padrón. Comprende una multitud de provincias medianas o chicas. Una sola es una
provincia donde el FpV no hace pie. En las demás suele ganar por diferencias
muy importantes.
San Luis es el feudo de los hermanos Rodríguez
Saá, peronistas no K, que no tienen un candidato presidencial fuerte (Adolfo
probablemente no llegue al 5%). En la provincia puntana, que no tiene muchos
habitantes (casi 500 mil), el kirchnerismo suele ser segundo, y no es imposible
un acuerdo entre el peronismo local y el candidato del PJ-FpV, Daniel Scioli.
Las demás provincias, tienen, al menos
antecedentes de triunfos kirchneristas por cifras apabullantes. Si consultamos
los resultados de 2011 por ejemplo, tenemos los siguientes números: Santiago
del Estero 82%, Formosa 78%, Santa Cruz 75%, Catamarca 70%, Misiones 67%, San
Juan 65%, Tucumán 65%, Jujuy 64%, Chubut 59%, La Pampa 58%, Entre Ríos 55%,
mientras que en San Luis el FpV salió segundo, pero con 31,4 % (3).
Se puede argumentar que han pasado cuatro años,
que Cristina no es candidata (aunque tiene una imagen positiva nacional cercana
al 50%)… se pueden argumentar muchas cosas, pero parece difícil que se baje
tanto desde esas cifras como para alcanzar el 31,8 % del primer grupo de
provincias, o siquiera el 45% de PBA.
Las elecciones se ganan en las urnas, y es
necesario contar los votos. Falta un mes para las PASO y cinco para las
elecciones de octubre. Sin embargo, las perspectivas del oficialismo son muy
buenas para ganar en primera vuelta, objetivo que se alcanza sea obteniendo 40%
de los votos con diez por ciento de diferencia con el segundo, sea saliendo
primero con más del 45% de los votos.
Sin embargo, a estos números fríos del hoy, hay
que agregarle el efecto polarización, que seguramente se producirá, ya que las
PASO están funcionando como una primera vuelta, y ésta pasa a reemplazar al
ballotage.
En agosto, las PASO nacionales van a dejar como
claros favoritos a Daniel Scioli y
Mauricio Macri, lo que hará que muchos de los que votaron a otros candidatos
anticipen el ballotage en primera vuelta
optando por uno u otro (4). El que más puede perder en este proceso es
Massa, y, en caso de pasar las PASO, Adolfo Rodríguez Saa. Los menos afectados
por este “voto útil” serían las candidaturas de Stolbizer y el FIT (Frente de
Izquierda y de los Trabajadores).
Como en un enorme tetrys, las piezas giran en
el aire mientras bajan, inexorablemente, para ocupar un lugar en el tablero.
Habrá que esperar el veredicto de las urnas.
Adrián Corbella
13 de julio de 2015
Adrián Corbella
13 de julio de 2015
NOTAS:
(1): Tabla que aparece en el texto, y fue realizada
por la consultora Giacobbe y asociados. Los datos duros en los que se basa se
pueden consultar en cualquier medio periodístico que haya cubierto esas
elecciones.
(2): Encuesta del CEOP (Roberto Bacman) publicada por Página 12
del 12-07-15 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-276934-2015-07-12.html
(3): Ver
por ejemplo http://www.lanoticia1.com/noticia/elecciones-2011-resultados-oficiales-provincia-por-provincia-22946.html
(4): Así como hay votantes hostiles al
kirchnerismo que ante una polarización optarían por Macri, hay otros hostiles a
Macri que, no pudiendo ganar su candidato, elegirían a Scioli. Este fenómeno se
ve incrementando por la tendencia a la unificación de las distintas vertientes
justicialistas detrás de la fórmula Scioli-Zannini, que ya es un hecho en
provincias como La Pampa
o Santa Cruz.
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