sábado, 11 de julio de 2015
¿Capitulación o Realpolitik?, por Alejandro Robba (para "INFOnews" del 11-07-15)
Apocas horas de la cumbre del domingo 12 de julio, citada por los líderes de los 28 países del Eurogrupo para definir la situación de Grecia, el presidente Tsipras presentó una nueva propuesta para negociar el rescate a su deuda que incluye, según sus propias palabras, "reformas creíbles" que buscan alcanzar un acuerdo "económico y socialmente justo" con los acreedores de su país. Del ultimátum dado por Merkel sobre que el domingo se define el futuro griego, la prensa adicta europea festejó con frases tales como que "ya no hay más tiempo para tretas, regateos, ni atajos helénicos". ¡Vaya forma de revertir la carga de la prueba!
Apocas horas de la cumbre del domingo 12 de julio, citada por los líderes de los 28 países del Eurogrupo para definir la situación de Grecia, el presidente Tsipras presentó una nueva propuesta para negociar el rescate a su deuda que incluye, según sus propias palabras, "reformas creíbles" que buscan alcanzar un acuerdo "económico y socialmente justo" con los acreedores de su país. Del ultimátum dado por Merkel sobre que el domingo se define el futuro griego, la prensa adicta europea festejó con frases tales como que "ya no hay más tiempo para tretas, regateos, ni atajos helénicos". ¡Vaya forma de revertir la carga de la prueba!
Desde que asumió el gobierno de Syriza a principios de este año, la negociación política con la Unión Europea siempre estuvo obturada y le vinieron pateando la pelota afuera cada vez que se sentaban con algún dirigente de peso. Según afirman desde el mismo gobierno griego, les pasó en varias oportunidades con Merkel y con Schäuble, el ministro de Finanzas alemán, que sus respuestas eran: "Nuestra decisión política es consultar con los equipos técnicos. No podemos tener una decisión política sin una decisión técnica."
Viendo la película ya casi en su final, se nota que la estrategia europea fue poner de rodillas al nuevo gobierno griego, humillarlo hasta el 30 de junio –fecha en que caería en default con el FMI- para escarmentar a Syriza y así evitar que surjan nuevos actores similares en los demás países de la Unión. Así las cosas, la respuesta política griega fue el referéndum donde se hizo fuerte el NO al ajuste que le dio a Tsipras un notable respaldo moral y político, pero que no le ha servido para frenar la avanzada de la troika sobre el pueblo de la democracia occidental más antigua del mundo. Esta semana Angela Merkel, declaraba que la nueva propuesta debería "ir más allá" de las últimas medidas que exigía la troika, si querían concluir el segundo programa de rescate.
Sin prestar ninguna atención al resultado de la consulta popular, como si no hubiera sucedido, la señora Merkel reclamó un ajuste mayor y el resultado del apriete no se hizo esperar: la propuesta griega supera las ya injustas condiciones de la anterior.
¿Capitulación o realpolitik?
Si se observan los titulares de los medios europeos y locales: "Los mercados tomaron con optimismo la nueva propuesta griega", "Bolsas del mundo se ilusionan con acuerdo con Grecia y suben fuerte", se verificaría a nuestro entender que –como lo hemos vivido en nuestro país con los titulares posteriores al blindaje o al megacanje- lo bueno para "los mercados" será pésimo para el pueblo griego. Ahora se están comprometiendo a ahorrar del sistema de jubilaciones entre un 0,25% y un 0,5 % del PBI durante 2015, y un 1% a partir de 2016. También, eleva el IVA en restaurantes del 13% al 23% y reduce la tarifa mínima del 6,5% al 6% para medicamentos, libros y teatro.
Además, en el paquete de ajuste habrá recortes a la Defensa de 300 millones de euros para fines de 2016; un alza en los impuestos a las compañías navieras y el fin de las exenciones a sus islas; un cronograma de privatizaciones de aeropuertos y puertos, y ventas de acciones de otras empresas públicas. A cambio, el gobierno griego propone que los acreedores reduzcan sus pretensiones sobre las metas de superávit primario para los próximos cuatro años, y fondos por 53.500 millones de euros para cubrir sus obligaciones de deuda hasta junio de 2018.
Una lectura más fina de los escenarios que se abrieron después del referéndum, podría instar a pensar que Grecia apostaba a que Europa no los empujaría fuera del Euro porque habría un efecto dominó y se pondría en riesgo la propia continuidad de la Unión, pero la realidad es la única verdad.
En la columna pasada decíamos que Europa jugaba con fuego, y lo sigue haciendo. Por ahora, David parece que no está en situación de pelearle a Goliat, y busca ganar tiempo para salir del ahogo financiero que le ha propinado la troika para empujar a Atenas a que acepte sus condicionalidades. La necesidad de salir del corralito bancario, con la asistencia del Banco Central Europeo (BCE), es esencial para que los bancos griegos sigan en pie. La institución monetaria europea no tardó mucho en responder al No del plebiscito. A última hora del lunes, anunció que endurecería las condiciones para garantizar la liquidez del sistema financiero asumiendo, con ello, el riesgo de provocar un completo hundimiento bancario.
Además, decidió "reforzar" las condiciones impuestas a los bancos prestatarios para acceder a los fondos de urgencia, con la aplicación de un descuento en torno al 10% a los títulos aportados como garantía (colateral) por los bancos griegos. Según el BCE, el deterioro de la calidad de estos títulos aportados como garantía –fundamentalmente títulos del Estado griego– justifica la medida.
"Si hacen esto, la situación va a ser verdaderamente seria. Parece una tentativa de derrocar al gobierno", declaraba el domingo Euclide Tsakalotos, entonces responsable de la negociación y convertido en ministro de Finanzas tras la salida de Varufakis.
Cortar el chorro de los fondos de urgencia, en el momento en que el sistema bancario griego, cerrado desde hace más de una semana, se asfixia, supone correr el riesgo de conducirlo a la quiebra y a la salida del euro. A riesgo de perder todo el capital político heredado del referéndum, Tsipras parece haber decidido que, sin corto, no hay largo plazo y las reformas pactadas –si son aprobadas por la troika- le darán el ansiado desahogo para salir del corralito, pero sólo eso.
El tiempo que gana le servirá para rearmar su estrategia y volver al ruedo, pero ahora sabe que Europa lo quiere más afuera que adentro. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Publicado en:
http://www.infonews.com/nota/233074/capitulacion-o-realpolitik
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