No entienden qué paso desde 2003 a la fecha y se obstinan en oponer equidad a crecimiento. Para ellos, los salarios van al final de la cuenta.
Los economistas ortodoxos de nuestro país suelen ser muy básicos en sus explicaciones sobre la economía argentina y en las recomendaciones de política. Según ellos, la causa de los problemas sería una obstinación de los nativos por mejores condiciones de vida que hacen que los salarios se incrementen y suban los costos de producción impidiendo que la economía crezca.
La solución para la ortodoxia es terminar con esa obstinación por tener mejores condiciones de vida. Para ello hay que bajar los salarios mediante políticas recesivas que hacen posible mejorar los beneficios y recuperar el crecimiento. De esa forma surge en los ortodoxos la creencia, o simulación de tal, de que crecimiento y equidad no van juntos. Lo que es peor: que una sociedad más equitativa puede ser un obstáculo para el crecimiento.
Lucas Llach, el flamante precandidato a vicepresidente por el radicalismo que completa la fórmula de Ernesto Sanz, es uno de los máximos expositores de esa idea. Desde el radicalismo fue presentado como un académico consciente y preocupado por los problemas económicos de nuestro país, pero sin aclarar cuáles son a su entender esos problemas.
En su libro de 2004 Entre el crecimiento y la equidad. Ascenso y caída de la economía argentina. 1880 – 2002 escrito junto a Pablo Gerchunoff, el joven economista plantea que la dicotomía crecimiento versus igualdad se puede corroborar en distintos períodos de nuestro país y en los numerosos problemas macroeconómicos que se derivan de la testarudez de los trabajadores argentinos por obtener mejores salarios.
Gerchunoff y Llach hijo sostienen que el endeudamiento externo durante la última dictadura cívico militar fue culpa de los trabajadores. Sucede que a ningún gobierno le gusta ser impopular, argumentan, por lo que el dictador Videla debió recurrir a la deuda externa para “mantener salarios altos en dólares”.
El fanatismo interpretativo hizo de las suyas cuando analizan lo ocurrido en la década del '90 y le echan una vez más la culpa del déficit fiscal crónico del Estado a los salarios. Los gobernantes debieron incurrir en excesivos gastos corrientes (sueldos) no pudiendo bajarlos en la medida en que se necesitaba. Conclusión: el ajuste estructural y recesivo de los 90 debería haber sido mayor.
El endeudamiento de los '90 fue originado también por la pasión que tienen los trabajadores y amplios sectores de la sociedad argentina de vivir mejor. Sostienen los cruzados del ajuste, sin atisbos de vergüenza, que el endeudamiento externo de aquella década fue para sostener un sistema que permitía un tipo de cambio apreciado y salarios altos en dólares.
En ese esquema de pensamiento las paritarias, las mejoras en los niveles de empleo, las asignaciones sociales y la inclusión social son demostraciones de esta obstinación argentina llamada equidad, que tantos problemas le causa a la economía y que debe dejarse de lado para dar paso al crecimiento. Las políticas a implementar se caen por su propio peso: congelamiento de salarios, eliminación de convenios colectivos, recorte de partidas presupuestarias y, fundamentalmente, ajuste del tipo de cambio con una devaluación que haga caer el salario en dólares y que disminuya el poder adquisitivo de los trabajadores.
Resulta irónico, pero hoy nos encontramos a once años de la publicación del libro de Gerchunoff y Llach hijo y al mismo tiempo, de la continuidad de un proyecto político que llevó adelante un proceso ininterrumpido de crecimiento con inclusión social que destruye la validez de los argumentos sostenidos por ambos.
La ortodoxia argentina sigue obstinada con la caída de los salarios y su necedad radica en presentar como "accidentales" los hechos ocurridos desde 2003. Entre otras carencias, los profesantes de la ortodoxia en economía tienen el problema de no contar con una teoría capaz de explicar lo sucedido, logro que les permitiría entender qué pasó.
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http://www.infonews.com/nota/226090/a-los-ortodoxos-les-falla-la-teoria
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